23 de enero de 2011

Abogados de Atocha. 34 años de dolor y de recuerdo





Ocurrió hace 34 años.

El dolor de hoy no es el mismo que el de entonces. En aquellos momentos pesaba mas la rabia y la angustia. Hoy el sentimiento que nos llena el corazón es el de la emoción contenida y el agradecimiento a unos hombres y mujeres que con su sacrificio seguramente dieron el empujón que nuestro país necesitaba para terminar de salir del agujero del franquismo. Nuestra deuda con ellos es inmensa.

Los abogados de Atocha

Luis J. Benavides. Asesinado
Alejandro Ruiz. Herido.
Enrique Valdelvira. Asesinado.
Javier Sauquillo. Asesinado.
Luis Ramos. Herido.
Mª Dolores García. Herida.
Serafín Holgado. Asesinado.
Miguel Sarabia. Herido.
Ángel Rodríguez. Asesinado.



Como en todos estos años pasados la La Fundación "Abogados de Atocha" conmemora el aniversario con una serie de actos. En esta ocasión el programa es el siguiente:

08:45 horas.- visita a los cementerios de Carabanchel y San Isidro.

10:00 horas.- Ofrenda de coronas en el portal de Atocha 55 y minuto de silencio en la Plaza de Antón Martín, al lado de el monumento de "El Abrazo" de Juan Genovés.

11:00 horas.- Auditorio “Marcelino Camacho”, Lope de Vega 40. Entrega del Premio Abogados de Atocha por parte del patronato de la Fundación Abogados de Atocha.

"Si el eco de su voz se debilita, pereceremos". Paul Eluard

2 comentarios:

Ángel de Olavide dijo...

Por cierto que el Patronato de la Fundación Abogados de Atocha de CC.OO. ha acordó la concesión de la séptima edición de sus premios a Mohamed Lahbib, Mohamed Fadel Leili, Mohamed Boukhaled y Mohamed Bazaid Lahmad, abogados pertenecientes al Colectivo de Abogados Saharauis.
Cosa de la que me alegro infinito.

Anónimo dijo...

Siempre recordaré aquella semana trágica donde todo estuvo a punto de irse al traste, los últimos coletazos que propinaba un conglomerado de resentidos del régimen, de militares ultraderechistas, de sicarios y falangistas que veían derrumbarse su mundo fueron duros, tal vez también sirvieron para moderar las reformas que eran necesarias. Madrid, España, era un hervidero, casi un no dormir, al filo de la catastrofe. Recuerdo la cara que se quedó joven de aquellos abogados asesinados, y las noticias de tantos otros que murieron por las calles en manifestaciones, comisarías y cárceles. Y aquí estamos, muchos años depués, con demasiadas cosas pendientees aún, pero eso sí, no cambio aquello por esto.

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