13 de septiembre de 2012

Política catalana: Encerrados con un nuevo juguete llamado Estado.

11_09_2012_diada nacional de Catalunya_sergi_bernal09





Algo muy grave debe estar pasando para que en Barcelona un millón de catalanes de todas las clases sociales y de todas las ideologías se hayan colgado del brazo para reclamar la creación de un nuevo estado, el estado catalán. Entender cuales hayan sido las razones es lo que trato de hacer con este pequeño ejercicio mental. Mi particular tesis es que los elementos conjurados en una conjunción planetaria extrañísima a favor del éxito de la Diada han sido: el aburrimiento y el desasosiego producidos por la cansina, castiza y casposa política dominante en España, el cambio en la percepción de del separatismo como amenaza inducido por la desaparición y la derrota de ETA, la crisis económica y las respuestas a la misma y, lo último pero no lo menos importante, el manejo sutil y peligroso de las emociones populares practicado por las élites políticas catalanas para librarse de la deslegitimación social que les amenazaba.

Si hasta ahora los nacionalismos independentistas- tanto el vasco como el catalán- habían presentado su peor faceta como práctica dominante, la de la violencia terrorista o antiespañola, ahora las condiciones son distintas. El juego de las emociones se desarrolla en un escenario distinto. La capacidad de movilización sentimental a favor de un nacionalismo de cara humana puede resultar tan extremadamente popular y entendible por tirios y troyanos como las movilizaciones contra el terrorismo. Y en este caso obrar a favor de estrategias políticas completamente distintas. Nota al margen: si en estos momentos aquellos que durante tantos años se empeñaron en mantener o entender la lucha armada siguen sin entender su enorme error histórico es que los dioses no les han dotado de la mínima dotación mental necesaria para practicar el juego de la política.

Desaparecida ETA y las expresiones torvas, malhumoradas y en muchas ocasiones racistas representadas por fuerzas nacionalistas minoritarias y en coincidencia con un periodo de desapego popular español de sus instituciones y de una crisis galopante que hace comprensibles movimientos pendulares de cambio- en lo social y en lo político principalmente-, parecería que ha llegado el momento de dar cauce a procesos de autodeterminación o cuando menos de abrir el debate en unas condiciones diferentes a las tradicionales, y mas en positivo. A ese propósito ayudan circunstancias internacionales como las del proceso de autodeterminación de los escoceses del Reino Unido y otras circunstancias internacionales que aún lejanas en términos geográficos o culturales no dejan de ser relevantes: Sudán del Sur, Kosovo, etc.

En Euskadi mediante una acumulación de fuerzas nacionalistas con amplio respaldo popular y en Cataluña a través de la desestabilización y degradación de las instituciones autonómicas, se abren procesos novedosos de posible construcción de nuevas legalidades políticas territoriales que por primera vez no buscan tener encaje en la literalidad de la Constitución de 1978 y que superan los límites impuestos por la misma, en lógica deriva de las bofetadas recibidas en los últimos años a los intentos, posiblemente bien intencionados pero torpes, de cambio dentro del marco constitucional español.

Ante ese panorama la respuesta del centralismo y del jacobinismo no puede ser la misma que en tiempos anteriores. No es posible levantar una muralla que agrupe a la opinión pública española cuando la misma puede entender como asumibles los movimientos populares nacionalistas ya que se expresan con el fervor de las mayorías y no con las armas o el insulto. Mucho mas cuando en el poder ejecutivo están las derechas ocupadas en arreglar las crisis y con pocas ganas de enfrentarse de forma radical a la “amenaza” separatista. El campo de juego no está preparado para un combate a garrotazos a la manera goyesca, por el momento. Otra cosa sería con un PP en la oposición, que no dudaría un solo instante en sacar en procesión sus peores instintos mediante los expedientes tradicionales del tradicional boicot al cava y a los productos catalanes entre otras muchas excentricidades. Hoy esas campañas serán alimentadas casi en exclusiva por sectores minoritarios de la extrema derecha a poco que los dirigentes catalanes y vascos, en el poder ahora en Cataluña y pronto en Euskadi, sepan embridar y apacentar a sus huestes.

