26 de junio de 2011

Genética, fracaso escolar y otros argumentos.



El premio mayor de la lotería de la estupidez ha caido esta semana en la sede de la CEOE. Nuestros empresarios se han levantado con el pie izquierdo el mismo día que dieron a conocer un informe en el que aseguran que la herencia genética determina el comportamiento y el éxito educativo de nuestros niños y jóvenes. El informe está trufado adicionalmente de perlas de pensamiento "científicas" como que la crecida presencia de las mujeres en el profesorado determina la reducción de la jornada escolar.

No debemos aceptar este debate como algo natural. Es sencillamente repulsivo recuperar este lenguaje sexista, racista y genetista propio de otros tiempos. Vivimos en una sociedad en crisis, llena de miedos y buscamos explicaciones sencillas a nuestro malestar. Ha pasado en todas las épocas de crisis. Somos depositarios de un arsenal de argumentos tribales, nacionales, de clase y de raza que nos ofrecen  seguridades que el entorno se niega a darnos. Así buscamos la identidad, buscamos la fuerza de la unión con nuestros semejantes en detrimento del extraño, del extranjero, del raro. Pero tambien de aquellos de nosotros que no nos resultan cómodos.

Sabemos que la variabilidad genética de la raza humana es muy pequeña y que no existen elementos diferenciadores entre las razas que determinen grados de inteligencia o de habilidad entre los humanos por razón de raza. Las diferencias individuales en madurez intelectual o coeficiente de inteligencia se producen de manera similar en el interior de todas las poblaciones.

Las relaciones entre herencia y ambiente son lo suficientemente complejas como para andarnos con cuidado a la hora de manejar argumentos supuestamente científicos en torno a problemas tan inmediatos como el fracaso escolar. Los informes PRISA han encontrado evidencias diferenciales en los comportamientos de los alumnos en función de sus clases sociales, pero nunca han proporcionado argumentos como para buscar en la genética las raices del éxito o del fracaso escolar.

Que los genios de la CEOE vengan ahora a encontrar argumentos genéticos en los comportamientos de nuestros alumnos nos retrotraen a periodos de nuestra historia dignos de olvido. Ya la UNESCO en 1964 dejó sentado el principio de "que los pueblos del mundo parecen poseer hoy en día unas potencialidades biológicas iguales para alcanzar cualquier nivel de civilización. Las diferencias en los logros de los pueblos diferentes deben atribuirse unicamente a su historia cultural".

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