Estos días atrás he estado tentado de escribir en el blog sobre
el congreso del PSOE. Incluso pergeñe en distintos momentos algún que otro
folio. Es lo malo que tiene esto de Internet. Escribes porque tienes espacio
para escribir al margen de lo pertinente del tema o de tus capacidades. Máxime
cuando prácticamente todo lo que puedas decir ya ha sido dicho.
A toro pasado parece más fácil explicarse los resultados del
congreso. Los delegados, casi todos ellos personas con cargos públicos u
orgánicos, han optado por la seguridad y la solvencia de Rubalcaba. Desde su
punto de vista, y seguramente desde el punto de vista de la mayoría de los
cercanos al Psoe, es la solución mejor. Los gritos, la sobreactuación de Carme
Chacón, han llevado al ánimo de los militantes una cierta cautela. No parece
que el partido necesite en esta fase ponerse en manos de una persona que no
controla sus emociones y confunde un congreso de dirigentes con un mitin en un
polideportivo. Puede que esa forma de presentarse en el congreso haya dirigido
el voto de los que dudaban hacia la otra candidatura. La felicitación de
Rubalcaba a Chacón por su “excelente discurso” suena mas como coña marinera de
Santurce que sincera felicitación.
Mi propia interpretación. El sistema de partidos español
cada vez se asemeja más al de los turnos canovistas y sagastinos de la Restauración.
Y no crean que lo digo con tono despectivo. Últimamente suelo ver ese periodo
histórico español con buenos ojos, No fue fácil atravesar el final de un
imperio y resolver pleitos dinásticos, territoriales e ideológicos como los que
aquejaron a nuestro país a lo largo de más de un siglo. Nuestras décadas de
plata y de oro de la cultura, la ciencia y el arte que vivimos en el primer
tercio del siglo XX fueron hijas de aquella etapa histórica por ejemplo.
Todavía no las hemos superado en esplendor.
Nuestro sistema institucional, en el que tienen una decisiva
importancia las normas y leyes electorales, hace posible la alternancia entre
las fuerzas mayoritarias. PP y PSOE se sucederán uno a otro hasta que el
sistema colapse. Con eso cuentan los estrategas del PSOE y a eso se reduce el
ámbito de la soberanía popular. Entre Pepsi y Coca usted elije. Un poco mas de laicismo
en la receta por aquí, un mayor toque libertario por allá…Incluso en momentos
de crisis el sistema aceptaría innovaciones profundas en la fórmula: coca
contra tónica por ejemplo. Siempre que no se alteren los equilibrios
fundamentales por supuesto, que se reducen a bien poco: monarquía, unidad
indisoluble de la patria, sistema económico basado en el mercado, ciertos
desarrollos del estado social, ley electoral y esas cosas.
Todo consiste en esperar que el gobierno de turno se
equivoque y que el alternativo configure una oferta aseada de cambio. En esas
circunstancias de lo que se trata ahora para el PSOE es ir configurando
liderazgos locales y territoriales que puedan presentar mejor aspecto que los
actuales. El programa tiene una importancia relativa. El relevo ordenado de las
cúpulas es mucho más decisivo. Rubalcaba ofrece una garantía para llevar
adelante ese tránsito. Puede dirigir las operaciones en el aparato con mayor
solvencia y seguridad que la periférica Chacón. Para los desencantados, siempre
los hay, el sistema ofrece compensaciones: europarlamento, fundaciones,
actividad parlamentaria, etc.
2 comentarios:
Ángel, si no valoras la entrada, a parte de que sea o no sea válida 'objetivamente', estás dejando sin valoración a los lectores que nos gusta y/o compartimos las ideas que expresas.
Era un desahogo solo, Antonio. No sabía como quitarme de encima el asunto...Espero que los lectores me perdonen. Tu sabes mejor que nadie lo duro que es esto de alimentar un blog y las dudas que te entran según las circunstancias.
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