Mucho contribuirá a un manejo tranquilo, cuando no escapista, de la presión, la personalidad de Rajoy, amigo de guardar los expedientes en un cajón. No sería desde el punto de vista de los intereses de la derecha a largo plazo la peor de las estrategias. Parece que siempre es buena respuesta esperar que el adversario se enrede y eso en la política española, desgraciadamente, siempre tiene premio. No está nada claro, por otra parte, que el frente de fuerzas catalanas conserve ese clima de “idilio” popular de la manifestación de la Diada. La agenda social y la propia gestión de las instituciones autonómicas pueden desbordar los marcos emocionales de los que el movimiento se ha dotado en estos primeros compases. Lo mismo puede preverse en cuanto al caso vasco. La lucha por la hegemonía entre las izquierdas y el centro nacionalista vasco puede dar mucho de si. Habrá que esperar y ver, única especialidad en la que brilla el talento del poco talentoso señor Rajoy. Incluso sería un éxito que Rajoy pudiera seguir ejerciendo de Dan Tancredo y resistiese las pulsiones atávicas de la derecha carpetovetónica y sus viejos dichos como el de “antes una España roja que rota”.

En cuanto a los socialistas poca voz propia y poca presencia de ánimo pueden ofrecernos. Enfangados en su propia crisis de identidad lo mas que pueden esperar es que en ese clima enrarecido el PP se queme. Tanto si el PP presenta un perfil sereno que pueda ser entendido por las base populares como entreguismo o pactismo como si se enredan en los viejos juegos de la derecha tribal española y vuelven a destapar el tarro de las esencias puede ofrecer una buena renta a los socialistas en el buen y clásico entendimiento de que las elecciones en España se pierden, no se ganan. La pregunta retórica que lanza Rubalcaba a Mas para que se defina entre “la negociación para seguir juntos o para separarse” es absurda y de ida y vuelta. Un socialista que aspire a gobernar debe dirigirse al pueblo directamente con sus propios postulados y no devolver balones tácticos a ver si escampa. En cualquiera de los casos la pregunta de Rubalcaba tiene escasas respuestas que no vayan acompañadas de exigencias de cambio político en España. Con la sentencia del constitucional quedaron claros los ceñidos límites del marco normativo constitucional. Tendríamos que ir a una reforma de la constitución para abordar de una manera “legal” cualquiera de las dos perspectivas de salida al reto independentista catalán de construir su propio estado. Que Rubalcaba no quiera o no se atreva a liderar una oferta política de cambio político en España no puede ser cargado sobre las espaldas de los catalanes. Es lógico que Rubalcaba y el grupo dirigente actual del PSOE buenos conocedores de las interioridades socialistas eludan a todo trance el compromiso y la definición política en la materia. Ese encaje de bolillos para mantener la estructura heredada de la derrota puede resultar difícil de sostener.

Para el mundo de la izquierda cercana a los postulados de IU y Esquerra Unida y Alternativa parece abrirse, sin embargo, un hueco político que avale su actual oferta de cambio constituyente. Pero la cosa puede tener sus contrapartidas. No sé en que manera la agenda nacional catalana o vasca sea un impedimento para conectar con una base electoral en el conjunto del país mucho mas interesada por la dimensión económica, sindical y social y que normalmente es la que suele hacer incrementar o disminuir el caudal de votos de la formación federal de IU. IU, aunque en proporciones distintas a la de los socialistas, sufre también de la enfermedad o el vicio del jacobinismo. Y a sus bases puede que les resulte insufrible ver como sus compañeros catalanes van del bracete con individuos tan odiados como Mas, Puig etc. Por mucho menos IU ha recibido en su ya larga vida fuertes castigos electorales.

De Esquerra Republicana poco puedo decir. Realmente se les ha perdido el rastro y me imagino que en estas aguas no están acostumbrados a chapotear. Marcar un territorio desde la utopía es distinto a gobernar el día a día de una transición posible.

Me ha llamado la atención, en este caso de una manera negativa, la incomprensión o el despiste que parecen tener las  fuerzas vivas del 15M presentes en las redes sociales y que suelen dar la pauta del comportamiento posterior en las asambleas populares. Se les ve descolocados como celosos de que las masas salgan a la calle al conjuro de otras instancias distintas a las de su tronco. Los sectores ácratas o autónomos no suelen tener mucho cariño a las demostraciones nacionalistas. También es verdad que en el seno del 15M habitan otras fuerzas de orientación marxista que suelen sacar el recetario tradicional leninista- y estalinista- para interpretar los movimientos nacionales a la luz de su propia teoría. Veremos. En cualquiera de los casos me imagino que el movimiento de los indignados tendrá sus particulares fuentes de entendimiento en los sectores catalanes del 15M que nunca han sido muy partidarios de las devociones nacionalistas.

