Foto de Xavier68 en Flickr. Licencia CC |
No me presento a las elecciones pero seguro que voy a votar.
Se a quien no votar pero dudo sobre a quién hacerlo.
Para despejar dudas me he confeccionado mi propio programa
electoral y miraré que candidatura se ajusta más al mismo.
Lo primero de todo: aquellos partidos que repitan el
mantra del crecimiento como receta para resolver los problemas económicos
quedarán descartados. Una de las pocas cosas seguras que uno tiene a estas
alturas es el saber que el consumo, que el consumismo, nos ha traído hasta
aquí. Que el verdadero nombre del consumo en nuestra sociedad es derroche. Que
tiene que existir un camino hacia una sociedad cuyas metas no sean el
crecimiento sino el ahorro y el consumo sostenible. De alguna manera aquellos
cuya meta sea recuperar el crecimiento por la vía del consumo están condenando
a nuestras sociedades a repetir el ciclo de las crisis financieras una y otra vez.
El reto es hoy fijar unas pautas de sociedad que den prioridad a la calidad de
vida, al trabajo social, a la igualdad y a la conservación de la naturaleza.
Siendo las cosas de ese modo corresponde idear un gobierno
que luche por implantar los cambios necesarios en el mundo. Soy consciente que
esa sociedad nueva solo será posible a escala planetaria. Por lo tanto lo
primero que le pido a un partido que quiera representarme es que se inserte en
la comunidad internacional de forma responsable. Y la responsabilidad hoy es la
de crear nuevas instituciones internacionales a la vista del fracaso de las
existentes. De no ser así asistiremos a una ceremonia de confusión y de ruido
en las relaciones internacionales. A un retorno de los nacionalismos egoístas y
a la emergencia de liderazgos indeseables.
Sigue siendo central resolver de una manera razonable el
drama del paro. Y para ello resulta clave conocer las razones de que en nuestro
país las cifras de paro presenten unos resultados tan desquiciantes. Dudo de
las explicaciones generalmente aceptadas al respecto. No creo que el paro se
derive de la existencia de un mercado de trabajo particularmente mal regulado ni que todo se derive
de la estructura de nuestro sistema de producción tan orientada al turismo, la construcción y los servicios. Tiendo a pensar
que existen claves culturales en nuestra sociedad que generan daños en nuestra
forma de entender el trabajo. No puede ser que en periodos de crecimiento
saquemos a nuestros hijos del sistema educativo para ponerlos a trabajar en la
construcción y en épocas de crisis nuestras empresas y sindicatos no sepan
mantener el empleo mediante herramientas de reducción de horas de trabajo y de
sueldos. O que, en ese mismo trance, nuestro sistema de protección del empleo
no sepa compensar el problema más que a través del subsidio del paro olvidándose de todo el repertorio posible de las políticas activas de empleo. Por supuesto que parte de nuestros problemas viene seguramente del desencaje entre nuestros sistemas productivo y educativo.
Si queremos poner en marcha cambios sustanciales en la forma
de gobernar el mundo deberemos encontrar un método para cambiar la forma de
hacer política. Ello nos lleva a pronunciarnos contra el clientelismo, contra
el espíritu sectario, contra el derroche de bienes públicos a la hora de debatir
y de organizar la vida política. En positivo significa pronunciarse a favor de
potenciar las formas de la democracia directa y a reducir la preponderancia de
los partidos. Significa sanear las instituciones y eliminar los sistemas
privados de financiación de los partidos por la vía de la facilitación de
herramientas de comunicación públicas transparentes y abiertas.
También descartaré a los que no anuncien una voluntad
decidida de reformar el sistema político. En esta materia no me interesan nada
las declaraciones de republicanismo o de federalismo si no vienen acompañadas
de un programa de cambios como los siguientes:
-reforma del sistema electoral
buscando la mayor proporcionalidad posible mediante circunscripciones amplias,
preferiblemente las autonómicas. Una parte del congreso de los diputados
elegida por restos nacionales. Listas abiertas.
-Conversión del Senado en una
cámara federal orientada al desarrollo de políticas de convergencia entre las
distintas comunidades autonómicas. Constitucionalización de los Consejos
Interterritoriales como órganos de ejecución de las políticas federales.
