Foto de Xurxo Martinez en Flickr
Muy atareados, confundidos y perplejos andan los
departamentos de agitprop del PSOE. Creyendo que la cosa va de economía se
empeñan en demostrarnos que la reforma constitucional exprés a favor de la
llamada estabilidad presupuestaria contiene en su seno dos elementos plenamente
incompatibles: nos dicen que consagra el principio de austeridad al tiempo que
permite hacer frente a los ciclos con alegría fiscal. Incluso los mas demagogos
entre sus propagandistas vienen a contarnos que todo esto es simple faramalla
literaria, que solo se trata de un brindis al sol que mas calienta que no es el
del sur sino el procedente de las brumas del Rhin.
No se dan cuenta, sí que se dan cuenta pero disimulan, que
la cosa no va de porcentajes. Que se trata de principios. No puede ser que la
primera reforma constitucional en mas de treinta años se ejecute en un pispas,
con nocturnidad y alevosía y en un clima electoral con un gobierno ejerciendo
de apagafuegos y una oposición encantada de recibir regalos. Así trabajaban
Cánovas y Sagasta pero así no se trabaja en democracia en el siglo XXI y con
miles de indignados vigilantes ocupando las calles de las ciudades.
La gente no es tonta y exige que ante las demandas de los
mercados se arme un frente político que recupere para el estado las funciones
de control y de capacidad de reforma que la crisis demanda. El pueblo se
pregunta cómo es posible que el rey de la improvisación, el presidente que no
hace mucho tiempo nos devolvía 400 euros para celebrar el superávit ahora se
convierta en el defensor de la austeridad fiscal entendida a la alemana. La
austeridad es lo contrario que el derroche y la largueza. Derroche y largueza
derramados a favor de los sectores financieros. Esparcidos mediante
subvenciones y por oleadas en cientos y miles de instituciones clientelares,
empresas y proyectos faraónicos. Y escatimados en atender a los colectivos mas
desfavorecidos, en sufragar una sanidad pública que empieza a sufrir daños
irreparables. Largueza expuesta con frases demagógicas como las que nos ha
venido a brindar el ministro de trabajo al decir que prefiere trabajadores en
precario antes que en el paro. Si la solución al paro es precarizar pues
adelante señor ministro. Cárguese usted todo el derecho laboral conquistado a
lo largo de tantas generaciones. Cáguese usted, no es un error tipográfico lo
de cagar, en la memoria de Pablo Iglesias, en el respeto a las ideas de la
socialdemocracia y luego venga a contarnos los éxitos obtenidos.
De eso se trata. El problema no está contenido en unas
cifras de mas o de menos que todo el mundo sabe que al final nadie cumplirá si
vienen mal dadas. Empezando por los mismos alemanes. El problema es el
concepto. El problema se llama “poder de los mercados”. Y se llama también
recuperar el poder para los estados. Cuando los pueblos empiezan a convertirse
en el mejor aliado natural de los gobiernos otorgándoles el mandato y la fuerza
para reformar resulta que los gobiernos se aturullan y no encuentran su sitio.
A la vista de todo esto ya les pronostico que los resultados
del PSOE de noviembre van a ser de traca. A Rubalcaba le ha pasado el huracán
Irene por delante de sus barbas y su ingenio no le ha dado mas que para decir eso
de “no quiero ni un cifra en la constitución”. Que la cosa no va de cifras, que
va de letras y de principios señor Rubalcaba….