Buscaron urgentemente una mujer para acompañarla. La edad no perdona y la soledad de las horas pesa. Ella es una chica polaca. Muy maja, de unos cuarenta años. Domina el castellano desde hace años. No tiene familia en España. Y en Cracovia le queda solo algún que otro primo y parientes lejanos. Ana se llama. Han hecho buenas migas. Hace la comida. Lleva la casa. Pero sobre todo es una agradable compañía. La mujer a la que cuida tiene 80 y pocos años, se llama Dolores. Es una mujer triste y depresiva. Sus sobrinos la visitan poco. Tiene mucho que contar pero nadie a quien contar. Hasta que llega Ana. Le habla de las revistas de arte que ha coleccionado. De los libros que le dejó su marido. Primeras ediciones. De los cuadros que adornan las paredes. De la casa en Asturias. Ana escucha. Por primera vez en muchos años alguien escucha
Han pasado dos años. Ana se encuentra mal. Tiene molestias y desórdenes que la martirizan. Descubren que tiene un cáncer. Un pronóstico muy malo. Está cansada. Tiene que empezar sus ciclos de quimioterapia.
Dolores se ha convertido en su refugio. Ella se ocupa de todo. De las citas. De su cuidado. Han contratado a una chica joven ecuatoriana para hacer las tareas.
Los sobrinos encuentran a su tía feliz por primera vez en años. Dolores sufre por Ana. Pero la hace reír. La anima a salir adelante. Tenemos que ir a Asturias este verano que viene….
Dolores y Ana.
CASA FUNDADA EN EL 2005. Me dicen que si no tienes un blog no existes. No es que tenga muchas ganas de existir en este mundo sutil de los blogs pero tampoco quiero quedar como un ser extravagante.
14 de octubre de 2007
Cuento de otoño 1
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Maravilloso relato. Tan real. Al final lo que nos anima es la vida misma la propia o la ajena.
Un saludo desde Asturias, por cierto estamos teniendo un maravilloso otoño. Mejor que cualquier primavera y por supuesto mejor que el último verano.
Gracias Loly por valorar el cuento. Pude disfrutar a finales de Set unos dias en Ribadeo. Fantástico. Espero que dure hasta mediados de Noviembre que tengo que volver.
Tienes razón, lo que nos empuja es la vida misma. Aunque a veces sea tambien la vida misma quien nos deje "escarallaos"
Publicar un comentario