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Mitin electorial de PODEMOS en la plaza de Olavide. 27 de Abril de 2014 |
Dedicado a mi querido
amigo Max
¿Qué es Podemos? Si vas a hacer caso a periodistas de la
derecha o a conspicuos líderes de la izquierda estos chicos de P- a partir de
ahora utilizaré la letra P para abreviar- son un peligroso grupo de rojos
bolivarianos o chavistas que vienen a destruir la democracia occidental con
propuestas demagógicas anticuadas. Otros mejor intencionados hablan de ellos
como idealistas sin conexión con la realidad e intoxicados con la fraseología revolucionaria
del panteón marxista. Por último los partidarios de partidos situados en un
espectro político relativamente cercano como la gente de Izquierda Unida no
suelen hablar en público sobre lo que piensan de ellos pero en privado te dicen
que son un grupo de herederos de los viejos aparatos trotskistas supervivientes
de la época del franquismo asociados a otro grupo de jóvenes profesores
universitarios y liderados por un atrevido lider con coleta.
La realidad es que P es un conglomerado de activistas
procedentes de diversas familias ideológicas de la izquierda que han sabido
interpretar el latido de los tiempos y lanzar a la arena electoral un programa
político simple y sencillo: recuperar el poder para la gente quitándoselo a las
élites del poder económico, financiero y a sus aliados y socios políticos. Ese
discurso sencillo es repetido una y otra vez siguiendo las enseñanzas del viejo
marketing comercial, de las técnicas de la comunicación de masas y las apuestas
filosóficas de pensadores y politólogos post-marxistas que tratan de
interpretar el mundo a la luz de los fenómenos de la globalización y del
incremento de los poderes financieros. Slavoj Žižek, Zygmunt Bauman y, desde el
fondo de los tiempos, un renacido Antonio Gramsci serían sus fuentes
ideológicas mas próximas pero sin descartar las aportaciones de intelectuales,
políticos y pensadores procedentes de diferentes troncos ideológicos. No es
raro escuchar a Pablo Iglesias referirse con cierta desfachatez a gentes como
Keynes, Wilson, etc. Para evidenciar mejor sus rasgos merece la pena atender a las pocas informaciones aparecidas sobre el perfil de sus votantes.
Por ejemplo las de El País en las que comprobamos la densidad de orígenes de los mismos y su relativo acercamiento a los distintos partidos tradicionales de la izquierda. Eres como los que te votan. Y en el caso de P, la diversidad parece ser la nota dominante de sus electores.
Ese discurso no ha nacido en el vacío. Ha surgido como
resultado del encuentro en la calle y las plazas de cientos de activistas del
15 M que a lo largo de tres años han ido reflexionando sobre la realidad
política de nuestro tiempo y lanzando o sumándose a cientos de iniciativas y
movilizaciones sociales. Lucha contra los desahucios, mareas ciudadanas, etc.
Allí, en las plazas y asambleas, se ha ido fraguando la amistad y el compromiso
de gentes de diversa procedencia. No todos los activistas se han sumado al
empeño. Uno de los troncos principales del 15 M, los sectores ácratas o
libertarios son irreductiblemente enemigos de la presencia en las instituciones
y de la actividad electoral. Otros prefirieron sumarse a empeños políticos de
largo aliento como IU y abandonaron su presencia en las calles tempranamente o
le dieron forma específica como el proyecto de Foro Cívico alentado por Julio
Anguita. Fue muy difícil conseguir que el 15 M se pronunciase colectivamente a
favor de convertirse en un referente político pero eso en vez de suponer una frustración
para algunos de los activistas de ese movimiento popular supuso un aliciente
para hacer nacer un proyecto político fiel al espíritu del 15 M. Para ello
debieron captar el interés de pequeños grupos organizados como el de Izquierda
Anticapitalista, formación heredera de los viejos aparatos trotskistas
españoles, que se sumó al empeño de forma generosa. Nada hubiera sido posible
sin la presencia en el grupo promotor inicial de veteranos activistas políticos
formados en los aparatos de la izquierda española y de conocedores de las
formas de movilización social nacidas en las redes sociales. Esa combinación de
orígenes tan diversos y esas pequeñas bases relacionales han hecho posible el
milagro.
