Hoy en el diario El País he visto como a la vieja ciudad almorávide del sur se la nombra tanto Marraquech como Marrakech. Si en ese diario que cuida mucho la ortografía se les cuelan las dos acepciones imagínese usted en este blog que no cuenta con la asesoría de expertos. Para mí que en castellano se debería utilizar la forma con la que titulo esta entrada, aunque tengo mis dudas. Sin embargo la forma mas utilizada en Internet, incluso en páginas exclusivas de España, es la que incluye la K de kilo. Alguna vez en España deberíamos llegar a un acuerdo en estas materias. Por lo que yo se la palabra es bereber y los naturales del lugar la pronuncian mas o menos como “marrakis”. Del nombre de la ciudad, conocida también como la ciudad roja-“al-Hamra”- igual que nuestra Alhambra, procede el nombre del país: Marruecos.
Viene toda esa disquisición a cuenta del tremendo atentado terrorista sobre el café Argana, en la célebre plaza Yemaa el Fna. Se ha interpretado generalmente el atentado en clave islamista y directamente se ha citado a Al Queda como la firma responsable del mismo. Algunos medios marroquíes han especulado, incluso, sobre las posibles conexiones del atentado con tramas negras al servicio de poderosos intereses gubernamentales con el objetivo de desmovilizar los movimientos de protesta popular en marcha y con ello hacer descarrilar el tímido proceso de apertura democrática del régimen.
En ningún sitio he visto, sin embargo, lanzar la especulación de la posible conexión libia con el atentado aunque se habla de todo tipo de conexiones posibles, incluidas las hipótesis relacionadas con pistas argelinas o del Polisario. Recientemente Gadafi ha lanzado una propuesta de alto el fuego y negociación con las fuerzas aliadas como alternativa a una posible deriva del conflicto hacia el interior de los países “agresores”. Estas fueron exactamente las palabras que pronunció el mismo 30 de abril: "los libios son libres de extender la guerra hasta el territorio del enemigo, tienen la razón y yo no puedo imponer un veto si tal es su decisión, ellos son libres de defenderse".
Nadie duda de la capacidad de Gadafi para cumplir esa directa amenaza. Tiene recursos, aliados y la desesperación suficiente como para que sus palabras resulten creíbles. En esas circunstancias alguien se puede preguntar si Marruecos pudiera ser una de las dianas mas rentables para la puesta en marcha de ese proyecto.
En primer lugar por la directa intervención de Marruecos en el conflicto formando parte de la alianza internacional. El gobierno de Marruecos está dispuesto a pagar un importante precio por el posible apoyo de EEUU a su propuesta de solución autonomista para el Sáhara que recientemente ha expresado la señora Clinton en aparente contradicción con el perfil bajo que la administración Obama ha venido manteniendo sobre el proceso saharaui.
En segundo lugar es público que Francia se ha convertido en el gran padrino del régimen marroquí y su mejor defensor en los foros internacionales. Gracias a ello Marruecos ha conseguido que en la reciente resolución del Consejo de Seguridad sobre el conflicto del Sáhara no se haya dado el paso adelante que la situación requería y que no era otro que involucrar a la MINURSO, fuerza de paz de la ONU en el territorio, en la defensa de los derechos humanos. La resolución que permite la prórroga de la misión por un año mas ha acreditado que la comunidad internacional sigue sin tener una respuesta para el problema con lo que de forma tácita se consolidan las pretensiones marroquís de manejar el conflicto a su antojo. En la medida que Francia es también el gran protagonista de la “cruzada” anti Gadafi, Marruecos se ha colocado en una posición central en el conflicto y en un posible eslabón débil de la cadena de mando “occidental”.
En tercer lugar existiría un argumento de peso para calibrar la pista libia como una hipótesis de trabajo: la propia elección del lugar del atentado y el origen de las víctimas. Franceses, alemanes, canadienses y hasta un ciudadano israelí. Nada sería capaz de mandar un mensaje mas nítido a las potencias aliadas. Todo un correo negro…
Un último argumento forzaría como mínimo el estudio de la pista libia. La necesidad de hacer creíble la amenaza fundamentalista en la región como motivación del atentado. Gadafi lleva esgrimiendo desde hace tiempo que él personalmente se ha erigido en la mejor muralla de defensa para conjurar ese peligro. De alguna forma él se beneficia del reforzamiento de esa amenaza. Si fuese verdad, me imagino que los servicios de inteligencia algo deben saber-¿o no?-sobre si entre las fuerzas rebeldes libias se esconden combatientes yihadistas ello debería provocar cierto grado de inseguridad en la mente de los aliados. Gadafi ha demostrado sobradamente que es un gran conocedor de todas las tramas políticas subterráneas que operan en la región. No sé si me explico.
Vistas las cosas desde ese punto de visto no sería de extrañar que la pista libia fuese una de las sometidas a escrutinio a la hora de determinar autorías del atentado de Marraquech. Desde luego a nadie se le debe ocultar que el Magreb se ha convertido en un punto de fuga crítico para el porvenir de las revoluciones árabes. Y que el conflicto de Libia, junto con el del Sáhara, añade una enorme complejidad a la situación política. Las cosas no van a ser tan sencillas como en los tiempos en los que todo consistía en elegir entre las opciones dictadura o islamismo. Hoy el fenómeno Al Queda ya no es el determinante en el curso de los acontecimientos. Llama mucho la atención por ejemplo la fuerza que han puesto los sectores salafistas marroquíes en rechazar el atentado, por ejemplo según el diario El País "hasta los integristas más radicales parecen aborrecer ahora el atentado. Una quincena de presos islamistas condenados por terrorismo lograron concentrarse el viernes en una celda de la cárcel de Salé, grabar un vídeo y difundirlo a través de Internet. En él rechazan el atentado”. Muchos analistas sostienen incluso que Al Queda ha sido uno de los grandes perdedores en el cambio estratégico norte africano inducido por las revoluciones pacíficas.
Se aceptan apuestas.
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