La crisis, los recortes y la
precariedad de millones de personas tienen su peor derivada en el descreimiento
y la deslegitimación de nuestras instituciones democráticas. Prueba de ello es
que se está instalando en el ánimo de millones de españoles sin apenas diferencia
de clase, de renta e incluso de formación, la especie mental de que la
democracia es cara y que el alto número de políticos viviendo del presupuesto
público son la causa del déficit público que padecemos.
En este clima no es raro que
la gente se crea a pies juntillas enormes patrañas como el de la cifra
de 445.568 políticos viviendo del dinero de todos y que esta barbaridad se haya instalado en nuestro
vivir cotidiano como un hecho cierto y verídico. Ya la simple aritmética del
dato debería contribuir a ponernos en guardia ante esa afirmación. Pero ni por
esas. Por mucho que inmediatamente se
hayan dado a conocer otras cifras que ponen en cuestión, en tremenda
cuestión, la cifra mágica del medio millón de personas- en redondeo- sigue
siendo material ampliamente difundido en las redes sociales y acreditado
incluso por periodistas y literatos que cuentan con amplio respaldo social.
Algunos investigadores
han procedido a analizar la locura contable con mayor o menor éxito.
Parece que la nómina de políticos
en España no debe ser superior a las 80.000 personas entre los que estarían
incluidos posiblemente unos 68.000
concejales y alcaldes, de los cuales mas del 90% trabajan ad honorem, es decir
sin emolumentos salariales. No parece esta una cifra desproporcionada para
un país dotado de un sistema de poder altamente descentralizado y con fuertes
tradiciones localistas y vocación de autogobierno.
Este clima conduce a que se
cuelen supuestas reformas vistas en positivo por la opinión pública que van a
suponer un recorte en el número de concejales y que irán en detrimento de la
representación popular pues en amplia medida servirán para refrendar y
profundizar el sistema bipartidista que disfrutamos- o sufrimos.
El caso es que cuando un
artefacto ideológico como el del derroche en sueldos de políticos se cuela en
el imaginario popular ya no hay manera de conducir el debate de una forma
racional. Terminaremos por ver a los políticos, incluso a los más modestos
concejales que ponen su tiempo y su dedicación voluntaria al servicio de sus
conciudadanos, como una especie de chupasangres. Con ello conseguiremos algo
seguro: que solo se dediquen a la política los más cínicos, los menos afectados
por ese clima de escarnio popular.
Quiero que se me entienda. No digo
que las instituciones políticas de este país no merezcan cambios y reformas en
profundidad. Al contrario. Tampoco pienso que haya que relajar el control de la
actividad de nuestros representantes. Al contrario también. Tenemos una
arquitectura institucional necesitada de un cambio notable y tenemos unas élites
políticas manifiestamente mejorables. Puede que para lo primero necesitemos una
reforma constitucional que exija el mayor respaldo y compromiso social que
podamos imaginar. Y que para lo segundo necesitemos revitalizar y desarrollar
un nuevo marco regulador de la actividad política en línea con la
democratización de los partidos y con la apertura a formas de participación en
la gestión pública más directas y vinculantes.
Pero claro, esas son palabras
mayores. No es nada eso de ir hacia una nueva constitución y hacia partidos
políticos abiertos. Eso es muy difícil. Es mucho más fácil creerse esas
tonterías del medio millón de políticos viviendo del presupuesto. Con la
demonización de los políticos y de la política sumada a la ola antifuncionarial
que nos sirven los medios de comunicación y los mismos políticos que nos gobiernan
resolveremos la crisis. De eso no hay duda. Y si no que vuelva Franco, Franco,
Franco. Con ese no había políticos que compartiesen el poder. La solución
final. Y mucho mas barata.
2 comentarios:
Ángel, siguiendo con la línea argumental, creo que al final has cometido un error: no se trata de buscar soluciones mientras el deporte de algunos siga siendo poner problemas para que los vayamos solucionando. Creo que se trata de buscar los causantes y poner la solución para ellos. No digo que los problemas se solucionaran de golpe, pero si que dejarían de aumentar al paso que lo hacen.
No se si sigo tu argumento por lo que te ruego perdón si no lo consigo.
Creo que vienes a indicar que resolver el problema de los políticos- que me imagino que será el de su incompetencia generalizada en lo fundamental- es prioritario. Yo creo que al margen de que esto sea totalmente cierto, que no lo creo pues pienso que existen muchos otros problemas que afectan a la calidad de nuestra vida política mas allá que el de los profesionales de la política, tengo la intuición de que el conjunto de nuestros problemas exigen un proceso de cambio constitucional y una revolución en la forma de gobernar y controlar la actividad de los partidos así como la apertura de una linea de fortalecimiento de la presencia directa del pueblo en la gobernación.
Me temo que si no es así como se vayan a hacer las cosas el problema de los politicos no tiene solución dentro del marco de nuestro actual sistema constitucional, electoral y penal. O las soluciones serán falsas y peligrosas como demuestra la chapuza de cargarse el 30% de los concejales por el procedimiento de restar posibilidades a los grupos menores.
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