Pero nada de lo que ha pasado hubiera sido posible sin
contar con otras dos realidades específicas de nuestro sistema político. El
declive y apagamiento del PSOE, nacido de su derrota política del 2012 y la
falta de reflejos y de modernización de IU. La deriva socialista provocada por
su fidelidad a la disciplina exigida por las élites europeas y su incapacidad
de hacer una lectura crítica del lugar a donde esas políticas nos llevaban ha
conducido a su actual estado de perplejidad y postración. Ahora que son
conscientes de ese error tienen dificultades para liberarse de viejos
compromisos y herencias ideológicas y proponer cambios de las reglas de juego más
allá de la cosmética. Las elecciones europeas han evidenciado la densidad de
ese drama. Han pensado y siguen pensando que las ventajas para los grandes
partidos nacionales del sistema nacido de la transición y las rentas del fiel
voto socialista les servirían para atenuar su crisis. El hecho de gobernar en
Andalucía en coalición con Izquierda Unida les ha hecho creer que ese modelo de
asociación sería suficiente para iniciar un nuevo ascenso al poder basado en el
decaimiento natural y la erosión electoral del PP. Pero no ha sido así. Nadie
da nada gratis en política, ni el voto siquiera, si no ven en ti un interés en
cambiar y en modernizar tus propias estructuras.
El PSOE se ha hecho antipático
a las gentes de su propio campo y no ha captado el signo de los tiempos.
Desgraciadamente parece que siguen sin ser conscientes del problema. Su dontancredismo
y su compromiso irredento con el régimen constitucional del 78 a cuenta de la
abdicación del rey señalan muy bien el contorno de su problema. Lo peor de todo
es que las brechas por las que pierden votos crecen a babor y estribor y que no
saben como atajar los daños en la cubierta y el casco preocupados como están por organizar la sala
de máquinas y la de mando.
Izquierda Unida heredera natural como señala nuestra
historia electoral del voto desencantado de los socialistas tampoco ha sabido leer
debidamente las tripas del ave y se ha encontrado con un pariente imprevisto en
el banquete. Su tradicional sectarismo antisocialista y la dificultad, común
con las del PSOE, para integrar discursos territoriales tan diversos como los
de Andalucía, Catalunya, Euskadi o Extremadura- ellos lo llaman diversidad
federal- ha creado una confusión entre sus votantes y simpatizantes que no saben cual es la línea
dominante de su estrategia política para España. Si a ello le sumas una penosa
campaña electoral marcada por una candidatura muy de aparato tienes el
resultado que tienes. Digno resultado pero muy lejano del alcanzado ya por la
coalición para las mismas elecciones en tiempos de Anguita y sobre todo muy
alejado de sus expectativas. Ahora se encuentran en una situación frustrante y
parece que tienen ganas de superar sus limitaciones mediante un ejercicio
voluntarista de un liderazgo global de la izquierda alternativa que se les
escapa por minutos. Son muchos los votantes de Izquierda Unida que a la vista
de los resultados de P declaran que de haberlo sabido hubieran votado por la
nueva formación. Aquí tienen una vía de agua que P explotará resueltamente
evitando caer en políticas de subordinación a IU. Estoy seguro que P sabrá
superar las agresivas demandas de cooperación que sin duda IU les ofrecerá e
incluso les ofrecerá con generosidad.
P, adolescentemente envanecida en sus
logros, querrá marcar su perfil identitario diferenciado como un elemento
necesario para su crecimiento. El debate sobre la sucesión monárquica y la
naturaleza de las próximas elecciones locales altamente exigentes en materia de
aparato pueden atenuar esa búsqueda de diferenciación que la prenda exige. O
no. Imposible de saber. Me temo que el precio exigido a IU para subir al altar
matrimonial con P y con otras fuerzas como EQUO supere la capacidad de
sacrificio de esa formación. En los cenáculos y las redes sociales se ve a los
dirigentes de IU muy acelerados, como con ganas de demostrar sus dotes como
galanes del pacto.
Existe otra razón muy importante para pronosticar que P no
se va a dejar llevar por las prisas. Y aquí entramos en territorios pantanosos.
