Voces muy variadas y procedentes del mundo académico,
político y empresarial insisten sobre la necesidad de un gran acuerdo político en
España para dar salida a la crisis económica y a las disfunciones del sistema
político nacido de la constitución de 1978.
Las dos propuestas más importantes- o llamativas- de esta serie se
han publicado curiosamente en las páginas de opinión en el diario El País. No debe ser
casualidad. La
primera es del 1 de Junio y lleva el sugerente título de “No queremos volver a
la España de los 50”. Firman el artículo Jesús Fernández-Villaverde, catedrático
de Economía, University of Pennsylvania; Luis Garicano, catedrático de Economía
y Estrategia de la London School of Economics y Tano Santos, catedrático de
Economía y Finanzas de la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia. A su
condición de académicos brillantes unen la de ser polemistas activos en los
debates sobre la realidad económica española y desde unas posiciones que podríamos
definir como cercanas al gran consenso neoliberal internacional.
La
segunda propuesta es de hoy mismo y la firman dos exministros de gobiernos
españoles del PSOE y del PP con el titular “Juntos, mejor”: Jordi Sevilla,
exministro socialista, en la actualidad Consultor Senior en PWC, y Josep Piqué,
exministro del Partido Popular que es presidente de Vueling.
Con las lógicas diferencias de enfoque y de estilo ambas
propuestas coinciden en la necesidad vital de desarrollar programas de gobierno
consensuados entre las fuerzas políticas mayoritarias del país y orientados a
la reforma del modelo productivo español así como a la modernización de nuestras
instituciones políticas.
No es mi intención analizar las dos propuestas. Creo que la
primera se centra demasiado en la agenda económica europea y que despacha de
una manera ciertamente provocativa, aunque difusa, lo que llaman aventuras “peronistas”
que no deben ser otras que las reivindicaciones sociales expresadas por el
movimiento sindical y el 15M. Como el artículo ha levantado mucho interés te
sugiero leer alguna de las críticas que ha recibido. Por
ejemplo la de Rafael Escudero en Zona Crítica. En cuanto a la segunda propuesta, la de los
expolíticos, tengo que decir que me ha parecido la típica construcción de
gabinete, suficientemente abierta como para apuntar en un sentido y en su
contrario y tan llena de lugares comunes como vacía de contenidos explícitos.
Un brindis al sol que más calienta pero que viene a expresar el malestar existente
con la conducción y los liderazgos actuales del PP y del PSOE.
Me recuerda el momento a la pretransición. A los discursos que
desde el interior del régimen invitaban al franquismo a regenerarse y a abrirse
al exterior. Aquellas cosas del espíritu del 12 de Febrero y a las movidas
reformistas de los Areilza, Fraga y compañía. Ni siquiera todo esto tiene un
olor que recuerde, aunque sus promotores así lo reivindiquen, a los famosos
Pactos de la Moncloa. Creo que no dejan de ser pellizcos de monja que apenas
van a hacer mella en la epidermis paquidérmica de nuestros partidos políticos
mayoritarios.
Las agendas del PP y del PSOE no están preparadas para una
movida que signifique abrir el cauce a reformas constitucionales o a programas
de renovación del pacto social que se ha ido quebrando en los últimos años. Tampoco
tienen los incentivos necesarios para promover cambios sustanciales pues en
cualquier caso irían en detrimento de su actual estatus de poder. Mucho menos
para dar salida a las demandas territoriales vascas y catalanas o las
propuestas de proceso
constituyente lanzadas desde Izquierda Unida. Y, por supuesto, nada que ver
con las reivindicaciones de cambio global, ético y civilizatorio que se lanzan
desde las asambleas del 15M.
En cualquier caso, y es lo que me interesa entresacar de
todo esto, parece como si se hubiera levantado la veda a la hora de manifestar
el descontento con el sistema político desde los círculos de poder fáctico. El
deterioro de instituciones tan importantes como la monarquía y el poder judicial
son señales muy explícitas sobre lo que se nos viene encima. Todos estos
nerviosos movimientos son el indicio de
que la temperatura del edificio constitucional nacido en 1977 está llegando a
límites cercanos a la ebullición. Desde ese punto de vista me parece que hay
que dar la bienvenida a este tipo de discursos. Ojalá fuesen muchos mas los que
se pronunciasen de la misma manera desde el interior del régimen.
2 comentarios:
Interpretación 1.-Ya no les basta.
Interpretación 2.-Aún no les llega?
Cuando son los poderes fácticos (palabras tuyas) los que plantean dudas, sin tener en cuenta (o apreciar) más elementos que los que pueden impedir sacar sacar tajada creciente, las interpretaciones y críticas al respeto pueden ser diversas y sesusdas, pero en general pueden sintetizarse en líneas nítidas (aunque las dos interpretaciones del principio puedan ser ampliamente matizadas y discutidas) ...
Las dos interpretaciones valen.
La insatisfacción con el sistema constitucional se va ampliando. De momento los deseos de cambio son difusos y no tienen una interpretación única. Unos quisieran renovar el sistema hacia la izquierda, otros retroceder. Las épocas de crisis son buenas para cambiar. Pero ¿hacia donde?. Dificl periodo el que se nos echa encima..
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