“No
es el fruto de un arrebato fatídico. No era un vaticinio. Es una demostración.”
Así definía Manuel
Azaña el sentido y el contenido de su libro “La Velada en Benicarló”, verdadero
testamento político que los españoles haríamos bien en leer y en releer de vez
en cuando. Sobre todo cuando los avatares de la vida política en nuestro país
amenacen tormenta y nos veamos rodeados de malos augurios.
La
historia del libro comienza a principios de 1937. Manuel Azaña se ve obligado a
recluirse en la sede del Parlamento catalán a causa de una revuelta interna
republicana. Consciente de que la guerra civil está ya perdida, algunos dirán
de él que era un derrotista, otros que un visionario, Azaña cree encontrar las
causas del conflicto fraticida en la identidad española y desde esa constatación construye un brillante
alegato sobre los errores cometidos por ambos bandos. Pero al tiempo, lanza un
canto en favor de la paz, consciente de que la violencia bélica hipotecará el
desarrollo de España durante los siguientes 50 años y que a lo largo de ese
proceso los españoles se darán cuenta de que la guerra no ha servido para nada,
ni siquiera a los ganadores. El libro se publica en 1939 casi al mismo tiempo
en París y Buenos Aires.
La
Velada en Benicarló es un texto dramático muy pocas veces representado en
España. Yo tuve la fortuna de asistir en 1980 a una de las primeras
representaciones de la versión dirigida por José Luis Gómez e interpretada
por monstruos de la escena como José Bódalo, Delgado, Agustín González y otros
muchos. La obra en si es un diálogo entre diferentes personas, de distinta
extracción social y profesión, que transcurre en la estación de ferrocarril de
Benicarló. Algunos han querido ver
representados en los distintos personajes a personas
de la vida real española. En la obra de Azaña parece que
realmente la acción transcurre en un albergue
de carretera, lo de la estación es una inteligente y poética puesta- y
apuesta- en escena. Los personajes esperan un tren que nunca acaba de llegar.
Ese tren no es otro que el del destierro y acaso el de la muerte. Aquella
representación fue una convulsión para muchos. Nunca nadie en este país nos
había contado la guerra desde esa lucidez, desde ese espíritu brutalmente
desilusionado.
Siendo
como es, un alegato contra la guerra, contra cualquier guerra, es al tiempo un
análisis penetrante sobre la propia historia de España. Sobre nuestros
fantasmas y nuestros miedos. Azaña achaca la violencia del enfrentamiento al
miedo mutuo entre ambas partes, al desconocimiento del otro y a la agresividad contenida
por tantos siglos de desamparo del pueblo y de incultura e irresponsabilidad de
nuestras clases dirigentes.
Si
quieres leer el libro en papel tienes posibilidades de conseguir una edición
muy reciente de la editorial
Reino de Cordelia en librerías de fondo como la FNAC o en
Amazon por ejemplo. La Casa
del Libro ofrece el mismo libro en versión digital por un precio más
económico.
Me
he permitido entresacar una serie de citas del libro. Se entienden por si
mismas y no dejan de ser una invitación a la lectura de un libro, que hoy con
la que está cayendo, debería ser de lectura obligatoria hasta en los colegios.
CITAS
TOMADAS DE LA VELADA EN BENICARLÓ. Selección del autor del blog.
…..¡Gigantesco dislate! Como burgués y católico lo repruebo. Amparar con la bandera de la religión una contienda rigurosamente política y social, es malo para la burguesía misma, que se desgarra, y para la religión, que se desacredita. El acento de cruzada religiosa que muchos enemigos de la República…..
……En
las pasiones que han dado pábulo a esta guerra advierto una terquedad
exasperada, una algarabía frenética, un resentimiento irreconciliable puramente
femeninos. Será que algunos rasgos del carácter español se han refugiado
intactos en la mujer y los representa mejor que el varón. "Más papista que
el papa... La soga tras el caldero... Sostenella y no enmendalla..." Estas
expresiones de tan diverso origen, acuñada alguna de ellas para significar la
hombría, reveladoras de que falta medida y sobra orgullo en la acción, las
entiende y aplica la mujer más llanamente que el hombre……
…..En
realidad, el hecho político de la rebelión se ha incubado al calor del miedo.