Se ve, se percibe en la calle, la ilusión que ha despertado P en amplias capas
sociales y en colectivos políticos. P, con la ayuda inestimable de los medios
de comunicación y los exabruptos tan poco inteligentes de personajes como
Felipe González y otros se ha convertido en un objeto de deseo para mucha
gente. P no se ha dotado de un aparato capaz de integrar esa simpatía y ese
acercamiento de manera organizada. Deliberadamente han optado por un modelo de organización
en red, los llamados círculos, dificilmente permeables y enredables por la
entrada de personas de toda procedencia que pretendan incorporarse, la gran
mayoría con objetivos honestos, a la organización. Los que tenemos ciertos años
y cierta experiencia recordamos muy bien los días de la transición y los serios
problemas de organización nacidos de la entrada masiva de personas en las
estructuras de partidos como el PCE o el PSOE. En el caso del PCE aquella
avalancha y ciertas prácticas organizativas que buscaban su ordenamiento- la
famosa territorialización- contribuyeron a provocar su colapso muy pocos años
después. En el caso del PSOE el problema fue algo distinto y posiblemente mas
peligroso, la masiva incorporación de supuestos militantes no fue debidamente
ordenada y muchos de aquellos nuevos simpatizantes se convirtieron en fuerzas
que parasitaron, todavía lo hacen, el aparato del partido.
La creación de los círculos de P pretende crear un puerto de
desembarco que permita filtrar con tranquilidad las nuevas incorporaciones y
mantener al mismo tiempo preservadas las pequeñas, activas e inteligentes redes
promotoras. No es fácil el empeño pero creo que P tiene una filosofía de
gestión de la militancia muy basada en los viejos principios del activismo
leninista y trotskista y moderada por las informales prácticas de las redes
sociales. En definitiva, un modelo de partido de nuevo tipo sin demasiadas
hipotecas. El rasgo, que honra a P, de renunciar a las subvenciones públicas
ofrecidas por el estado por resultados electorales permiten adelantar que
tienen ciertas prioridades organizativas y que no se van a dejar llevar por
improvisaciones o ligerezas. Hay dudas interpretativas, por lo menos yo las
tengo, sobre la contradicción del aparente hiperliderazgo de un Pablo Iglesias
con el modelo asambleario y, ciertamente, libertario de sus activistas forjados
en el movimiento 15 M.
En cuanto al programa político poco más puedo decir de lo
indicado con anterioridad en esta nota. El público quiere una nueva ilusión,
quiere encontrar nuevas seguridades y le importa más el continente que el
contenido. Saben que los programas son lo que son y que la realidad luego
siempre los va a desmentir. Nadie llega a la fiesta electoral convocado por
este u otro punto de un programa determinado. Vale más la historia y la
trayectoria. Ante el empuje de nuevas fuerzas los partidos, los viejos
partidos, poco pueden ofrecer salvo las evocaciones típicas de un Rajoy de
aquello de ser una persona previsible o las del PSOE enseñando a todas horas a
sus viejas glorias, aquellos que cambiaron el país de arriba abajo. Puede que
la necesidad de abordar programas locales y territoriales obligue a Podemos a
refinar su proyecto pero tampoco veo la necesidad. Seguirán lanzando como
gancho electoral el poderoso slogan de la casta, que siendo profundamente
injusto es al tiempo profundamente creíble y razonable como explicación de
nuestros males. Aquello del chivo expiatorio. Vieja y buena cultura clásica que
seguirá funcionando siempre.
Tal como exigen los contratos internacionales debo incluir una claúsula de advertencia. El que firma esto admira a los militantes y activistas de Podemos que conoce de su barrio, Chamberí. Las personas que forman parte de ese colectivo tienen una trayectoria limpia y de largo aliento. Esta campaña electoral me la he perdido, y de alguna forma, deliberadamente. Me largué fuera del país. Cuando he vuelto me he encontrado con que amigos que en ateriores elecciones votaron por PSOE o por IU, esta vez se han inclinado por Podemos. Yo, debo confesar, que de estar aquí posiblemente hubiera hecho lo mismo. De que forma esta declaración justifica todo lo dicho anteriormente ustedes verán. No tenía previsto escribir, ya saben los que me siguen lo poco activo que estoy en los últimos tiempos a hacerlo, pero si lo he hecho ha sido a petición de buenos amigos que me han pedido que vuelque aquí mis mejores conocimientos sobre la materia Podemos. Materia de moda por la cantidad de rios de tinta que se están dedicando al mismo. No se si lo escrito les aclarará algo. A mi me ha servido para aclararme a mi mismo.