Niebla sobre Castropol. Foto tomada desde el final de la tapia de las Clarisas de Ribadeo. Hoy a las dos y media de la tarde. |
Mientras la Banda Municipal de Ribadeo tocaba zarzuelas en la plaza y unos novios saludaban desde el balcón del viejo Pazo de Ibáñez una niebla blanca como la espuma, mágicamente ligera como el humo del tabaco y densa como la mantequilla se adueñaba poco a poco del manto azul pálido del agua y del añil del cielo.
Un calor raro para estos días parece el anuncio del fin del verano. Las medusas, extrañas invitadas por estas latitudes, han llegado a los arenales de esta punta oriental de la Mariña. Es como una invitación a la marcha: "veraneante, llega tu hora". Encarga en Torviso la última empanada, recoge tu casa y envuelve tu memoria en el mejor frasco que tengas para abrir luego en Madrid poquito a poco. Que te duren las esencias del recuerdo el tiempo que dura ese moreno sobre la piel cuanto menos. Ya te has bebido todo el ribeiro al que tienes derecho anualmente. Ya no te has leído aquellos libros que te ibas a leer. Despeja las dudas sobre si dejarlos o volver a embarcarlos en la maleta.
Algún día puede que no tengas que enfrentarte a este rito anual de devolver las sillas de la playa al rocho del garaje. Algún día dejaras pasar el tiempo de llevar el coche a Cristobal para que le lave la cara. Puede que ese día no sepas valorar lo que tienes puesto que no lo dejas.
Hoy es la fiesta patronal. Para ti no puede ser fiesta. Tienes que marchar.
1 comentario:
Poética bruma que no habita a orillas del Manzanares. El verano no acabó: es el estado mental el que finalizó. Adiós, verano ido, no vayas al rocho con los trastos de uso temporal, acompaña al viajero a la meseta e hiberna, sabiendo que estás vivo. Buen viaje!
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