Manuel Capella, cantor uruguayo conocido popularmente por el Galeguayo y como el Trovador de Béjar, falleció recientemente en Montevideo. Nacido en esa población salmantina su familia emigró a América cuando él era muy pequeño. La historia de ese exilio está contada poéticamente en la canción que encabeza este escrito. He pedido a mi amigo uruguayo Sergio que me escriba una nota necrólogica sobre este artista tan desconocido en su patria de nacimiento y este es el resultado.
"¿Qué te puedo decir sobre Capella? Desde el punto de vista
económico, sus padres cometieron el error de emigrar a Uruguay cuando la época
de las vacas gordas estaba en sus últimos estertores. Pero al menos a Manuel,
eso pareció no importarle. Y muy rápidamente supo entender que en Uruguay a
todos les ponemos un mote, que puede ser hasta ser muy cruel, pero que en
realidad denota cariño, apropiación afectiva del otro (un mote, un nombre o
hasta una "mala palabra", solo es insulto si se la pronuncia con tono de
insulto). Manuel supo rápidamente que a pesar de no venir de Galicia y a pesar
de que llegó muy pequeño al país, ingresaba a la gran bolsa de los "gallegos".
Una bolsa que engloba a todos los españoles, tal vez por lo numerosa de su
colectividad y porque el primer Centro Gallego de América Latina se fundó
en Montevideo.
Manuel venía de una España pobre y su adolescencia le
pescó en un Uruguay que se empobrecía a pasos agigantados. Al influjo de la
bonanza producida por la segunda guerra, los gobiernos de turno habían ido
creando una estructura de clientelismo político y empresas del estado repletas
de personal. Pero Uruguay seguía exportanto lanas sucias (no lavada, no peinada,
y menos que menos productos de lana), cueros crudos (había unas pocas y
primitivas curtiembres que trabajaban solo para la industria local del calzado),
y carnes sin procesar, pues el famoso frigoríco Anglo -que en sus orígenes fue
Liebig y cuyo corned beef fue citado por Scott, el frustrado explorador inglés
que falleció tratando de alcanzar el Polo Sur y por los soldados de la segunda
guerra- iba camino al cierre y, fuera de él, creo que el Frigorífico Nacional
(Frigonal) era el único que tenía capacidad exportadora.
La revolución cubana parecía ser la solución a los males que aquejaban a la república. Y de nada sirvió que el Che en 1963 hablara con los guerrilleros que le proporcionaron el carné de indentidad uruguaya que portaba al momento de su asesinato, para decirles que en Uruguay la democracia funcionaba (a pesar de las malas prácticas) y que no era necesaria una revolución.
Pero Manuel no se convenció de eso y se sumó a la tropa de intérpretes del
género de protesta. Y así fue que en 1972, cuando el país pasaba por el momento
más duro y ya en la antesala de la dictadura, se descolgó con el tema Ahora se
trata de caminar, transformada en una especie de himno de batalla que se coreaba
a voz en cuello a pesar de que el olor de la derrota ya flotaba en el
aire.
Y cuando llegó la derrota, comenzó su periplo por Latinoamérica y Europa,
pero no recaló en en este último continente, sino que prefirió al humilde
Ecuador para pasar gran parte de su exilio.
Recuerdo que meses antes de la caída de la dictadura, el tema Ahora se
trata de caminar sonaba y sonaba en todas las radios. Manuel volvió, pero más
uruguayo que algunos uruguayos cuyo regreso fue apoteósico, con excepción de sus
amigos y colegas, nadie supo cuándo, ni cómo, ni de dónde volvió. Y cultivando
ese perfil bajo que caracteriza y maldice al 99% de los artistas uruguayos, se
ubicó en la segunda o tercera fila.
Querido por toda la colectividad musical, cuando se produjo la temprana
muerte de uno de los integrantes del dúo Los Zucará, compuso un tema para cuya interpretación convocó a poetas, intérpretes de canto popular, murga y rock. Y no faltó ninguno (hasta los Olimareños, que estaban separados, aparecen
cantando una estrofa cada uno). Y por supuesto que nadie cobró un peso por su
participación y que ese tema, por más que es bellísimo, desde el punto vista
comercial no es "marketinero".
Pese a su bajo perfil, seguía vigente y dos actuaciones en la sala
Zitarrosa y el teatro el Galpón han debido suspenderse. Y es que el galleguayo
tenía un público fiel que le seguía a todas partes.
La muerte le sorprendió y, fiel a su perfl bajo, será enterrado en el
panteón de los músicos en el cementerio más grande y más pobre de Montevideo.
Pero como subtitulaba la crónica de Montevideo Portal, "Cantando vas a
volver"."
DESCANSE EN PAZ
3 comentarios:
Descanse en paz, Manuel Capella. No conocía su historia, Ángel. Tampoco a él lo conocía. Por desgracia, es su fallecimiento lo que me abre los ojos a su historia y a su música.
Un abrazo desde Vietnam,
Alfonso
Hola Alfonso. Cada generación tiene sus banderas y sus músicas y hasta el corte de pelo si me apuras. La mia y la de tu padre estuvo influida por las músicas populares americanas y por lo tanto estos músicas como Viglietti, Quilapayún, Violeta Parra y tantos otros formaba parte de nuestra banda sonora personal. Algunos compatilizabamos ese gusto con el de otras músicas populares o cultas pero aquellos conciertos de los 6o y de los 70 marcaron nuestra vida. Luego esa música quedó como congelada. Puede que no supiera evolucionar o aceptar el reto de la fusión con otros ritmos. Los viejos oficiantes no dejaron paso a nuevas generaciones. No surgió un Camarón que diese curso a un nuevo enfoque. Eso que se perdió.
Un abrazo para ti y para quien te acompaña.
Mis más sentidas condolencias a todos los familiares del gran Manuel Capella, principalmente a su hijo Leonardo Capella Magnoni, radicado e Salinas- Ecuador. Seguramente Manuel está cantando en el Coro del Señor junto con sus colegas que se adelantaron. Paz en su tumba.
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