Para un sábado de carnaval que mejor que un homenaje a la comida canibal.
Esta canción- bambuco- del colombiano Álvaro Dalmar estuvo prohibida por la censura española. La causa no pudo ser otra que el escabroso contenido sexual de la letra. Una canción en la que se dice
Ay, ay, ay, ay…
Mírame. mírame, quiéreme, quiéreme, bésame morenita
que me estoy muriendo por esa boquita
tan jugosa y fresca, tan coloradita,
como una manzana, dulce y madurita,
que me está diciendo: no muerdas tan duro, no seas goloso,
y chupa que chupa que es más sabroso
y dale un abrazo a tu morenita.
Que me está pidiendo que bese y que bese la condenada,
que amor sin mordisco no sabe a nada,
así me lo dice mi morenita.
Mírame, quiéreme, bésame morenita.
Ay, muérdeme morenita…
Mírame. mírame, quiéreme, quiéreme, bésame morenita
que me estoy muriendo por esa boquita
tan jugosa y fresca, tan coloradita,
como una manzana, dulce y madurita,
que me está diciendo: no muerdas tan duro, no seas goloso,
y chupa que chupa que es más sabroso
y dale un abrazo a tu morenita.
Que me está pidiendo que bese y que bese la condenada,
que amor sin mordisco no sabe a nada,
así me lo dice mi morenita.
Mírame, quiéreme, bésame morenita.
Ay, muérdeme morenita…
No cabe duda que es una terrible y ofensiva invitación al canibalismo mas primitivo. Bien hecho.
Hoy en tiempos de libertinaje y barbarie propiciados por Internet puede que esta canción nos suene ingenua y hasta bienintencionada. Pero no se fien ustedes. Debajo de la capa de Luis Candelas se esconde un peligroso mensaje nacido en la mente disoluta de unos artistas que pretendían convertir un ritmo de baile en un himno al cunnilingus y a la depravación carnavalesca.
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