Fotografía de Juan Rulfo a Roberto Fernández Balbuena (decada de 1950), propiedad de la Sra Clara Aparicio de Rulfo.
A pocos metros de la sala del Tribunal Supremo en la que se dirimirá la culpabilidad o inocencia del juez Baltasar Garzón en la causa que se le sigue por haber querido dar respuesta legal a la desaparición de miles de personas perseguidas por el franquismo, se exponen unas cuantas fotos y objetos de recuerdo de uno de tantos artistas exiliados españoles cuya obra apenas se conoce en nuestro país.
Roberto Fernández Balbuena nunca pudo volver a España en vida para traernos el testimonio de su vida y de su obra. Nacido en 1890 es ya mayor cuando como consecuencia del exilio es acogido en el México del presidente Cárdenas. Ya tenía en España acreditada una larga carrera como arquitecto y artista y en la última etapa como alto funcionario del Estado Español al que represento como comisario en la Feria Mundial de Nueva York en 1938. Entre otros destino oficiales fue subdirector del Museo del Prado en los tiempos que esa institución tuvo que ser defendida de las posibles agresiones militares de la guerra.
Procedente de una familia conservadora y burguesa, Roberto desarrolla su carrera en paralelo a la de su hermano Gustavo, gran referencia del urbanismo madrileño y español de los años 20 y 30. Pero él tiene una fuerte y particular inclinación al mundo del arte y es como artista plástico como mejor se le reconoce en la esfera pública e intelectual española de los años 20 y 30.
Llega a México y se casa con Elvira Gascón, una muchacha soriana que le sobrevivió muchos años- murió en el 2000- dado que era bastante mas joven que él. De Elvira Gastón cabría hacer una larga semblanza. Fue durante muchos años una referencia en el mundo de la ilustración gráfica. Nunca retornó a España.
Su vida en México no resultó nada fácil. Incluso tuvo que dejar de cartearse con su familia de España para no comprometerles. Como no puede firmar proyectos como arquitecto, pues había sido depurado por la Universidad Española y por lo tanto tiene dificultades para acreditarse en México, se limita a trabajar para estudios mexicanos.
Entra en contacto con el mundo artístico de México pero su presencia en galerías o museos es dificultada por el agobiante peso y la influencia del nacionalismo artístico mexicano en alianza con el realismo socialista imperante de los omnipresentes Orozco, Siqueiros o Rivera. Parece que la década del 40 y parte del 50 exponer en México era misión imposible para los artistas no adscritos a esas corrientes nacionalistas y/o realistas, Mucho mas para pintores españoles. Nos cuenta Angustias Freijó, comisaria de la exposición y propietaria de la Sala FREIJÓ FINE ART en la que tiene lugar la muestra que comentamos, que artistas de la talla de Enrique Climent, Felix Candela y el mismo Ramón Gaya sufrieron esa marginación directamente en sus carnes. Ramón Gaya se tomó cumplida venganza en algún momento de su vida largando comentarios inmisericordes sobre los patriarcas celestiales del arte mexicano.
Pero la faceta por la que hoy tenemos acceso a conocer mínimamente la vida artística de Roberto FB es la fotografía. A finales de los 40 RFB adquiere una Hasselblad y con ella toma cientos de fotografías que hasta el momento y en su gran mayoría han permanecido ocultas. Compañero de excursiones fotográficas de Juan Rulfo, RFB tiene la ocasión de recorrer a pie los escenarios de la variada geografía mexicana y trasladar a la cámara la visión de un artista plástico obsesionado con la luz y con la composición.
Una selección de esas fotos y algunos testimonios personales en forma de objetos, libros y cartas son la base de la exposición que esta semana ha presentado en su local de la calle General Castaños la galería FREIJÓ que da así cumplida satisfacción a su planteamiento fundacional a favor de traer a España expresiones de los artistas de América. Recordemos que la inauguración de la galería se dedicó al artista mexicano Germán Cueto.
Para escribir esta nota nos ha venido muy bien una charla con Angustias Freijó y algunas notas facilitadas por mi familia de México que tuvieron la ocasión de compartir amistad con las hijas de Roberto y Elvira en la ciudad de México. Mi prima Araceli recuerda las sesiones de baño de los gatos de Lupita y mi primo Álvaro los juegos en los jardines del Club Mundet.
No se lo pierdan. En la calle General Castaños 7.
ACTUALIZACIÓN
Pocas horas después de colgar este post encuentro en la red una semblanza de RFB hecha por el nieto de su hermano Gustavo. Tiene mucha información de primera mano y resulta muy emocionante por el relato de reencuentro familiar que contiene. Puedes encontrarlo en este enlace http://www.badarkablar.es/?p=854
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