23 de diciembre de 2007

REYES MAGOS VS PAPA NOEL


Veo en la red que se está produciendo un divertido debate sobre Papa Noel y los Reyes Magos. Me han resultado especialmente divertidos dos textos:

-el de Daniel Lobo en su estupendo blog Daquella Manera que recomiendo leer con atención pues da la vuelta a los tradicionales sarcasmos contra el pobre Papá Noel.

- y el del blog de la asociación de padres del colegio público madrileño Rufino Blanco sumándose a la campaña a favor de los Reyes Magos, únicos reyes que concitan la admiración de las gentes de izquierda de nuestro país- dejando aparte los reyes de la baraja, claro está.

En estas que me entero por mi amigo Adolfo que en el distrito de Hortaleza está a punto de producirse el enésimo desencuentro entre los vecinos del barrio y las autoridades municipales dependientes del Faraón Gallardón. No contentas esas autoridades de que durante veinte años los vecinos del distrito hayan organizado autónomamente la cabalgata de Reyes pretenden, por supuestos e inexistentes asuntos de seguridad pública, organizar una cabalgata “oficial” debidamente sponsorizada por empresas privadas y mandar a los vecinos a galeras. Entre alguna de las propuestas municipales destaca montar una especie de trencito para llevar a los niños discapacitados del barrio, algo así como una versión moderna de “lleve a un pobre a su mesa por navidad” de la película Plácido. Que buenas son las madres ursulinas que nos llevan de excursión. De traca.

Yo tengo que confesar que en esta polémica me inclino por el lado monárquico, aunque de niño los Reyes me solían traer de regalo calzoncillos de lana y lapiceros de colores, cosa que me producía urticaria- la lana me daba alergia y los lápices me recordaban mi legendaria incapacidad de dibujar. Pero mi aversión a las distintas versiones del Papa Noel han debido compensar mi escaso aprecio por los Reyes.

Digamos que lo de conservar las esencias patrias me trae sin cuidado. Del nacionalismo y el tradicionalismo no espero nunca nada bueno. Pero defender a Papa Noel se me hace cuesta arriba.

Opinen ustedes si les apetece, pero por favor no me monten partidos políticos a la medida. En los enlaces que les he propuesto hay material suficiente para investigar sobre el tema.

En cuanto a la cabalgata de Hortaleza mi solidaridad con los vecinos del barrio. Para un barrio que existe en Madrid con iniciativa popular….

15 de diciembre de 2007

El circo Olavide llega a la ciudad de París

B and B poster abt 1900

El circo de las maravillas, el famoso circo de Olavide se presenta por primera vez en Paris.

Es un circo humilde, de trabajadores infatigables, de monos que se escabullen, de fieras domadas a base de desayunos con cereales.

Es un circo para niños y mayores. Para abuelos y tíos. Para vecinos y peatones.

Es un circo ambulante. Es un circo a pie. Un circo a piñón fijo. Un circo sobre una bicicleta.

Es un circo americano. Y ruso. Y austrohúngaro.

Es un circo de barrio. De ciudad. De campo.

Es un circo a veces triste. A veces loco. A veces silencioso.

Es este circo verán payasos, acróbatas y trapecistas sin carnet.

A leones, panteras y tigres con pasaporte.

A forzudos y gimnastas sin dinero en el banco y con la hucha llena de agujeros.

A Pinito del Oro que ha vuelto con su frufrú azul y sus leotardos dorados.

A Ramper con su monobici sin pedales.

A Gómez de la Serna, sordo como una tapia, pidiendo trabajo como jefe de pista.

Oirán la orquesta del maestro Salmerón y sus músicos de hoja de lata.

Sufrirán con el redoble del tambor del profesor Salfumán.

Su vista se perderá en las alturas del trapecio volante donde gobiernan los hermanos Karamazov, precedentes del circo ruso.

Los músculos de sus brazos y piernas se contorsionarán al ritmo de los aros españoles y vibrarán al son de la música de las serpientes.

Reiréis como payasos con los torpes payasos de Olavide.

Con las focas amaestradas de la reina de los polos comprenderéis la importancia de la lucha contra el cambio climático.

Con los chimpancés de Guinea sabremos de donde venimos.

El profesor Zeta, discípulo de Houdini, mago de las esferas, brujo de la baraja española enseguida adivinará el año en el que nació cada uno de vosotros y hasta vuestros nombres. No seréis capaces de esconder ni el mas oculto de vuestros secretos.

