Feria del Libro en El Retiro. 2013 |
Antiguamente, pongamos veinte, puede que quince años, ir a
la Feria del Libro era una actividad cargada de sentido cultural. Tenías acceso
al catálogo de las editoriales y te ponías al día sobre las novedades en
distintos campos editoriales. Por supuesto que ese factor iba unido al puro
hecho de la fiesta. La fiesta de celebrar el culto a la letra impresa. La
presencia emocionada de las familias, de los niños. De los provincianos que
aprovechaban su visita a Madrid para alucinar con la visión de miles de
personas compartiendo el emblemático y maravilloso espacio del Retiro en
comunión gloriosa con el libro, con las librerías, las editoriales, los
novelistas y escritores de culto, etc.
Hoy subsiste el elemento festivo. Es indudable que la
tradición de tantos años tiene la misma fuerza que antaño. Pero el factor
cultural que comentaba al principio prácticamente ha desaparecido suplantado
por las nuevas tecnologías y facilidades de acceso a la información. Hoy, el
amante de los libros tiene la capacidad de conocer casi inmediatamente la
oferta editorial a través de un número casi infinito de nuevos medios de
información nacidos en el ámbito de las redes digitales. Blogs, diarios y
revistas digitales han venido a sustituir con ventaja la escasa oferta
informativa editorial que antes llegaba exclusivamente por la prensa de papel y
por los escasos medios informativos especializados. Incluso más allá: las redes
sociales han permitido emerger un potente movimiento de clubs de lectura que
antes apenas existían. El fenómeno de los ebooks no ha hecho otra cosa que
crear nuevos espacios de difusión del libro lo que ha alterado el sistema de la
distribución del libro y no para peor como muchos nostálgicos creen.
Iniciativa del Mercado de Chamberí ceando un espacio de intercambio de libros en coincidencia con la celebración de la Feria del Libro de Madrid |
Puestas así las cosas si toda la fuerza de la Feria del
Libro se reduce al aspecto festivo, que no es poca cosa hay que reconocer, creo
que el futuro de esta institución no va a ser muy halagüeño. En cualquier
momento la Feria palidecerá, que no competirá, con otras muchas iniciativas que
tengan como objetivo celebrar el rito del amor al libro. Por ejemplo: competirá
con proyectos como los que el mercado de Chamberí ha decidido celebrar estos
días de Feria, creando un espacio de difusión del libro basado en el
intercambio. Así de simple. Esas iniciativas locales permitirán desplazar la
fiesta del libro multiplicándola por mil, desestacionalizándola y universalizándose.
No se si me explico. Hoy creo que me ha dado mucho el sol en la Feria y he creído
ver como las colas enormes de gentes que antes acudían a la firma de los
escritores de éxito hay se dirigían a contemplar a un tal Frank de la Jungla….Mañana,
el año que viene las colas pueden ser las de Bob Esponja o las de Cristiano
Ronaldo. Cuando llegue ese día los verdaderos amantes del libro podrán celebrar
su fiesta en los mercados de abastos. Total, mercado por mercado….
4 comentarios:
Hola Ángel,
Hace unos años trabajé en la Feria del Libro en la caseta de Ediciones Siruela, donde trabajaba en el Departamento de Comunicación. Me sorprendió gratamente que había muchos más lectores apasionados de los que pensaba (muchos niños). O a lo mejor es que casi todos se juntaban allí.
Y, a propósito de las firmas. Ese año me entristeció mucho ver que las colas se formaban para que escribiese una dedicatoria la abominable Curry Valenzuela o el paranormal Iker Jiménez.
Abrazos desde Vietnam, donde cualquier atisbo de feria de libros es una utopía.
Estuve el otro día por allí y me fui con una sensación que tiene que ver con lo que comenta Alfon Cobo. Parece que había más personajes televisivos que escritores. Y es que como todo el mundo sabe o deberia saber, para ser considerado escritor es necesario algo más que escribir un libro o que te lo escriban. Eso sí, tuve la suerte de no ver a Curry Valenzuela.
Cuando nos fuimos, pasamos por la Cuesta Moyano, había solo un par de casetas abiertas, pero en una de ellas disfrute mirando libros y escuchando una musica genial para ese atardecer librero.
Vendría a ser como ir al Carrefour a comprar un libro o a tu libreria preferida.
Para mi donde haya un libro con el que disfrutar allí está la fiesta. No podré llegar a leer ni siquiera la décima parte de todo aquello que me gustaría leer y eso me provoca a veces cierta angustia. Por eso ver la ilusión de los niños que visitan la feria me provoca una gran alegría lo mismo que a Alfonso. De ahi que piense que la fiesta del libro se puede montar en cualquier momento y con cualquier excusa. Iniciativas como las del mercado de Chamberí o las de la librería de la calle Covabrrubias que no dan abasto en reciclar libros que la gente les lleva son muy interesantes. Y a esos personajes de pacotilla que se aprovechan de la fiesta que les den...
Como el comienzo de comentario sería repetir lo que tu pones en el tuyo, Ángel, solamente citar que dado como somos los humanos, si queremos conservar algo de cultura libresca sin edulcorar/adulterar será cosa de ponernos (todos, no únicamente los comerciales) las pilas con las nuevas iniciativas, pero dejando el estacio tan bien repartido como en la semana: con días festivos repartidos, y no con contínua festividad.
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