Advierto que todas estas interpretaciones que estoy perpetrando son meras hipótesis. Caben otras muchas. Los designios del señor son inescrutables. Viviendo como vivimos al borde de los abismos financieros y en un punto límite que nos puede llevar como país vaya usted a saber donde, aquí puede pasar cualquier cosa. Incluida aquella que pronosticaba Azaña de “Barcelona pide ser bombardeada cada cincuenta años”. España es un país rico en gañanes y nadie dice que la falta de talento y la caspa desfavorezca la fuerza política. La política de natural y de lógica tiene muy poco; la política es el reino de lo emocional y de las pasiones. Es la fuerza bruta. Las luchas por el cambio social tienen estaciones de tránsito que pasan por el pacto. La lucha por la creación de un estado es en el fondo una lucha que implica ganar o perder. No es un juego de suma cero como quieren hacer entender algunos nacionalistas amigos de las componendas. La cosa de las nacionalidades despierta pasiones. Eso de los divorcios civilizados no deja de ser un buen deseo.

Posiblemente todo quede en agua de borrajas. Posiblemente vuelva a funcionar un nuevo gran pacto, una nueva transición. La clase política española sigue estando muy tutelada por determinados poderes financieros y económicos. Tenemos una UE que no tiene el menor interés en presenciar la degradación del clima político y económico en España. En cualquier caso la botella se ha descorchado y no sabemos la calidad del líquido que lleve dentro ni el precio que habremos de pagar.

Por mi parte solo añadir que sin ser precisamente un nacionalista ni amigo de las identidades yo hubiera ido a la Diada. Aunque solo hubiera sido para manifestar mi asco por la cutrez y la degradación de eso que se llama España y, sobremanera, de la mayoría de sus representantes políticos y minorías dirigentes. Cansancio de aquellos que han llevado a nuestro país  al retorno de la picaresca, en la que incluyo, no vayan ustedes a creer, a los catalanes amigos de las comisiones, a los del Palau, a catalanes amigos de la represión como el tal Felip Puig y a tantos otros que coloco en el mismo panteón de la vergüenza de España. Igual que los catalanes franquistas fueron capaces de negar sus orígenes cuando les convenía, ahora, otro círculo de catalanes están dispuestos a traicionar la transición. Eso se llama política. Chapó.

ACTUALIZACIÓN 14 DE SEPTIEMBRE DE 2012



Con esto de las redes sociales uno coloca el texto del blog en Facebook y es allí donde se levanta el mayor debate en torno al mismo. Pasa como aquello del pájaro que colocaba los huevos en un sitio y pegaba los gritos desde otro. Necesitamos posiblemente tanto como una teoría unificada del universo un espacio común al que vayan tantas aportaciones segmentadas a una u otra red social. Esto es un sinvivir.
El caso es que me ha parecido sumar al principal del blog los textos de ese debate multilocalizado e incluir además, y de manera unificada, un texto de contestación que aparece en los comentarios del blog para formar entro todo ello un cuerpo textual mas significativo. Me llama la atención la forma positiva de todos los interlocutores de abordar el dificil trance de la noticia de la manifestación de la Diada. Un saludo y gracias a todos

TEXTO DE ANTONIO G.
El nuevo juguete ya es viejo, o mejor, ajado... quizás por eso pasan algunas cosas que pasan.

TEXTO DE ÁNGEL MANUEL A.
Lo que nos queda por ver.

TEXTO DE FRANCISCO O.
Como dijo Merkel, si en 2030 con 7.000 millones de habitantes en el planeta, Alemanía sola con 80 millones no será nada o casi nada, imaginemos un país de 6 millones y fuera de la UE. El nacionalismo es incansable, nunca tiene suficiente siempre pide más. Quizás si les decimos bueno pues vayanse, darían marcha atrás inmediatamente. Supongo que se sabe que el 90 % de los libros escritos en español se editan en Cataluña y que el 95 % de los doblajes al español de películas extranjeras se hacen en Cataluña, etc... Cuidado el negoci es el negoci. Por otro lado esta frase que entrecomillo de tu artículo es cuando menos interesada "Otra cosa sería con un PP en la oposición, que no dudaría un solo instante en sacar en procesión sus peores instintos mediante los expedientes tradicionales del tradicional boicot al cava y a los productos catalanes entre otras muchas excentricidades"......Si en el PP reaccionan calmadamente malo y si lo hacen con contundencia tambien malo, ¿en qué quedamos?