Los leones del circo de Olavide no han sido amaestrados. Ya nacieron sabiendo como comportarse en el mundo de los humanos. Nadie mete la cabeza en sus fauces. Son ellos los que se atreven valientemente a poner sus orejas antes nuestras bocas. Son los leones mas valientes del mundo.

Los payasos de Olavide se entrenan día tras día en las calles de Madrid. Se fijan en todo. En los saltos de los peatones para evitar los coches. En las habilidades de los ciclistas para sortear el tráfico. En los ahorros de los jubilados para llegar a final de mes. Y luego vienen al circo y nos lo cuentan todo.

Vean y disfruten. Las tres pistas van a ser abiertas. No esperen elefantes ni jirafas. Este es un circo pobre. No esperen lentejuelas y brillos de oro en los trajes de nuestros artistas. Este es un circo pobre. No esperen redes tejidas para dar seguridad a nuestros trapecistas. Este es un circo pobre. Pero el asombro de los niños y las risas de los mayores hacen de nuestro circo, del circo de Olavide el mayor espectáculo del mundo.

12 de diciembre de 2007

No al canon por prestamo de libros de las bibliotecas




Copio desde el blog Ribadeando un texto de José Luis Sampedro a propósito de la imposición de un canon de 20 centimos de euro por cada préstamo de libro que las bibliotecas efectuen.

Cuando yo era un muchacho, en la España de 1931, vivía en Aranjuez un Maestro Nacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit. A punto de jubilarse, acudía a la escuela incluso los sábados por la mañana aunque no tenía clases porque allí, en un despachito que le habían cedido, atendía su biblioteca circulante. Era suya porque la había creado él solo, con libros donados por amigos, instituciones y padres de alumnos. Sus ‘clientes’ éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres a quienes sólo cobraba cincuenta céntimos al mes por prestar a cada cual un libro a la semana. Allí descubrí a Dickens y a Baroja, leí a Salgari y a Karl May. Muchos años después hice una visita a un bibliotequita de un pueblo madrileño. No parecía haber sido muy frecuentada, pero se había hecho cargo recientemente una joven titulada quien había ideado crear un rincón exclusivo para los niños con un trozo de moqueta para sentarlos. Al principio las madres acogieron la idea con simpatía porque les servía de guardería. Tras recoger a sus hijos en el colegio los dejaban allí un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuando regresaban a por ellos, no era raro que los niños, intrigados por el final, pidieran quedarse un ratito más hasta terminar el cuento que estaban leyendo. Durante la espera, las madres curioseaban, cogían algún libro, lo hojeaban y a veces también ellas quedaban prendadas.Tiempo después me enteré de que la experiencia había dado sus frutos: algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes de que una simple moqueta en manos de una joven bibliotecaria les descubriera otros mundos. Y aún más años después descubrí otro prodigio en un gran hospital de Valencia. La biblioteca de atención al paciente, con la que mitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de los propios enfermos, fue creada por iniciativa y voluntarismo de una empleada. Con un carrito del supermercado cargado de libros donados, paseándose por las distintas plantas, con largas peregrinaciones y luchas con la administración intentando convencer a burócratas y médicos no siempre abiertos a otras consideraciones, de que el conocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a la curación, al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sus usuarios de una biblioteca con un servicio de préstamos y unas actividades que le han valido, además del prestigio y admiración de cuantos hemos pasado por ahí, un premio del gremio de libreros en reconocimiento a su labor en favor del libro. Evoco ahora estos tres de entre los muchos ejemplos de tesón bibliotecario, al enterarme de que resurge la amenaza del préstamo de pago. Se pretende obligar a las bibliotecas a pagar 20 céntimos por cada libro prestado en concepto de canon para resarcir -eso dicen- a los autores del desgaste del préstamo. Me quedo confuso y no entiendo nada. En la vida corriente el que paga una suma es porque: a) obtiene algo a cambio. b) es objeto de una sanción. Y yo me pregunto: ¿qué obtiene una biblioteca pública, una vez pagada la adquisición del libro para prestarlo? ¿O es que debe ser multada por cumplir con su misión, que es precisamente ésa, la de prestar libros y fomentar la lectura? Por otro lado, ¿qué se les desgasta a los autores en la operación?.¿Acaso dejaron de cobrar por el libro?. ¿Se les leerá menos por ser lecturas prestadas?.¿Venderán menos o les servirá de publicidad el préstamo como cuando una fábrica regala muestras de sus productos?. Pero, sobre todo: ¿Se quiere fomentar la lectura?, ¿Europa prefiere autores más ricos pero menos leídos?. No entiendo a esa Europa mercantil. Personalmente prefiero que me lean y soy yo quien se siente deudor con la labor bibliotecaria en la difusión de mi obra. Sépanlo quienes, sin preguntarme, pretenden defender mis intereses de autor cargándose a las bibliotecas. He firmado en contra de esa medida en diferentes ocasiones y me uno nuevamente a la campaña. ¡NO AL PRÉSTAMO DE PAGO EN BIBLIOTECAS! José Luis Sampedro, escritor y filósofo.

