23 de mayo de 2016

La vamos a liar parda el 26 J

Imagen de la Televisión Vasca






Bueno, señoras y señores, las elecciones ya están a la vuelta de la esquina. Las candidaturas prácticamente cerradas con la única sorpresa de la coalición Podemos-IU y pequeñas escaramuzas en los nombres y en el orden de las listas para el resto de los partidos.

Han tenido los cuarteles generales la oportunidad de preparar con esmero los discursos y los mensajes. Y los votantes, sin embargo, apenas se han enterado de nada. Nos han hurtado las claves de las negociaciones como si fuésemos pardillos asistiendo a un espectáculo de magia y a estas alturas muchos dudan de que el nuevo resultado vaya a cambiar los anteriores.

E ppur si muove. Nuestras reglas electorales, en particular el reparto de los últimos restos en las circunscripciones provinciales, pueden despejar en un sentido o en otro el empate casi aritmético entre los escaños obtenidos por los bloques izquierda-derecha. Pequeñas y sutiles alteraciones en el número de votantes y en el reparto de los votos pueden hacer posible que lo que hoy es un empate a ±160 escaños por cada bloque (PP+C,s versus PSOE+Podemos-IU) se  convierta en un 150-170 o un 170-150, como ustedes prefieran, con lo cual se despejarán las dudas, miedos e incertidumbres que con los resultados del 20 D se instalaron. Incluso dada la seguridad de que no se volverán a repetir las circunstancias que propicien una tercera convocatoria, los partidos y las coaliciones estarán más obligados a los pactos que nunca.

Ahora no sabemos, nadie lo sabe, hacia donde se inclinarán esas pequeñas convulsiones en el reparto de los últimos escaños. Pero muchos se atreven a sacar sus bolas de cristal o elevar a pronóstico sus propios deseos. Está en nuestra naturaleza el horror al vacío, la necesidad de eliminar incertidumbres y la vocación del juego y de la adivinación. Algunos piensan (o desean) que la derecha se llevará el gato al agua y además tienen a su disposición grandes medios de comunicación de masas para vender la moto. Otros, especialmente los partidarios de la nueva coalición de izquierdas se sienten incentivados por ese logro y cuentan con una formidable fuerza militante, ingenio y proyección en los medios digitales y las redes sociales. Por PSOE y Ciudadanos no parece que mucha gente apueste por que den la campanada, al revés, muchos temen o desean que se peguen la costalada.

Esa situación que he descrito los politólogos de guardia la llaman “polarización”. Con esa palabra intentan transmitir que la batalla se juega en los extremos. Es posible. Lo mismo está pasando en toda Europa y en los EEUU. Acabamos de ver las elecciones presidenciales en Austria como prueba de ese fenómeno y nos tocará saber dos días antes de ir a votar los resultados del conocido como referéndum Brexit. Los expertos en pronósticos demoscópicos están afilando sus instrumentos de interpretación y no parece que todavía vean la luz. Muchas de las encuestas que conocemos estos días no tienen como objetivo conocer la verdad sino formular las mejores estrategias para sus correspondientes señoritos. Hace tiempo que con algunos amigos se nos ocurrió montar un esquema de investigación demoscópica mediante crowfunding pero no salían los números ni las fuerzas. A otros, más ingeniosos, como la Universidad de Valencia están investigando sobre nuevas metodologías de encuesta y los más espabilados se limitan a consolidar las distintas encuestas y sacar medias referenciales. Al día de hoy les puedo asegurar que nadie tiene delante de si las tripas del ave ni se atreve a pronosticar un resultado.

Tendremos mucho tiempo para evaluar las campañas y afinar pronósticos. Sirva esta nota como aperitivo.


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