-Desaparición inmediata de las
diputaciones y aprobación de una ley de régimen local que de más poderes y
mayores recursos a unos ayuntamientos renovados y a la emergencia de
mancomunidades y órganos comarcales de gestión- me da lo mismo que se llamen
mancomunidades o consorcios-.
En materia económica-administrativa:
-Desaparición de todas, digo
todas, las subvenciones a empresas que no estén vinculadas a la creación de
empleo. La creación de empleo se convierte en la medida y el objetivo de todas
las políticas económicas.
-Amortización de todas las bajas
de personal que se produzcan en la función pública excepto en los servicios
esenciales de salud, educación e igualdad y para funciones directamente
vinculadas a las labores asistenciales directas.
-La decisión del inicio de obras
públicas será producto del debate social y de la implicación de los poderes
legislativos y los consejos económicos y sociales- estos últimos serán democratizados
hasta el límite de lo posible.
-Las políticas de austeridad en
el gasto administrativo e institucional serán controladas por Tribunales de
Cuentas reformados con un sentido democrático pleno, nada de organismos de
control a la medida de los poderes ejecutivos.
En políticas económico fiscales:
-elevación del IVA en la misma
medida en que se reduzcan las cotizaciones sociales.
-nivelación de la fiscalidad del
trabajo y de la inversión.
-impuesto especial sobre las
grandes fortunas dedicado en exclusiva a políticas de solidaridad social
-control de las actividades
bancarias relacionadas con la inversión exterior
-un tipo especial de IVA del 50%
para una lista de productos de lujo como joyas, coches de gran cilindrada,
barcos de recreo, etc.
-reforma del IRPF con elevación
de los tipos máximos para ingresos salariales superiores a los 100.000 euros
anuales
-incremento de las sanciones y
las penas del fraude fiscal.
En materia económica empresarial:
-políticas de energía orientadas
al ahorro. Promoción de las energías renovables ordenada y sin dejar hueco a la
picaresca.
-políticas regulatorias estrictas
de la actividad financiera. Control por parte del BdE de la actividad de las
Cajas de Ahorro.
Por último me permito dar a conocer la presentación
sintetizada de documento de trabajo
elaborado por un grupo de ciudadanos que a lo largo de los últimos meses hemos
estado debatiendo y discutiendo en torno a los problemas de la política
española (cualquier interesado en conocer todos los documentos de trabajo
pueden solicitarlo) :
COSAS
QUE NOS GUSTARÍA CAMBIAR.
REFLEXIONES
DE UNOS CIUDADANOS DE A PIE.
Hace unos meses un
grupo de ciudadanos coincidíamos y participábamos en una frustración común.
Frustración y disgusto por la crisis de
funcionamiento democrático, por la pérdida de valores ciudadanos, por la
degradación de la función pública en casi todos sus ámbitos (político,
jurídico, sanitario, educativo, etc.).
No era fácil para nosotros encontrar respuestas sencillas y creíbles a ese malestar
difuso que nos desalentaba. Cada posible respuesta nos llevaba a escenarios que
nos instalaban en otras dudas, en divergencias de modelos en los que afloraban
nuestras distintas percepciones políticas personales.
Éramos conscientes del
momento de crisis que atraviesan la economía mundial y la de nuestro país. De
los desafíos políticos que implican las desigualdades entre los países
desarrollados, los emergentes y los más pobres, así como los trastornos
que esas desigualdades hacen aflorar
tales como las migraciones masivas y el racismo creciente. En coincidencia con
nuestra reflexión nacieron los fenómenos de emancipación de los países árabes y
del norte de África que vienen a ser un factor de esperanza para la democracia
y el respeto de los derechos humanos en el mundo pero que suponen un enorme
riesgo de desestabilización política internacional. La crisis energética y los
recientes acontecimientos medioambientales en Japón han venido a sumar
perplejidad y a aumentar nuestro grado de confusión sobre el futuro del mundo.
