DEMOCRACIA REAL YA. UN MILAGRO DE SAN ISIDRO

Mientras unos preparan la ley por una muerte digna, miles de jóvenes y no tan jóvenes celebraban esta tarde y por las calles de Madrid los funerales por la muerte de los partidos políticos tradicionales. El grito que hoy levantaba mayores ecos era el de “PSOE, PP, la misma mierda es”. Me refiero a las 50 manifestaciones por la Democracia Real Ya que hoy se han celebrado en España. Especialmente a la de Madrid, a la que he acudido provisto de mi palpusa isidril de reglamento en un 15 de mayo.

Si la manifestación la hubieran convocado cualquiera de los partidos del sistema parlamentario sus estados mayores hubieran hablado de gran éxito. Al convocarla una serie de grupos marginales, de organizaciones autónomas y todo tipo de particulares dudo que los medios de comunicación ofrezcan el debido tratamiento de lo que ha ocurrido de Cibeles a Sol. Yo solo puede decir que en el futuro, en el corto futuro que me espera, siempre diré “¿sabéis que yo estuve allí?”

He seguido desde el principio y como observador la gestación de este movimiento y debo decir que no daba dos duros por el éxito. Pensaba que la suma de los chicos del internet gratis mas los movimientos de okupas y perroflautas era misión imposible. Pero he de decir que a veces la química se convierte en alquimia. El manifiesto me sigue pareciendo una carta de buenas intenciones con unas gotas de populismo simplón y unos cubitos de hielo radical. Poca poesía, poca literatura detrás del mismo. Desde luego no será nunca inspiración para un nuevo himno a la marsellesa.

Pero la manifestación me ha dejado alucinado. He visto los ojos de muchos jóvenes ilusionados por saber que hay un camino extramuros del sistema. Allí estaba el pueblo soberano. Los que no votan por asco a la cobardía de los políticos instalados y a su falta de ideas para cambiar la sociedad. Mientras muchos se empeñan en conservar las estructuras de un mundo que se va al carajo unos pocos miles plantaban hoy un camino, una senda de rebeldía. Y eso es una gran buena noticia. Muchas veces nos hemos preguntado donde está la juventud. Aquí estaba una buena representación de ellos. Mileuristas, universitarios, trabajadores, parados. Muchas mujeres jóvenes. Libertarios, comunistas, socialistas, inconformistas, radicales de todas las tendencias. Un barullo de fuerza y de entusiasmo.

Confusa travesía, confusos mensajes, es cierto. Ya digo: lemas populistas, algún que otro friki con pancartas antimasónicas a estas alturas, gritos de un radicalismo infantil. ¿Y qué? La mayoría ni siquiera podía entender lo que allí ocurría. La izquierda vive. No es la izquierda que hoy nos gobierna. Viene de lo mas profundo de la tradición libertaria española. Llega desde las radios piratas. Desde la música rapera. No hace preguntas. No duda. Quieren aquí y ahora que el señor Botín, que los Botines, los Abotonados, los de las Botas y otros Abolsillados no decidan por nosotros.

Algunos extraviados de la ultraderecha, que también los había, alucinaban en colores. No entendían como el discurso populista anticapitalista les estaba siendo arrebatado desde las calles y por los que ellos llaman guarros. También ellos tendrán su momento cuando observen que los Rajoy y compañía no tienen solución para encontrar la vía de salida a la crisis del sistema. Es una vieja tradición española, el populismo siempre ha tenido una base radical, popular y de izquierdas. Aquí el populismo de derechas siempre ha sido beatón y acomplejado. 

Un nuevo movimiento popular ya está en marcha o eso creo. No conquistará escaños. No tendrá influencia en los gabinetes de crisis. Pero ellos ocuparán las calles.

Decía Ramón J Sender “lo que nos pasa es que no tenemos ninguna aptitud para el triunfo, para aprovechar nuestro propio éxito. Solo sabemos aprovechar nuestras derrotas”. Que razón tenía el de Zamora.

Ahora entiendo porque los de Confluencias y los de Equo estaban calentando el ambiente a favor de esta movida. Solo espero que todo esto tenga una continuación sólida. Que no sea otra nueva frustración para tanta gente.

Un milagro de San Isidro.