TEXTO DE ENRIQUE A.
El hecho identitario es algo que a mi me deja bastante frio. En una sociedad global como la que vivimos, poco se me da que usted venga de Kosovo o de Catalunya. Será una carencia mia, pero yo no me lleno de fervor por ningún nacionalismo español que vaya más allá del hecho ocasional de que la selección de fútbol juegue el mundial. Debe ser una carencia, ya digo, pero no lo hecho en falta. Por eso me parece entender que, folklore aparte, creo que es mas facil echar la culpa de los recortes de esta crisis al estado opresor que asumir la propia responsabilidad de mal gestor. Aqui hay mucho gato encerrado. No me fio. Claro que a lo mejor es lo de mi carencia.

TEXTO DEL AUTOR DEL BLOG EN CONTESTACIÓN
Lo que está pasando en política si fuese interpretado en clave meteorológica recibiría el nombre de tormenta perfecta. Todas las condiciones se dan para estrellarnos. Me repugnan todos los nacionalismos, incluido el español, pero no tengo por menos que aceptarlos como hecho político. Digo yo que siempre será mejor tomarse las cosas con tranquilidad que a la tremenda. Los escoceses quieren elegir entre seguir en el Reino Unido o constituirse en estado independiente y los políticos británicos les dicen que adelante, que convoquen un referemdum para aclarar las cosas. A lo mejor tenemos que probar ese método. Por mi adelante. El problema es que ese paso es imposible de dar en términos constitucionales. Y en cuanto a la aclaración que me pide mi amigo Paco Órtiz con mucho gusto: creo que el PP haga lo que haga siempre tendrá perdidas de simpatía y de votos. Si se queda quieto por la quietud, si se mueve por el sentido del movimiento. Las cosas en política son así. Yo no me las he inventado. Las decisiones políticas no son neutrales. Implican riesgos. Ahora bien, después de haber cosechado tantos enemigos en Cataluña posiblemente, hablo en términos de costes políticos, creo que haría bien en seguir una política serena y tranquila. Que lo vaya a conseguir es otra cosa. La confianza que yo tengo en el PP, no engaño a nadie obviamente, es igual a cero. Y en Rajoy por debajo de cero. Por lo tanto creo que harán las cosas de modo que será lo peor para todos. Ojalá me equivoque. Una cosa si que tengo que decir: no se por que razones el hecho de que Cataluña tenga su propio estado tiene que hacerles perder el peso que tengan en determinadas industrias. No me imagino una Cataluña aislada de España y fuera de la UE. Ni por que ellos quieran ni por que a los demas nos interese. Los tiempos del proteccionismo y del nacionalismo comercial pasaron y mejor que no vuelvan en caulquiera de los casos.

TEXTO DE ALBERT M

Estimado Angel, da gusto leer tus artículos, siempre tan alejados de dogmatismos y fobias sectarias.
Hace dos días que oigo y leo declaraciones y opiniones sobre el deseo de independencia de muchos catalanes. En este caso, por las opiniones (sin saber quienes son) capto instantáneamente de “qué pie cojea” la persona.
Para opinar con fundamento, habría que conocer: la historia de Cataluña, su relación con el resto de España, especialmente en la guerra de Sucesión, cuando ganó el Borbón con el inestimable apoyo de la ya poderosa Francia (por cierto, en Cardona les dieron buen matarile a los gabachos que ayudaban a Felipe V) e impuso el absolutismo, liquidando la instituciones catalanes. Aunque después, el empuje de la burguesía catalana y el propio carácter de los catalanes, hizo que evolucionase prósperamente. Sin embargo, quedó latente el rechazo a la imposición borbónica y castellana. Esto se ha mantenido a través de los años. Con la aparición de la II República y el brevísimo gobierno del Frente Popular, parecía que Cataluña iba a conseguir realizar su sueño, pero con la bota de los militares golpistas con el Generalísimo al frente, volvió la imposición (Barcelona ha sido varias veces cañoneada).
En esta etapa franquista, es de cuando puedo hablar con fundamentos: He comprobado que ha habido mucho más anti catalanismo fuera de Cataluña, que anti españolismo por parte de los catalanes. Estos siempre han sido tolerantes y con espíritu democrático, una cosa era el régimen dictatorial y otra el pueblo de España, pero ¡oh! ironía, los casposos y rancios anti catalanes, desde hace muchas décadas han demonizado a Cataluña, no consentían que se hablase una lengua diferente a la castellana y pretendían castellanizar (por cojones) a los catalanes (de esto he sido testigo y nadie me lo puede negar).
Desde que llegó la democracia, se ha seguido manteniendo latente “el problema” y ahora, agregando razones económicas, ha estallado.