Todo ese panorama, este
pandemónium de acontecimientos y de tendencias, nos hace si cabe más presente
que nunca la necesidad de contar con unas instituciones políticas de calidad en
cada país, en el nuestro por supuesto, pero también a escala multilateral. Y es
en ese contexto cundo nos percatamos que interrogarse sobre las carencias de
los modelos políticos y de gobierno alcanza unas proporciones más importantes
que nunca. Lejos de ser la crisis un elemento que nos paralice y nos imponga
una especie de freno para la crítica de
los sistemas políticos debería ser un
incentivo para promover el debate y la reforma de nuestras instituciones
políticas representativas. Si el cambio y los sacrificios que los tiempos
presentes nos hacen adivinar para el futuro
son obligados deberemos ser
conscientes de la importancia de la participación de los ciudadanos en la
gestión pública. Son innumerables los discursos en clave neoliberal que tratan
de dictar a las sociedades alternativas basadas exclusivamente en el sacrificio
de los ciudadanos de a pie, de los trabajadores y de las clases medias y en el
abandono de avances sociales que creíamos incorporados plenamente e
irrenunciablemente a nuestro modelo de sociedad. Y dictan esas fórmulas en el
contexto de unos gobiernos dóciles y de unas fuerzas políticas entregadas de
pies y manos al deus ex machina de una solución de los problemas en las que los
ciudadanos no tenemos otro papel que aguantar los sacrificios sin rechistar
pues si rechistamos puede ser incluso peor.
Creemos poder afirmar
que la mayoría de los ciudadanos de este país, coincidimos en que no nos
gusta el trabajo que nuestra clase
política realiza, ni su estilo, ni su falta de compromiso con la ciudadanía y
que además no llega a un nivel mínimo de honradez y transparencia. Nos parece
que más que trabajar para los ciudadanos funcionan para el beneficio de ellos
mismos y de grupos de poder afines, pero no para el conjunto del país, ni
siquiera para el beneficio de sus propios votantes. Creemos que también coincidimos con casi todos los ciudadanos en
que la Justicia en este país no se ha modernizado al nivel que otras
instituciones del estado han llevado a
cabo y que no da un servicio mínimamente aceptable.
Este grupo se propuso
reflexionar con cierta calma en algunos problemas y encontró que existen
alternativas con una razonable posibilidad de ser puestas en marcha sin grandes
convulsiones políticas.
En primer lugar, hay
una separación entre los intereses de la clase política y los intereses de los
ciudadanos tal como perciben las últimas consultas demoscópicas y que ello
produce un enorme malestar en nuestra vida cotidiana. Además percibimos
una baja
calidad en el trabajo de las instituciones políticas, un insuficiente control por parte de la ciudadanía de su actividad. Observamos,
finalmente, la falta de castigo cuando se cometen ilegalidades e incluso, es
muy llamativo que los ciudadanos no parezcan querer utilizar mediante la
herramienta democrática del voto el castigo democrático correspondiente que no
es otro que dejar de votar a las personas incursas en prácticas de corrupción.
Existe un excesivo
poder de los partidos políticos en los tres poderes del estado, el ejecutivo,
legislativo y el judicial. Hoy en día los tres poderes están controlados por
los partidos mayoritarios de una manera abusiva y nada transparente.
El mal funcionamiento
de la Justicia, es otro punto clave. Hemos encontrado que este problema se debe
a varios hechos significativos, en
primer lugar está la politización tanto del Consejo del Poder Judicial como
en la designación de cargos en los
diferentes tribunales, que en vez de regirse por criterios basados
exclusivamente en la calidad de sus
miembros, se rigen por su afinidad y simpatías con determinados grupos
políticos o ideológicos. Otro aspecto es
la propia judicatura, cuyo trabajo como conjunto, está claramente por debajo de la calidad y
cantidad requerida por la ciudadanía y esto a su vez es debido por el
insuficiente control por los órganos
encargados de supervisar su trabajo. Otro problema clave de la Justicia es la lentitud de la misma, esta tardanza en
la resolución de las causas muchas veces hace que “La Justicia”
este casi desapareciendo de este
país.
Hay otros muchos problemas en la justicia que describimos en el artículo correspondiente.
La ley electoral
actual favorece de manera desmesurada a los dos partidos mayoritarios
eliminando del poder y representación política, a una importante masa de
ciudadanos. Esto excluye del juego político a representantes legítimos de una
parte importante de la nación y permite la patrimonialización de las
instituciones por parte de los partidos mayoritarios.
Como soluciones a
estos problemas hacemos varias propuestas.
