25 de diciembre de 2011

Navidad, bendita Navidad

Disparos anónimos: Jesús Sánchez


Pasear un día de Navidad por el centro de Madrid es un viaje al futuro, al futuro previsible de una sociedad alejada del consumo por las buenas o por las malas. 

Calles sin comercio, tiendas cerradas. La ciudad colonizada por el pueblo a la búsqueda de espectáculos. Con mono de consumo, se agrupan en torno a alliens de otras galaxias, a hombres estatua, a músicos de instrumentos imposibles como clavicémbalos. Cortylandia a pesar de estar El Corte Inglés cerrado, es el último refugio de la cultura del consumo. Multitudes agobiadas por el cierre comercial navideño se agolpan por la calle del Maestro Victoria y por la Plaza del Celenque arriba para asistir a la función de las seis.

La policía de paisano persigue a los manteros que al grito de “bad boys” se dan el queo entre ellos y corren por las esquinas jugando al juego del gato y el ratón. Han detenido a un globero. La policía tiene que pincharle los globos para poder incautárselos. El público protesta “pobres globeros, dejarles vivir en paz”.

Los ornitólogos de guardia están de suerte. Esta tarde contra la luz del ocaso que viene desde la casa de Campo bandadas de pájaros vuelan formando espectaculares formas en el cielo. Otros pájaros urbanos, las putas, se recogen en sus casas. Vuelven de las fiestas nocturnas o de las comidas de hermandad más allá de los puentes del rio.

Por los hospitales de Madrid, si acaso, grupos parroquiales de jóvenes guiados por personal de la casa cantarán villancicos de habitación en habitación. Tienen las caras serias y agobiadas, como creyendo que están ganando el cielo. Han contratado un guitarrista negro que pone la gracia al invento. Le pagan cinco euros a la hora pero le han pedido que no se lo diga a nadie para no romper la mística del gesto.

La bendición de la Navidad es un paréntesis en nuestras vidas. Un pequeño tiempo en una parte pequeña de nuestras ciudades. Pero como luce para aquellos que saben mirar.

2 comentarios:

agremon dijo...

Te ha salido una entrada de vuelta al ruedo literario que pretende ganarte por la mano el torero de la foto.

Ángel de Olavide dijo...

Antonio, gracias por el halago. Te aeguro que el mérito no es mio. El mundo se ve con otros ojos si alguna circunstancia de la vida te cambia el punto de vista. Hoy me han dado el alta del hospital despues de tres dias y dos noches. Afortunadamente todo ha sido un susto. Lo primero que he hecho ha sido echarme a las calles para vivirlas. Y como se viven las calles en Navidad. Hay una magia que no se de donde viene pero que te transforma. A todo esto algunos piensan que la libertad de horarios comerciales es la solución...que ignorantes.

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