24 de agosto de 2023

LA EMBESTIDURA DE FEIJÓO

 



Una dirigente católica se manifestaba en Twitter recientemente a favor de la "EMBESTIDURA" de su héroe Feijóo. El cachondeo de sus lectores fue glorioso.


Pero puede que no esté la buena señora muy lejos del acierto político ya que no del lingüístico.


Feijóo va camino del encierro festivo en los sanfermines del Congreso. Creo que los cerebros en la sombra que le están ayudando en la tarea no le quieren bien o les falta un hervor.


Tiene más de un mes de embestir contra paredes de piedra y de ladrillo con riesgos para su frágil cabeza de chorlito. En política rige el sentido de la realidad por encima de cualquier otro. Las ilusiones suelen ser traicioneras y en el mejor de los casos constituyen una pérdida de tiempo. Todo acredita que va camino de un no rotundo a su empeño en formar gobierno. Los únicos partidos de su arco ideológico que podrían sumarse son el PNV y Junts. No hay nadie con la cabeza en su sitio que crean que es posible conseguir sus votos o sus abstenciones. El primero, el PNV, por haberlo afirmado por activa y pasiva a lo largo de toda la campaña y por razones evidentes de política vasca, no suena razonable a meses de las elecciones vascas dar un giro de media esfera a su comportamiento político. Y de Junts que decir. Una vez que conquistan una posición política de aparente privilegio no van a utilizarla de manera gratuita. No sabemos qué oferta pueden recibir del PP que les satisfaga. Cualquier intento del PP de mostrarse cercanos puede suponer, al contrario, un riesgo de perder anclajes con su fiel público que ha hecho de Puigdemont la bestia parda que contamina todos sus sueños. Vía cerrada.


Pero bueno, algunos me dirán que existen otras vías para lograr abstenciones que ahora nos parecen imposibles. Tránsfugas o traidores de las filas del PSOE o de SUMAR se llama la operación. El Tamayazo Dos. Creo que se equivocan los que calculan ese riesgo. Pero no por la dificultad de encontrar tales mirlos blancos en las filas de la izquierda. Claro que es posible encontrarlos. El ser humano es corruptible. Incluso aportaré más tarde otra teoría no tan descabellada como podría parecer.


Las cuatro abstenciones que el PP puede estar buscando en las filas de la izquierda son una carga ética de tal envergadura que el gobierno nacido de esa circunstancia estaría abrasado desde el primer momento. Y el rey Felipe que habría propiciado esa alternativa indeseable señalado con el dedo de la ignominia. 


Pero hay otra razón a invocar mucho más poderosa. Para qué iba a querer asumir el PP un gobierno en ese estado de precariedad. Un gobierno incapaz de obtener mayorías mínimamente útiles para sacar adelante, no ya su programa de máximos de "derogación" del acervo legislativo obtenido por el gobierno Sánchez, ni siquiera capaz de conformar presupuestos o medidas económicas o políticas racionales que obtengan el consenso de su numerosa oposición sin el riesgo de perder a su mejor aliado, el partido de Abascal.


Llegados a este punto del análisis sigo sin ver las razones que están animando a Feijóo a embarcarse en la producción de este guión absurdo. Dicen que hasta los tontos y los locos tienen sus razones. Razones de autoimagen dicen algunos. Feijóo odia que le comparen con el Rajoy de la espantada ante el rey cuando se negó a asumir el reto de formar gobierno en una tesitura parecida. O peor aún que le comparen con Inés Arrimadas que salió corriendo, textual, después de ganar las elecciones catalanas. Arrimadas aún sigue corriendo por cierto. No creo yo que Feijóo se deje llevar por esas pasiones tan infantiles. Pero de ser así menudo liderazgo el del PP. Casi mejor Casado con toda su licenciatura en Harvard Aravaca. Incluso la señora Ayuso parece más espabilada. 


Por muchas vueltas que le doy al asunto no logro adivinar las razones profundas de la embestida del gallego. Lo único que se me ocurre es la necesidad de hacer correr el plazo límite de unas nuevas elecciones para no dar tiempo a Sánchez en construir su mayoría parlamentaria para la investidura. Pero  en este caso Feijóo también se equivoca profundamente. Los posibles socios incómodos para Sánchez, particularmente los seguidores de Puigdemont, suelen necesitar un petardo en sus partes para mover el culo. Sólo con un punto final se mueven. Encuentran siempre placer provocando a sus interlocutores con la impavidez de quién no se juega nada. Técnicas negociadoras lo llaman. Traduciendo: con puntos finales se aceleran las soluciones finales. 


Y ya para finalizar la traca que ilumina la pista de juego tal como les prometí. Ante la disyuntiva de unas nuevas elecciones, provocadas por la negativa inflexible de los Puigdemont de turno, cabe que algunos dentro del parlamento prefieran una solución creativa. Unas abstenciones tácticas que le otorguen al compañero Feijóo el gobierno que tanto ansía. Antes que perder todo entregar la prenda rota y desencajada de un gobierno en minoría e imprevisto. Feijóo se caga por los pantalones rotos. 


Esto promete ser divertido. En estas circunstancias Sánchez supera a Feijóo como jugador de póker y capacidad táctica como ha sabido demostrar en tantas ocasiones. Siempre tiene una jugada sorpresa. 


Feijóo va a ser embestido por la realidad pero todavía no lo sabe. No se lo digan. Que quede entre nosotros.



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