El coco de la revolución social, manejado por los propagandistas de la
dictadura, le quitaba el sueño a mucha gente pacífica. Un coco, en efecto, pero
la mente política de los españoles tiene algo de infantil. Ha estado mal tomar
a broma los efectos desmoralizantes de una aprensión tan fuerte, por infundada
que fuese……
…..Enumerados
por orden de su importancia, de mayor a menor, los enemigos de la República
son: la política franco-inglesa; la intervención armada de Italia y Alemania;
los desmanes, la indisciplina y los fines subalternos que han menoscabado la
reputación de la República y la autoridad del Gobierno; por último, las fuerzas
propias de los rebeldes. ¿Dónde estarían ahora los sublevados de julio, si las
otras tres causas, singularmente la primera, no hubiesen obrado a su favor?.....
…..Si
Francia e Inglaterra nos hubieran respetado el derecho de comprar armas en sus
mercados, el papel militar y político de la U.R.S.S. habría sido aquí igual a
cero. ¿De qué se quejan? Es notable que la propaganda italiana y alemana, la
que fabrican los rebeldes en sus territorios, el señoritismo de algunos
emigrados, los papanatas de todos los países, unidos naturalmente sin
recomendación de nadie, y una parte de nuestra propia opinión, coincidan en
falsificar la conducta U.R.S.S., achacándola a proselitismo comunista……
…..La
cuestión no se plantea por averiguar quién de los bandos españoles tiene más
derecho a dirigir el país. Surge de haberse apelado a la violencia, al terror,
para imponer a los contrarios la razón que se cree tener, y para exterminarlos
si fuese posible. Y del hecho de haber los agredidos apelado también al terror
para defenderse. Es un despropósito inmoral y un dislate político separar la
intención de una causa de los medios empleados para su triunfo. El terror es
innecesario para el logro de lo duradero, y más que ayudarlo lo compromete……
……Lo
importante en una revolución es su contenido político, su pensamiento, su
autoridad, su capacidad organizadora y su eficacia con respecto de los fines
que la desatan. En todos estos capítulos, el haber de lo que ustedes llaman
revolución, viene a ser cero, como no presente todavía un desfalco. Si ustedes
se empeñan en poner en la cuenta de la revolución los crímenes cometidos, le
hacen ustedes un flaco servicio, porque en su haber no hay apenas otra cosa.
Más valiera reconocer la verdad y declarar que no son obra de la revolución,
sino de la criminalidad latente, desatada por la venganza, la codicia, el odio,
la impunidad y la simple lujuria de la sangre……
……Clase
contra clase, partido contra partido, región contra región, regiones contra el
Estado. El cabilismo racial de los hispanos ha estallado con más fuerza que la
rebelión misma, con tanta fuerza que, durante muchos meses, no los ha dejado
tener miedo de los rebeldes y se han empleado en saciar ansias reprimidas. Un
instinto de rapacidad egoísta se ha sublevado, agarrando lo que tenía más a
mano, si representaba o prometía algún valor económico o político o simplemente
de ostentación y aparato. Las patrullas que abren un piso y se llevan los
muebles no son de distinta calaña que los secuestradores de empresas o
incautadores de teatros y cines o usurpadores de funciones del Estado……
…..Quienes
han creído, o aparentado creer, que la República era antiborbonismo, anticlericalismo,
anticentralismo, son unos majaderos o unos bribones……
…..Una
generación se ha criado en el desprecio de la inteligencia, en el olvido del
estudio, del trabajo, en el cultivo de la fuerza física, de la insolencia
personal. Los planes políticos se tiraban sobre la perspectiva del choque.