No soy independentista, no quiero que amigos míos y compatriotas pasen a ser vecinos. Deseo que España encuentre el sistema en que todos nos sintamos a gusto. Lo de las autonomías, tal como está hecho, es un bodrio. Teniendo en cuenta nuestra multiculturalidad e idiosincrasia, pienso que la única salida es la confederación.
Espero no dejarme manipular por políticos que arriman el ascua a su sardina, nadie me tiene que decir lo que debo sentir o tengo que ser, pero en última instancia y según cómo evolucionen las cosas, apoyaré a mi patria chica, o sea, Cataluña (Catalunya en catalán).
Angel, de forma condensada y llana, he intentado plasmar lo que pienso. Habría muchos matices a apuntar, pero esto sería larguísimo. Un abrazo.


TEXTO DE CONTESTACIÓN DEL AUTOR DEL POST.
Albert, has prestado un testimonio tranquilo, lúcido, una visión sencilla y sincera que yo te agradezco pues completa muy bien las apreciaciones mias que no dejan de ser las de alguien al que le resultan ajenas, incluso molestas, las ideas patrióticas y nacionalistas del tipo que sean. Las autonomías fueron la salida posible en unas circunstancias determinadas por lo que tampoco creo justo demonizarlas. Seguro que ahora necesitamos un cambio de esquema territorial. Lo malo es que muchos buscan la salida en la centrifugación y otros en la recuperación del centralismo. No se como vamos a ser capaces de encontrar un acomodo y menos en el marco de la UE lo que implica otros condicionantes a tener en cuenta. No se si seré muy palizas si acompaño esta nota con el enlace a una crónica mia sobre el estado de las autonomías que escribí en mayo del 2009 cuando de alguna forma todo esto que está pasando ahora ya se venía incubando. Vuelvo a insistir, a pesar de los errores y de los excesos el estado de las autonomías fue el mejor invento posible para unas circunstancias muy precisas. Gracias a eso ahora resulta posible para los catalanes y para los que no somos catalanes aspirar a una nueva organización del estado e,incluso, a un cambio en el sentido confederal o a la separación, ojala que amistosa. http://elangeldeolavide.blogspot.com.es/2009/05/la-crisis-del-estado-de-las-autonomias.html

TEXTO DE MARTÍ A.- este texto es la agrupación de varios mensajes de contestación que aparecen en el blog y procedentes del mismo autor

"Ángel,

En general me ha gustado el texto. En algunas cosas estoy de acuerdo, en otras no; pero aprecio la distancia y la frialdad en un momento como este.

Una precisión previa: la manipulación de ciertas élites catalanas y el resultado de la manifestación, no funciona como dices, a mi entender. La manifestación la convocaba la “Assemblea Nacional Catalana” un totum revolutum que políticamente sólo se puede describir como movimiento de base. Por otra parte, CiU (como el PSC) estuvo presionando y tergiversando el sentido de la manifestación ("Catalunya, nou estat d'Europa") para convertirla en una muestra de apoyo al "pacto fiscal" o, incluso, a "favor del Estatuto" (PSC). Estas acciones, que llegaron al descaro, posiblemente movilizaron a mucha gente.

Es ahora cuando Mas se propone liderar la enorme inercia de la movilización con un discurso de "estructuras de estado y transición nacional" (su programa electoral) que, sin embargo, no tiene fechas ni hitos en el proceso, ni demasiada concreción; al menos no públicamente. Él se postula a si mismo, implícitamente, como la garantía del proceso.

Hecha esta previa, vamos al tema, que apuntaré brevemente. Los procesos autodeterministas / de secesión son, por definición, interclasistas. Por cierto, buena parte de la izquierda catalana, en sus diferentes tendencias, estaba en la manifestación. También estaban las bases de CiU, la masa social del pujolismo, así como muchos líderes y votantes del PSC... No es mentira que la "independencia" esté adquiriendo propiedades taumatúrgicas en el debate político catalán. Ahora bien, no creo que el eje nacional esté suplantando el eje social; más bien creo que lo determina a través del asunto que trae consigo: la definición del espacio público catalán y, en última instancia del "demos": el debate constituyente por excelencia.

