Foto de Cosecha del 84 |
Así a bote pronto la percepción que tengo es que el Real
Decreto Ley impulsado por el gobierno del PP en el consejo de ministros del
viernes no es una reforma laboral al uso. Es la Contrarreforma laboral. Cuando
el decreto ley pase su trámite parlamentario y se convierta en Ley todo el
entramado legal sostenido por el Estatuto de los
Trabajadores habrá sido borrado de la faz de nuestro ordenamiento político.
Y no se en que medida ello conlleve a un pleito constitucional en la medida que
el Estatuto se redactó bajo el mandato explícito de la Constitución. Doctores
tiene nuestra suprema ley como para saberlo. De
momento uno de los mejores expertos en cuestiones constitucionales y derecho
laboral, el profesor Cruz Villalón avisa del riesgo de inconstitucionalidad.
Recordemos. El Estatuto de los Trabajadores es una de las
piezas claves de la transición. Con esa ley el nuevo sistema creaba el marco
democrático de equilibrio entre las fuerzas del trabajo y las empresariales.
Daba salida al discurso franquista paternalista sobre el mundo del trabajo,
integraba en el nuevo régimen a las clases trabajadoras que en aquellos años
habían demostrado seriamente su capacidad de movilización social y política y creaba
un marco institucional adecuado para las relaciones entre nuevos sindicatos y
patronales que nacían entre las ruinas del viejo franquismo corporativo.
Hoy, con el decreto, esos equilibrios han quedado rotos. Los
trabajadores serán sometidos por el método del miedo. Sus salarios, horarios y capacidad
de influir en la determinación de las formas de trabajo quedan en manos
exclusivas de los empresarios. Solamente la inteligencia y la voluntad de estos
harían posible el acuerdo con sus trabajadores. A falta de inteligencia y
voluntad de diálogo, méritos estos que no forman parte del código “genético” de
la mayoría de nuestra clase empresarial, solo cabe esperar lo peor.
Es ese aspecto el que a mi me preocupa mas que el referido a
cuestiones como las de las indemnizaciones por el despido. A fin de cuentas el
despido y las condiciones de finalización de los contratos son episodios
críticos en la vida laboral pero no centran la vida diaria de los empleados ni
de los empleadores. Lo cotidiano es, sin embargo, la forma de organizar el
trabajo, el salario, las condiciones sociales y el clima laboral. Todo eso ha
quedado en precario con el decreto. He repasado las noticias de los periódicos
y algunos análisis sobre la materia y en todas partes veo que el foco de la
noticia se ha puesto en la cuestión del despido. Es efectivamente muy
importante y muy llamativo el asunto de las facilidades en materia de despidos.
Pero creo que el verdadero fondo del asunto hay que encontrarlo en el cambio
radical de las reglas de juego en el interior de las empresas y del sector público
empresarial, lo que constituye una novedad en nuestra historia legal en el
orden laboral.
Los sindicatos, muy inteligentemente, están tratando de
desarrollar movimientos de contestación de menos a más. Sin descartar la huelga
general, cosa por otra parte que el gobierno puede asumir de forma tranquila
tal como anticipó Rajoy- a fin de cuentas la huelga se termina y santas
pascuas- y hasta capitalizar a su favor delante de las instituciones
comunitarias, lo importante es que los sindicatos se movilicen para informar a
los trabajadores de las consecuencias de esta “contrarreforma” poniendo el
acento en lo importante. Se juegan mucho en el empeño, incluyendo su propia
irrelevancia, como para no hacer las cosas debidamente. Deben saber que no
cuentan con el afecto de los trabajadores de las pymes que van a ser los mas
afectados ni tampoco con la adhesión de la juventud que mira todas estas cosas
con cierta distancia. Que deben demostrar que les importa más lo que está en
juego en materia de derechos laborales y sociales que su propia supervivencia
como agentes intermediarios en la definición de las relaciones laborales. Si la
gente ve que flojean y que están dispuestos a cambiar cromos con el gobierno en
medio de la negociación parlamentaria puede que ayuden a sostener el
mantenimiento de sus organizaciones pero desde luego no se ganarán el aprecio
de los trabajadores. Lo importante no es mantener su espacio corporativo, lo sustantivo
es defender el equilibrio entre trabajadores y empresarios y evitar la deriva
neoliberal que anticipa el decreto.
Creo que existen condiciones para la movilización social.
Hoy convergen muchas de las agendas de distintos sectores sociales. Los
pequeños empresarios tienen problemas más importantes que abaratar el despido o
alterar sustancialmente la precariedad de los contratos que les ligan con sus
empleados. Se trata de la supervivencia. Y eso está en línea con la
modernización de sus estructuras, con la internacionalización, con la
formación, etc. Este decreto ley es solo la mejor receta para el cierre
empresarial.
Si quieren ver algunos papeles en los que profundizar en la materia les
recomiendo el blog Laboro que
está publicando análisis muy interesantes sobre la nueva legislación.
2 comentarios:
"Creo que existen condiciones para la movilización social." O nos movemos, o nos mueven. Seremos capaces? Lo somos, no es esa la pregunta. Pero, habrá voluntad?
Esa es la cuestión Antonio, la voluntad. El entendimiento puede llegar, la gente no se chupa el dedo y puede saber lo que se juega. Unos por su interés inemdiato, otros por su futuro y todos para tratar de encontrar un reequilibrio entre las distintas formaciones sociales. Lo malo es que la política que debería servir para integrar hoy solo sirve para confundir.
Veremos
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