Si estas de acuerdo, pásalo. Mejor todavía publícalo en tu blog, manda copia a tus amigos, firma en la web de la campaña contra el canon.

11 de diciembre de 2007

Los ciegos y las calles.


Parisian Blind Man. Autor Ali K.

Se me ha curado una vieja y rara fobia que padecía. Me entraban sudores fríos y me crujían los dientes cada vez que veía a un ciego caminando por las duras calles de Madrid a bastonazos. Pero ayer, era de noche y no es un chiste, un ciego cruzaba a toda leche sin compañía de ningún lazarillo ocasional el semáforo de Eloy Gonzalo con Trafalgar. El caso es que el disco estaba en rojo y la chicharra que avisa a los invidentes sonaba con su música característica de tal circunstancia. Braceando con su bastón consiguió que los coches se detuviesen a su paso milagrosamente. Debía de tener mucha prisa pues le observé entrando a toda velocidad en el centro de salud de la esquina. Una señora mayor decía: este hombre va como loco; la amiga que la acompañaba le replicaba: ¿no ves que es ciego? Y la otra respondía: claro, ahora lo entiendo, es que como no ve… Me dije para mi mismo: si este hombre consigue saltarse un semáforo a las siete de la tarde y salir ileso es evidente que los invidentes, perdón por el retruécano o la aliteración- ya no me acuerdo como se llama esta figura literaria-, pueden caminar tranquilamente solitos por las calles, a través de las zanjas, por debajo de los andamios y sorteando todo tipo de obstáculos en las aceras. Mi fobia ha quedado curada por esta técnica conductista, nunca mejor empleada la expresión. Amigos míos psicólogos y hasta psiquiatras me habían comentado que mi fobia es bastante común, incluso me dijeron un nombre raro, algo así como tiflonosequé. Pues nada ya saben ustedes. Se cura persiguiendo a un ciego hasta que le veas cometer una locura y salir indemne del apuro.

De niño era norma de educación básica ayudar a cruzar la calle a los ancianos y a los ciegos. Hoy los ciegos se han liberado de tan incomoda dependencia y avanzan a toda pastilla por calles y plazas. Conocí a una ciega, por cierto que magnífica fisioterapeuta, que incluso salía a la calle sin bastón. Desde Homero hemos tenido la sospecha de que los ciegos tienen un sexto sentido y que ven cosas que los videntes no alcanzamos a ver. Mi amigo Enrique, que fue dirigente de la Once, sabía reconocer los colores de la ropa por el tacto, y no es broma. Es absolutamente cierto. Existen muchas leyendas sobre los ciegos. Creo que hoy los ciegos, por lo menos los españoles, se han convertido en personas corrientes y molientes. Solo les diferencia de los demás la alegría por compartir la conversación y el diálogo. Puedes hablar con un ciego horas y horas que no se cansará nunca de darle a la muy. A mi me agotan. Ahora. Con la fobia curada, me atreveré a dar largos recorridos peripatéticos con un ciego al lado, sin cogerme de su brazo. Hablaremos de Max Estrella, del Lazarillo de Tormes o de lo que se tercie. Si se adelanta o se retrasa allá él. Es su problema, no me acusará de sobreprotección.

Bienvenidos los ciegos a la dura vida de las ciudades.

8 de diciembre de 2007

Feliz Navidad! Merry Christmas!

5 de diciembre de 2007

La lectura, el informe PISA y los poetas adolescentes



IES Ramiro de Maeztu-Aulas, originally uploaded by Enrique Fidel.

