Eso gritaban, gritábamos los pocos asistentes en Madrid, en la Plaza de la Villa, a la convocatoria unitaria de la Federación de Municipios contra el atentado de la T4. Y el grito solo era la respuesta a las provocaciones de unos pocos manifestantes que, de retirada, venían de la Puerta del Sol convocados por la AVT. Provocaciones expresadas en pancartas con lemas de Zapatero asesino del 11M y con gritos pidiendo el paredón para los socialistas en el gobierno. No se puede saber si esas provocaciones, por cierto repetidas en otras ciudades españolas como Valencia o Sevilla, van a marcar la agenda política española de los próximos meses o son el canto del cisne de una estrategia política irresponsablemente azuzada por la derecha española para impedir la capitalización de cualquier posible éxito político de Zapatero. Creo que a la derecha de Rajoy no le interesa mantener, con la que está cayendo y con muertos debajo de los escombros, ese discurso infame pero mucho me temo que la AVT y los propagandistas de las teorías conspiratorias sobre el 11M, que hasta ahora solo eran la segunda marca del PP, hayan alcanzado la autonomía suficiente como para sentirse convocados a expresarse libremente, sin ataduras con respecto al PP, incluso en términos electorales. Allá el PP con sus criaturas. Es lo malo de jugar al doctor Frankestein.
O ESTAMOS A SETAS O ESTAMOS A ROLEX.
Permítaseme citar eun un dia tan triste como el de hoy el chiste vasco por antonomasia, por que en él se expresa bien el dilema creado por el atentado criminal de Eta en la T4. Habíamos creído que Eta y sus afines estaban en condiciones de asumir la derrota de una forma de hacer política mediante las armas y la aceptación del campo de juego democrático instalado en España con la constitución de 1979. Y que a cambio de esa decisión el proyecto político encarnado bajo esas siglas, si es que a estas alturas les queda un proyecto político no contaminado por sus propios crímenes, podría manifestarse libremente y al tiempo obtener una salida digna para sus presos.
Pero no ha podido ser; el horror al vacío es más fuerte que la ley de la gravedad en las conciencias enloquecidas de algunos. A pesar de las facilidades ofrecidas por el juego del policía bueno y el policía malo interpretado por las fuerzas políticas mayoritarias del país que les permitian de alguna forma salvar la cara ante los mas torpes de los suyos. ¿Qué significado tenía, si no, la teoría del PP de la traición del PSOE que el de constituir una buena pista de aterrizaje argumental para tranquilizar los ánimos de los mas exaltados de entre ellos?
No se cuales podrán ser los argumentos de estas gentes, hace muchos años que viven en su propia comunidad de destino en lo universal, cociendose en su propio jugo y apenas tienen relación con el mundo que les circunda. Creo que están instalados en la cultura del milenarismo y que no tienen otra estrategia que la del sacrificio estéril. Al día de hoy, por ejemplo, ¿que sentido tiene la huelga de hambre de de Juana? De Juana ha pasado mediante el coche bomba de ser un mártir de la causa a ser la mitad del precio a pagar por los daños del atentado. De mártir a tributario. Con la diferencia de que su muerte va a ser libremente elegida y las otras, todavía se mantiene una leve esperanza de encontrar a los dos ecuatorianos con vida, producto de las bombas de ETA.
La cierta cautela de ayer de Zapatero declarando en suspenso los acercamientos al mundo de Eta pero guardándose mucho, incluso con el riesgo de deteriorar la nitidez de su mensaje, de dar por roto el llamado proceso de paz solo puede ser producto de un supremo acto de contención y responsabilidad que vaya buscando la posibilidad de producir divisiones en el mundo de la izquierda abertzale. Nadie entendería esa contención si se hubiese producido solamente para no reconocer una evidencia contrastable: el fracaso, uno más en la historia, de las teorías de tender puentes hacia el mundo etarra. A partir de hoy no es que sea imposible el pago de ningún precio político, es que el precio político se lo tiene que cobrar la democracia española a estas gentes. El precio de la desaparición de Batasuna como plataforma electoral, el precio de la desaparición de una casta de políticos profesionales pertenecientes a ese espacio que deberán dejar paso a una nueva generación de políticos capaces de emprender el duro camino de desembarazarse de sus amigos armados. Con el atentado de Eta hay algo más bajo los escombros de Barajas: el cadáver político de la generación de Otegui y compañía. Ayer en su rueda de prensa dejaron firmada su propia esquela funeraria.