La necesidad de dotar el demos catalán de un espacio público bien definido y que haga viable su expresión democrática en un contexto de crisis y de cambios estructurales acelerados fue, a mi entender, el motor del 11s2012. Los fuelles fueron varios. Algunos evidentes, como el proceso estatutario -torpe, sí- que terminó en una sentencia de contenido directamente insultante ("sub-género de españoles", eliminación del catalán como lengua de uso "preferente"...) -doblemente torpe, creo-; así como otros más difusos y/o inestables (de inteligencia menos democrática): el agravio fiscal...

La cuestión que me parece interesante es, aun cuando lo que atañe al demos y su definición es lógicamente antecedente a lo que atañe a la generación y disfrute de los bienes sociales y la riqueza en un contexto argumentativo democrático-liberal, la propia cuestión social, incluso desde una perspectiva materialista, se desdibuja y pierde capacidad real de articular lo político más allá de la repetición de consignas.

Esto ocurre en mi opinión, porque su terreno de juego, hasta hoy eminentemente "nacional" (de estados-nación), está quedando obsoleto. El 15M me parece, de forma muy clara, tan bienintencionado (en algunos temas, no) como condenado a la inanidad política por este motivo. Lo diré en términos muy simples: si la acumulación de capital y la apropiación de plusvalías se desarrolla a escala global, ¿cómo pueden pretenderse regulaciones (aun menos transformaciones de la base económica) a nivel estatal?.

Ahora mismo, la cuestión de los derechos sociales y del alcance del estado del bienestar se está jugando clara y operativamente en el nivel europeo de nuestra política, con mucha opacidad y una restringidísima capacidad de acción, sí; pero pretender que a España le queda autonomía o margen en esta materia es falso y engañoso.

Ante esto, los movimientos sociales se enfrascan en la recuperación de lo nacional / estatal: tanto el 15M como el 11s2012. Tácticamente no se diferencian demasiado.

La diferencia, que juzgo substantiva es: en contexto actual, reforzar la estatalidad española (lo que incluiría salir del Euro, por ejemplo) no acarrearía ningún avance objetivo en el proceso histórico de integración europea ni, por consiguiente, en la articulación de contrapesos eficaces a un mercado globalizado en gran medida; mientras que una forma estado catalana, que por definición no tendría ni la capacidad formal ni la fuerza de un estado nación al uso, no es incompatible con la definición de un espacio europeo más integrado económica y socialmente. Es más, es casi una "petitio principii” plantear la estatalización de Cataluña en estos términos.

Quiero decir: dejando de lado que lo que pretende el actual Gobierno de España es nacionalizar España (lo cual no es regresivo, es directamente reaccionario) y el hecho, no menor, que gran parte de la izquierda española, tan jacobina ella, no tiene alternativa que oponer, es la forma estado-nación lo que está caducando, lo cual, a mi modo de ver, influye directa y positivamente en la oportunidad y en la recepción de un discurso de estatalidad “light” (dentro de Europa) para Cataluña.

A este discurso, todavía muy impreciso, le falta la mayor, Europa y su evolución; pero encaja en una tendencia que estoy leyendo en Alemania, en Bélgica…: ¿qué federalismo para Europa?

La cuestión social se juega en este nivel y no en otro: la política anti-inflación de Frankfurt influye en el paro en Madrid; la unión fiscal implicará una capacidad de gasto social más harmonizada de la que nadie, ni los sindicatos europeos, todavía hablan…

Ni la izquierda catalana, ni la española, ni la europea parecen haber entendido este cambio de escala ni el cambio táctico que requiere de ellas. Es en la indefinición actual y especialmente en la asimetría entre lo económico y lo político donde se fraguan el nacionalismo y el populismo (NOTA: no opino que lo que se vio en Barcelona el martes fuera una exhibición de nacionalismo; fue una exhibición de nacionalidad).

Le corresponde, pues, a la izquierda, a las izquierdas, leer estos cambios y oponer una agenda política que sitúe sus objetivos estratégicos en el marco de acción adecuado. Desde esta perspectiva, mi lectura de la Diada 2012 es (más allá de lo obvio: Cataluña es una nación que quiere disponer de su futuro político y tiene derecho a ello): un proceso de secesión de Cataluña de España no entorpece en ningún sentido, más bien al contrario, la articulación de un programa de izquierdas a nivel europeo que busque otra estatalidad, fuerte en este caso, de base federal y democrática para la Unión Europea, para que esta actúe como actor, negociador, regulador, redistribuidor... para que actúe como estado, en definitiva, en el contexto global.