Recordaba ayer Juan José Millás al recibir el honoris causa de la Universidad de Oviedo en compañía de Angel González al profesor de literatura Emilio Miró. Rememoraba como siendo él un adolescente estudiante de Preu conoció al poeta asturiano gracias a que el profesor Miró le llevó a una de las clases a leer sus poemas. Emilio Miró fue también profesor mío en el Ramiro de Maeztu. Seguro que le recuerdan mis amigos Pablo y Enrique, alumnos del instituto por aquellos años. Era, no se si ya estará retirado, un hombre pequeño de altura pero grande en la forma de interesarte por los libros y por los autores. Su inconfundible acento del sur, creo que era malagueño, y su voz cantarina los tengo registrados en mi memoria sonora.
Con que pasión recitaba o leía, como sabía transmitir emociones. Cada clase de este hombre era un estímulo para aprender, para conocer. Neruda, Lorca, el Arcipreste, Garcilaso, Cernuda desfilaban ante nuestros ojos y oídos sin solución de continuidad. Para chicos de 15, 16 o 17 años era todo un descubrimiento. Aprender a contar las sílabas de los versos, a diferenciar un romance de un soneto, a apreciar las metáforas y las distintas formas poéticas todo un milagro. La cosa daba hasta para realizar recitales colectivos en el teatro del instituto. Recitales donde participaban muchos de los alumnos presentando sus obras. Existía un contagio creativo tal que hasta los menos dotados por las musas no tenían empacho en subir al estrado para declamar sus mas tristes o alegres versos. Algunos incluso pensábamos que aquello era nuestro camino y empezábamos a recalar por los bajos del Lyon o por el Ateneo en tantas tenidas poéticas nocturnas como se convocasen. Los Esteban, Paramio y tantos otros de nuestros compañeros eran pequeñas y rutilantes estrellas adolescentes en aquellos foros llenos de esperpénticas figuras de cera.
El Ramiro de Maeztu sigue siendo hoy un centro público excelente. En aquellos años, finales de los 60, era también un centro lleno de actividad a favor del cambio. La dureza y el estilo de la educación nacional católica ya habían pasado a la historia. Incluso las clases de educación patriótica, la llamada asignatura de Formación del Espíritu Nacional, eran el fermento de nuevas formas de conocer el país críticamente. No quiero decir con esto que la educación general en España por aquellos años fuese buena. Al revés, el Ramiro era una excepción. Pero existía un espíritu de cambio ya muy latente en la sociedad que se contagiaba a todos los estamentos, al profesorado, al alumnado y no solamente en los ámbitos universitarios, también en las enseñanzas medias.
Hoy, cuarenta años después, con unos sistemas y unas dotaciones mucho menos precarias que entonces, con un marco social mas culto y preparado, parece sin embargo que los resultados de la educación española no son tan buenos como sería de desear. Especialmente en lectura. Es una pena. Pero yo me pregunto si no tendrá algo que ver la falta de pasión de nuestros enseñantes. La falta de entorno social favorable al cambio que disfrutábamos entonces. Me hago muchas preguntas. Y no tengo respuestas. Espero que alguno se anime a comentar.
ACTUALIZACIÓN 26 DICIEMBRE 2009

Ayer el profesor Miró dejó un comentario en este texto. Siendo Emilio Miró el verdadero protagonista e inspirador de mi post me parece necesario traer a portada sus comentarios. Solo me queda darle las gracias y solicitar que si alguno de los lectores conocen o tienen acceso a Juan José Millás le den aviso de las palabras de nuestro común maestro.

Gracias Emilio
Este es el comentario de Emilio Miró:
"Con emoción he leído, en "La lectura, el informe PISA y los poetas adolescentes", las palabras cariñosas, generosas, en tu recuerdo del Ramiro de Maeztu y de mis clases de Literatura. Para mi fueron unos años fundamentales en mi vida, en mi iniciación profesional y como persona adulta: si di, enseñé, algo, recibí mucho más; el interes, el entusiasmo, incluso, de aquellos jóvenes -algunos, pocos, mayores- que llegaban por la tarde a las aulas desde sus trabajos, que estudiaban, leían, y asistían -los sábados por la tarde y domingos por la mañana- a reuniones literarias, lecturas poéticas, como la recordada por Juan José Millás, de Ángel González, que acudió generosamente, como otros escritores, sin cobrar nada, pues no disponíamos de dinero alguno para esos actos. Sí teníamos el permiso y la colaboración del director de los Estudios Nocturnos, de don Antonio Magariños, al que debo y quiero recordar -y lo hago siempre- por su dedicación ejemplar y liberalidad admirable.
Hace algunos años asistí a alguna comida de antiguos alumnos del "Nocturno". No sé si eras uno de aquellos comensales.
Muy próximo a jubilarme -éste es mi último curso en la Universidad- me llega indirectamente (me lo ha facilitado un alumno de la Facultad) este testimonio tuyo de aquel islote de cultura y libertad, de amistad y tolerancia, de vida compartida (y recordáis, recuerdas, también a Rafael García Moreno, profesor de Arte y Filosofía). Y hasta llegamos a sacar una modestísima revistita (creo que un sólo número: no había para más), titulada "En castellano" (nuestro homenage a Blas de Otero, un nombre tachado en la España oficial de entonces), en donde Juan José Millás publicó algunos de sus primeros textos.
Me gustará recordarlo con él, a quien hace años, muchos años, que no veo, y a quíen tanto agradezco -como a ti, amigo conocido/desconocido- sus palabras en Oviedo.
Podría seguir y seguir, pero no debo ponerme es "estupendo" -como diría Valle-Inclán-. Gracias, muchas gracias, por este inesperado regalo que me ha llegado en estos fríos y lluviosos días, ya invernales, tan llenos de melancolía y emociones. Como ésta que ha nacido gracias a ti y a Millás. Con mi gratitud, vaya para ti, para todos los compañeros de aquel "Ramiro" un hondo y ancho abrazo."


