En el año 1964 España ganó por última, y creo que única vez, la Copa de Europa de selecciones nacionales. Si hoy la vuelve a ganar le parecerá a mucha gente que ya era hora. Si la pierde ante los alemanes supongo que mas de uno se llevará un disgusto. Aunque puede que muchos se alegren. Estoy viendo en twitter que algunos catalanes piensan celebrar el triunfo de Alemania en Canaletas.
Como este blog lo escribo para las generaciones y para los arqueólogos del futuro quiero dejar constancia de que tal día como hoy todos los periódicos, todas las radios y todas las televisiones no hacen sino contar todo tipo de detalles del evento deportivo. Y que se espera batir todo tipo de records de audiencias. Las fotos de mañana versarán sobre calles desiertas, banderas en los balcones y explosiones de felicidad o desdicha popular.
A mí me vienen a la memoria recuerdos de mi infancia. De la primera vez que entré en el estadio de Chamartín para ver un partido de la Copa de Europa de clubs, la Champions Ligue que se dice ahora. Con poco mas de seis o siete años las luces y los ruidos humanos de un campo de futbol como aquel pueden significar para uno una especie de revelación. Ver a Puskas, a Diestéfano, a Gento puede colmar la ilusión de un chaval de barrio de aquellos años. Todos en mi casa eran del Real Madrid y a mí por joder me dio por decir que era del Atlético. Buena la hice: los del Atleti son los fachas, los de la Aviación. Hasta muchos años después no entendí bien la historia. Y además tampoco el Real Madrid era un equipo con credenciales democráticas amplias precisamente.
Jugué al futbol durante muchos años. Pero lo de ir a los campos pagando no fue precisamente mi afición preferida. Mas tarde de aquellas simpatías infantiles creo que me hice del Real Madrid. Ya no me hacía ilusión llevarle la contraria a nadie.
La selección nacional nunca me supo levantar. Creo que hoy tampoco. La única diferencia es que me gusta el futbol y he visto a estos chicos de hoy, los Xavi, Cesc, Casillas etc., como muy buenos deportistas y excelentes futbolistas. Y que además no practican aquel futbol racial que nos hizo famosos al grito de: a mi Sabino, que los arrollo.
Me gustará que ganen. Pero si pierden tampoco me voy a poner a llorar. Nunca he llorado en el futbol salvo cuando me han dado algún golpe en mis partes nobiliarias.
Si quieren que les haga un pronóstico: ganaremos en la prórroga con un gol de Torres.
Escrito queda.
POSDATA
He tenido un pequeño error en el pronóstico: la prórroga no ha sido necesaria...