Algunos reprochan a los republicanos el no haber asesinado en una noche a los
generales conspiradores, como se hizo en Alemania con los desafectos al régimen
nazi. Por su parte los generales se prometieron realizar esa operación a costa
de los republicanos. En fin, ahora contemplamos las obras de la barbarie,
procuradas, enseñadas durante quince años. Alcanzamos el nivel moral de gran
parte de Europa. Nunca hemos sido más puntuales en seguir la moda……
…..Quizá
el enemigo de un español es siempre otro español. Se salta un ojo con tal de
cegar a su enemigo. La humildad de los rebeldes con los extranjeros denota que
no somos xenófobos. La propaganda contra masones y judíos (¡contra los judíos,
cuya sangre nos inunda!), pretextando que no comparten el sentimiento nacional,
necia adaptación de barbaridades extrañas, cruzada contra fantasmas, no parecía
cosa seria, hasta que ha servido para armar los fusiles y asesinar a millares
de personas inofensivas. ¿Compartirán mejor el sentimiento nacional los
batallones extranjeros que unos españoles se imaginan haber alquilado para
matar a otros españoles? Porque los alquilados, en rigor, no son los ejércitos
extranjeros, sino los españoles mismos que los han traído……
.....La
virtud normativa del espíritu nacional es utópica en España; no hemos sabido
encontrar ni queremos aceptar un solo principio claro, axiomático, en torno del
cual se rehaga la cohesión nacional menoscabada por las discordias domésticas……
…..Una
frontera interior, de sinuoso trazado, separa a unos españoles de otros más
profundamente que no separan a la nación entera de los pueblos extraños las
fronteras territoriales políticas……
…..El
odio es engendro del miedo. Una parte de España temía: hasta el pavor, a la otra
parte. La perenne amenaza y los desquites atroces han mudado el pavor en
aborrecimiento y azuzado el espíritu de venganza……
…..La
intolerancia española, favorecida por la corriente exterior, sopla hoy
arrasadora como el siroco. Su signo político es unificador: unificar las
opiniones, las creencias, mediante el exterminio de los disidentes. Hablan
ustedes de los intereses de los ricos, padrinos de esta guerra. No lo niego.
Pero la emoción no se creó en torno de los grandes propietarios, sino en contra
de la tolerancia proclamada. A muchos españoles no les basta con profesar y
creer lo que quieran: se ofenden, se escandalizan, se sublevan si la misma
libertad se otorga a quien piensa de otra manera. Para ellos la nación consiste
en los que profesan su misma ortodoxia. La ración así entendida se depura
merced a tremendas amputaciones. El territorio les importa menos. Espíritu de
tribu errante, de pueblo místico y elegido. La cruz, ganchuda o no; la media
luna u otro emblema (también la hoz y el martillo), brillando en un cielo
candente. Todos sumisos. Peregrinar por el desierto, y la soberbia de decir: No
tengo enemigos en toda la redondez del horizonte. Así habla en este gran caso
el espíritu nacional y por eso deja perecer o en peligro otros valores tenidos
por primordiales……
……Le
diré mi sentir: andan ustedes volviendo y revolviendo esos conceptos: nación,
nacional, nacionalidad, los miran al trasluz, les sacan el forro, empeñados en
averiguar qué contienen, para qué sirven. Vano esfuerzo. No extraerán ustedes
nada útil para la situación actual. Y como el pozo no da agua, llegan a la
disparatada consecuencia de que la nación española ha dejado de existir. No
existe para lo que pretenden ustedes utilizarla: como categoría normativa,
valedera para subsanar el desagarramiento interno de la nación misma.
Conformémonos con la nación en tanto que fenómeno natural. Si ustedes se
empeñan en cargarla de valores morales creados por ella, perdurables, la
condeno. La nación utilizada así sería una fuerza inevitablemente conservadora,
reaccionaria. En el momento presente, antirrevolucionaria……
……Conoce
usted por experiencia algunos estragos de la guerra. Otros se los imagina o los
calcula. Ha oído usted aquí ponderar la enormidad de esta desventura. Bien.
Cierre usted los ojos, represéntese con cuanto vigor le sea posible a España
exangüe, las ruinas, la miseria, el hambre; cargue las tintas negras; junte a
Goya con Valdés Leal, la visión de Ezequiel y el Apocalipsis, multiplíquelo por
su pavor personal y cuando haya obtenido un resultado insoportable de
contemplar, le diré: falta el carácter peor de esta guerra. RIVERA ¿Cuál?
PASTRANA Su inutilidad. Esta guerra no sirve para nada. Se entiende, para nada
bueno. No resuelve nada. Ya me contentaría con que el daño consistiera en pagar
demasiado precio por un régimen. Siempre habríamos adquirido algo, aunque fuese
caro. No es así; concluida, subsistirán los móviles que la han desencadenado y
las cuestiones de orden nacional que se ha querido solventar a cañonazos
reaparecerán entre los escombros y los montones de muertos, empeoradas por la
guerra……
1 comentario:
Buena lectura!
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