ACTUALIZACIÓN 4 DE JUNIO DE 2017

La promoción de Antiguos Alumnos del Ramiro de Maeztu del año 1964 han tenido la gentileza de reproducir en su totalidad esta entrada del blog. Desde aquí les hago llegar mi agradecimiento.
 

3 de diciembre de 2007

NIKE y mis queridos pies

Mis zapatillas NIKE después del desastre

Hace unos meses me compré unas ferolíticas zapatillas Nike para correr. Hasta ahora he sido usuario de Adidas y otras marcas y a Nike le tenía cierta prevención debido a lo que considero excesos en su política de comunicación. Pero bueno, me habían hablado muy bien de la Pegasus Air y aprovechando algún momento de locura consumista las compré en la tienda de Nike de la Gran Vía de Madrid.

Hoy, desgraciadamente para mis pies, he empezado a usarlas. Son de mi talla y aparentemente parecen fantásticas. Pero he empezado a notar una molestia en el pie izquierdo luego de dar alguna vuelta al circuito de tartán del horroroso campo de golf del Canal de Isabel II. Me ha costado llegar a casa y comprobar que ya lucía una fuerte rozadura en la parte derecha del puente del pie izquierdo. Rozadura que ya por la tarde se ha convertido en ampolla.

La herida ha sido provocada por la plantilla rígida de la que viene dotado el zapato sin ninguna duda.

He ido por la tarde con mis zapatillas en una bolsa a la tienda de Nike a ver si existe alguna solución. Cambio por otro modelo, cambio de la plantilla o devolución del importe. Según los jóvenes dependientes, las zapatillas ya están usadas y no se pueden cambiar. Informo que hoy ha sido el único día en la que las he usado con tan triste resultado. Plantillas no tienen. Y en cuanto a devolver el dinero pues casi se ríen de mí. Soluciones que me proponen, por este orden:

-que las use sin plantillas. Cualquier corredor minimamente informado sabe que está sería la peor solución.

-que las recorte hasta resolver el problema. Para ese viaje no necesito alforjas.

-que las cambie por unas plantillas que puedo comprar en la tienda Foot Locker.

Como Foot Locker tiene una tienda muy cerca, en Preciados enfrente de la FNAC, hasta allí que me he ido.

Un dependiente muy amable me ha ilustrado debidamente. Me informa que el problema viene por que NIKE ha cambiado las plantillas de la Pegasus por un modelo mas rígido que produce estos problemas a mucha gente. Que disponen de plantillas al precio de 15 euros mas blandas y bien probadas. Pero que intente recortar la plantilla a ver si consigo hacerme con ellas. Que no le coja miedo al modelo, que según él es muy bueno, pero que todo el mundo tiene fallos.

Primera conclusión. Un empleado de Foot Locker me ha sido infinitamente mas útil que los de NIKE para hacer frente a un problema ocasionado por NIKE.

Segunda conclusión. Los problemas ocasionados por sus productos, no olvidemos que son productos específicamente diseñados para el deporte y por los que cobran unos precios estremecedores, no son sus problemas. Lo mas que pueden hacer es mandarte al zapatero de la esquina o al podólogo. Ellos pasan del asunto.

Tercera conclusión. A partir de ahora los zapatos de deporte los compraré en Foot Locker. Y por supuesto nunca serán NIKE.

Y otra derivada: me apuntaré a todas las campañas de boicot a NIKE de las que sea conocedor, como por ejemplo a esta de la Red de Consumo Solidario, por lo que invitó a todos los que conozcan referencias de tales campañas a que las incluyan en los comentarios de esta entrada.

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