CON EL GOBIERNO Y CON LA VERDAD
Da reparo decir todas estas cosas. Da reparo pensar que unos pocos exaltados de entre los nuestros celebren la vuelta a las bombas como el triunfo de una hipótesis política, la de la imposibilidad del aterrizaje democrático del mundo de Eta, que solo tenia como objetivo el hacer el máximo daño a la imagen del presidente Zapatero.
Es hora de sacar las consecuencias políticas de todo esto. Hasta Josu Jon Imaz habla claro y son muchos aquellos que desde el mismisimo PNV como Anasagasti no dudan en dar por terminado el llamado proceso de paz. Pienso que el gobierno no puede sustraerse al debido cambio de rumbo. A los ciudadanos de a pie se nos ha ocultado mucha información en estos tiempos, seguramente era necesario. Pero ese periodo ha terminado. A partir de ahora solo es posible el combate contra Eta desde la transparencia y cualquier proceso de paz desde su única posibilidad realista: una oferta de rendición. Ya no es el tiempo de los gurús. No vamos a exigir a los bienintencionados intermediarios civiles y religiosos que nos expliquen por que interpretaron mal las señales. No tiene el más mínimo interés. Queda a su favor la buena voluntad y seguramente unos cuantos meses de tranquilidad conseguida para todos. Pero ahora que vuelven los tiempos de las escoltas nuestro único compromiso, que sigue siendo el fin de la violencia, es contestar a las armas con el estado de derecho y a los discursos vacíos con el ánimo democrático y un único discurso: ni paz ni cuartel. Algunos podrán creer que sería bueno retrotraer las cosas a la fase de la oferta parlamentaria y declarar que hasta aquí llegó el agua. Pero las cosas, desgraciadamente, no se han quedado ahí. Las cosas tienen el mismo olor que el atentado de Hipercor. Es bueno que no perdamos el olfato. Aunque solo sea para que no se instale entre nosotros el clima que permite escenas como las vividas esta mañana en la Plaza de la Villa.
Con el gobierno, ahora que hace falta. Con la verdad siempre.
El recorrido empieza en la glorieta de Quevedo. La estatua de tan insigne escritor “imperturbable y quieto”, según Valente, señala con el dedo hacia el sur, hacia las puertas del viejo Madrid. No es por el sur por donde encaminaremos nuestros pasos, aunque el destino final sea el mismo. Nuestro rumbo nos conduce por las calles de Argüelles hacia Moncloa. Podemos elegir Donoso Cortés, Fernando el Católico, Fernández de los Ríos o Rodríguez San Pedro. Mi recomendación es ir zigzagueando a través de sus perpendiculares como Vallehermoso, Galileo, Blasco de Garay o Gaztambide. Recorrer el barrio de Argüelles de Este a Oeste es hacerlo por una geografía urbana pensada por urbanistas y arquitectos bajo criterios de calidad ambiental que diríamos ahora; casas que ofrecen siempre una cara a la luz y al sol en cualquier estación del año; alineaciones y tramas pensadas para aprovechar al máxima la entrada de aire sano procedente de las sierras del norte y de la Casa de Campo, pulmón de la gran ciudad. Una casa característica de este rico periodo urbano de Madrid, primer tercio del siglo XX, es la famosa Casa de las Flores en la que vivió Pablo Neruda y que con estos versos rememoraba