No tengo yo tan claro que el 15M, en sus diferentes matices cuando no discursos, y su planteamiento nacional, tenga la misma virtualidad y no se sitúe en una dinámica más regresiva en el plano estratégico; no por mala fe, sino por una lectura excesivamente “nacionalista” de la crisis.


Martí

 
 

9 comentarios:

Martí A dijo...

Ángel,

En general me ha gustado el texto. En algunas cosas estoy de acuerdo, en otras no; pero aprecio la distancia y la frialdad en un momento como este.

Una precisión previa: la manipulación de ciertas élites catalanas y el resultado de la manifestación, no funciona como dices, a mi entender. La manifestación la convocaba la “Assemblea Nacional Catalana” un totum revolutum que políticamente sólo se puede describir como movimiento de base. Por otra parte, CiU (como el PSC) estuvo presionando y tergiversando el sentido de la manifestación ("Catalunya, nou estat d'Europa") para convertirla en una muestra de apoyo al "pacto fiscal" o, incluso, a "favor del Estatuto" (PSC). Estas acciones, que llegaron al descaro, posiblemente movilizaron a mucha gente.

Es ahora cuando Mas se propone liderar la enorme inercia de la movilización con un discurso de "estructuras de estado y transición nacional" (su programa electoral) que, sin embargo, no tiene fechas ni hitos en el proceso, ni demasiada concreción; al menos no públicamente. Él se postula a si mismo, implícitamente, como la garantía del proceso.

(sigue)

Martí A. dijo...

Hecha esta previa, vamos al tema, que apuntaré brevemente. Los procesos autodeterministas / de secesión son, por definición, interclasistas. Por cierto, buena parte de la izquierda catalana, en sus diferentes tendencias, estaba en la manifestación. También estaban las bases de CiU, la masa social del pujolismo, así como muchos líderes y votantes del PSC... No es mentira que la "independencia" esté adquiriendo propiedades taumatúrgicas en el debate político catalán. Ahora bien, no creo que el eje nacional esté suplantando el eje social; más bien creo que lo determina a través del asunto que trae consigo: la definición del espacio público catalán y, en última instancia del "demos": el debate constituyente por excelencia.

La necesidad de dotar el demos catalán de un espacio público bien definido y que haga viable su expresión democrática en un contexto de crisis y de cambios estructurales acelerados fue, a mi entender, el motor del 11s2012. Los fuelles fueron varios. Algunos evidentes, como el proceso estatutario -torpe, sí- que terminó en una sentencia de contenido directamente insultante ("sub-género de españoles", eliminación del catalán como lengua de uso "preferente"...) -doblemente torpe, creo-; así como otros más difusos y/o inestables (de inteligencia menos democrática): el agravio fiscal...

La cuestión que me parece interesante es, aun cuando lo que atañe al demos y su definición es lógicamente antecedente a lo que atañe a la generación y disfrute de los bienes sociales y la riqueza en un contexto argumentativo democrático-liberal, la propia cuestión social, incluso desde una perspectiva materialista, se desdibuja y pierde capacidad real de articular lo político más allá de la repetición de consignas.

Esto ocurre en mi opinión, porque su terreno de juego, hasta hoy eminentemente "nacional" (de estados-nación), está quedando obsoleto. El 15M me parece, de forma muy clara, tan bienintencionado (en algunos temas, no) como condenado a la inanidad política por este motivo. Lo diré en términos muy simples: si la acumulación de capital y la apropiación de plusvalías se desarrolla a escala global, ¿cómo pueden pretenderse regulaciones (aun menos transformaciones de la base económica) a nivel estatal?

(sigue)

Martí A. dijo...

(continuación)


Ahora mismo, la cuestión de los derechos sociales y del alcance del estado del bienestar se está jugando clara y operativamente en el nivel europeo de nuestra política, con mucha opacidad y una restringidísima capacidad de acción, sí; pero pretender que a España le queda autonomía o margen en esta materia es falso y engañoso.

Ante esto, los movimientos sociales se enfrascan en la recuperación de lo nacional / estatal: tanto el 15M como el 11s2012. Tácticamente no se diferencian demasiado.