Respecto al primer
punto, proponemos un sistema de listas abiertas en las elecciones de manera que
el ciudadano, además de ejercer sus derechos de voto y asociación, pueda
desalojar de la lista del partido que quiere votar a políticos corruptos o
ineficaces que actualmente los partidos se empeñan en admitir en sus listas. La
lentitud de la justicia permite que la corrupción política a todos los niveles
salga impune. Como la lentitud de la
justicia es un problema global, de momento, nos interrogamos sobre la
posibilidad de concentrar en instancias judiciales especializadas la persecución
de los delitos políticos de corrupción de la misma manera que existen
Tribunales de Violencia de Género.
El problema de la
Justicia, requiere el firme compromiso de todos los partidos políticos, de
todas las instituciones y de todas las fuerzas democráticas para lograr la
independencia de la misma haciendo que su funcionamiento se rija exclusivamente
por criterios de mérito. Esta es una demanda irrenunciable para que un país se pueda considerar democrático.
Proponemos una reforma
global de la Ley electoral, como además así fue pactado cuando se negoció al
comienzo de la democracia entre los partidos que entonces se formaron. Nunca se
llegó a atender ese compromiso de tal forma que un modelo electoral que trataba
de asegurar al máximo posible la existencia de una mayoría estable al margen de
otros valores de representación se ha convertido en una especie de corsé al
servicio de las dos fuerzas dominantes a escala del conjunto del país.
La mejora del
funcionamiento de los mecanismos electorales y partidarios a su vez requiere la
introducción de muchos cambios, algunos de los cuales proponemos en el
documento correspondiente.
En nuestras
discusiones hemos encontrado también argumentos para realizar cambios en otras
políticas públicas como las referidas a la organización laica del Estado, el
modelo de las obras públicas y en particular sobre la necesidad de crear una
nueva forma de entender la ciudadanía como ejercicio de responsabilidad basado
en la ética personal y la moral pública.
En conjunto hemos tratado
seis temas
La
Corrupción
La
Justicia
La ley
Electoral
La
Laicidad del Estado
Ética
ciudadana, moral pública y calidad de la
democracia
Planificación
de la Obra Pública en España
De alguna manera
podríamos seguir insistiendo en esta tarea de mirar con atención tantos
fenómenos políticos como nos perturban. Hablaríamos por ejemplo de la reforma
de la Función Pública, de la educación o de la enseñanza y en otra perspectiva más
global de las formas de valorar y evaluar la actividad de las instituciones públicas
y del grado de sanción por los incumplimientos de las obligaciones que esas
instituciones puedan cometer. Pero eso nos forzaría a adoptar un modelo de
organización de los debates que un grupo de ciudadanos privados difícilmente
estamos en condiciones de aportar ni de mantener. Afortunadamente están
surgiendo movimientos e iniciativas como EQUO, CONFLUENCIAS y otros muchos como
el de la Juventud Sin Miedo que apuntan a un renacimiento del debate público
político al margen o más allá de los partidos políticos tradicionales. Y
esperamos que esos movimientos y la propia dinámica de la crisis obliguen a las
instituciones a reforzar la comunicación con los ciudadanos. En esa medida
esperamos que estos papeles resultado de muchas horas de trabajo aportadas por
unos simples ciudadanos de a pie y que ahora damos a conocer puedan ser útiles.
Parece que esto me ha quedado un poco largo. Pero bueno,
todos los programas electorales suelen ser algo largos….Cualquier comentario
será bienvenido.
Saludos a todos y que nuestras reflexiones nos ayuden a
hacer el 20N lo que mejor corresponda.
3 comentarios:
Interesantes propuestas para mejorar la Democracia!
¿Por qué me resulta más sustancioso tu programa que los que he escuchado en la tele?
Pues me atrevo a pensar, Cecilia, que lo ves con mejores ojos o adivinas que detrás de estas palabras no late ningún interés particular, solo el ejercicio de la ciudadanía. Y en ese concepto de la ciudadanía creo que es de donde todo nos viene o todo se nos niega. Quiero decir que si no ejercemos como ciudadanos- por supuesto mas alla que solo con el voto- dificil lo tenemos. Por mucho que la situación nos anime a retirarnos a nuestros paraisos privados, es una tentación a veces inevitable, creo que debemos hacer lo posible por lo menos para entender lo que nos ocurre.
Gracias y besos
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