15 de julio de 2013

El caso Bárcenas y la emergencia de los programas de televisión de política- basura






Uno de los fenómenos mas recientes y de moda en los grandes medios de comunicación es el de los programas de televisión que aplican técnicas propias de los reality news y de las tertulias de cotilleos a la información política. Llenan horas de programación en las tardes y en el conocido como prime time de la noche. Decía alguien que el escándalo Bárcenas había reportado una audiencia a estos programas que antes contemplaba desde su butaca las peleas entre los famosillos. Es decir que estamos ante un nuevo producto para viejas clientelas.

Si esto es así no es de extrañar que las constantes revelaciones del caso del tesorero del PP se hayan convertido en material banal de usar y tirar y que el público esté reaccionando ante las circunstancias igual que lo hacen las audiencias televisivas. Desde la butaca de su salón y comiendo frutos secos. Yo no sabría que decir sobre esto pero me temo que algo parecido esté sucediendo delante de nuestras narices. Lo mismo que la emergencia de la tele como plataforma electoral fue un fenómeno de los años 60 en los EEUU, la conversión de la política en fenómeno de entretenimiento de masas sea la aportación de esta primera década del siglo XXI. Posiblemente fuera Berlusconi el gran mago de la aparición de este fenómeno pero no cabe duda que ha sido el caso Bárcenas el motor de arranque del formato en España. Tal como hicieron en el programa El Intermedio levantar estatuas a Luis el Cabrón debería ser un obligado tributo de las grandes cadenas. A escote entre las grandes y las pequeñas puede que el encargo se lo puedan hacer al más caro de nuestros escultores de moda. Además la prensa de papel incitada por el triunfo del formato en la tele se apresta a dar las noticias de política ese barniz escandaloso recuperando la gloria de los mejores momentos del amarillismo. Todos los medios se retroalimentan así del color ambiente y al final pasará lo que tiene que pasar: todos al final, igual que ha pasado con los personajes del famoseo, terminaremos asqueados del relato.

Sobre el fondo del asunto que les voy a decir que ustedes no sepan ya. Esconderse detrás del Estado es propio de canallas. Hacerlo, además, de manera cobardona como lo hace Rajoy es un insulto a la inteligencia. Nos llaman tontos. Y tienen razón. Tontos de capirote que somos.

Muchos se frotan las manos pensando que es tal el escarnio que un pueblo noble como el nuestro no aguantará la situación por mucho tiempo. Pues me temo que tendremos que esperar un rato. Al final las cosas cambiarán. Es verdad que no hay bunker inexpugnable ni mal que cien años dure y que los judíos lograron entrar en Jerusalén.

La única derivada que encuentro es, incluso, más negativa si cabe. Detrás de Rajoy no tiene pinta que venga un cambio a mejor. Las cosas apuntan al retorno de personajes como Aznar- que curioso que Bárcenas, un hombre tan memorioso como Funes, diga que no reconoce las siglas JM en sus papeles- y una tal Esperanza que se convertirán en el faro que ilumine a las multitudes que esperan delante de sus pantallas. Atentos al plasma.

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