La diferencia, que juzgo substantiva es: en contexto actual, reforzar la estatalidad española (lo que incluiría salir del Euro, por ejemplo) no acarrearía ningún avance objetivo en el proceso histórico de integración europea ni, por consiguiente, en la articulación de contrapesos eficaces a un mercado globalizado en gran medida; mientras que una forma estado catalana, que por definición no tendría ni la capacidad formal ni la fuerza de un estado nación al uso, no es incompatible con la definición de un espacio europeo más integrado económica y socialmente. Es más, es casi una "petitio principii” plantear la estatalización de Cataluña en estos términos.

Quiero decir: dejando de lado que lo que pretende el actual Gobierno de España es nacionalizar España (lo cual no es regresivo, es directamente reaccionario) y el hecho, no menor, que gran parte de la izquierda española, tan jacobina ella, no tiene alternativa que oponer, es la forma estado-nación lo que está caducando, lo cual, a mi modo de ver, influye directa y positivamente en la oportunidad y en la recepción de un discurso de estatalidad “light” (dentro de Europa) para Cataluña.

A este discurso, todavía muy impreciso, le falta la mayor, Europa y su evolución; pero encaja en una tendencia que estoy leyendo en Alemania, en Bélgica…: ¿qué federalismo para Europa?

(sigue)

Martí A. dijo...

(continuación)


La cuestión social se juega en este nivel y no en otro: la política anti-inflación de Frankfurt influye en el paro en Madrid; la unión fiscal implicará una capacidad de gasto social más harmonizada de la que nadie, ni los sindicatos europeos, todavía hablan…

Ni la izquierda catalana, ni la española, ni la europea parecen haber entendido este cambio de escala ni el cambio táctico que requiere de ellas. Es en la indefinición actual y especialmente en la asimetría entre lo económico y lo político donde se fraguan el nacionalismo y el populismo (NOTA: no opino que lo que se vio en Barcelona el martes fuera una exhibición de nacionalismo; fue una exhibición de nacionalidad).

Le corresponde, pues, a la izquierda, a las izquierdas, leer estos cambios y oponer una agenda política que sitúe sus objetivos estratégicos en el marco de acción adecuado. Desde esta perspectiva, mi lectura de la Diada 2012 es (más allá de lo obvio: Cataluña es una nación que quiere disponer de su futuro político y tiene derecho a ello): un proceso de secesión de Cataluña de España no entorpece en ningún sentido, más bien al contrario, la articulación de un programa de izquierdas a nivel europeo que busque otra estatalidad, fuerte en este caso, de base federal y democrática para la Unión Europea, para que esta actúe como actor, negociador, regulador, redistribuidor... para que actúe como estado, en definitiva, en el contexto global.

No tengo yo tan claro que el 15M, en sus diferentes matices cuando no discursos, y su planteamiento nacional, tenga la misma virtualidad y no se sitúe en una dinámica más regresiva en el plano estratégico; no por mala fe, sino por una lectura excesivamente “nacionalista” de la crisis.


Martí


(FIN)

Ángel de Olavide dijo...

Muy de agradecer tu largo comentario por lo que tiene de sugerente y por lo que aporta desde una perspectiva de la naciente Europa Federal. Coincido en esa visión del dificil encadenamiento entre las agendas sociales y las nacionales y la deriva hacia la necesidad de fraguar nuevas formas de articulación de los escasos poderes tradicionales del estado nación. Me voy a permitir sumar tu comentario al mismo post junto con otros muchos interesantes que han surgido de la lectura del mismo en Facebook. Estos lios de las redes sociales hacen aquello del pájaro de la canción: que en un sitio pone los huevos y en otros el grito.

Un abrazo y muchisimas gracias

Martí A. dijo...

Claro, Ángel:

Utiliza el post como quieras.

Un buen amigo que está siguiendo el debate (Josep Monés: https://twitter.com/jmones) me comenta inteligentemente que, contra lo que dicen algunos en Cataluña -hacer pedagogía o debatir en España es inútil-, el debate es ahora más necesario que nunca: es la única forma de neutralizar derivas nacionalistas e impedir que la dialéctica vencedores - vencidos se apodere de este asunto.

¡Seguimos!

Anónimo dijo...

Hola Ángel,
Cuando uno vive aquí se da cuenta de que no hay problemas de convivencia, tanto si hablas catalán, castellano o parsi. Es verdad que la noción de España, sobre todo entre los jóvenes, es muy endeble: Cataluña es el marco de referencia fundamental y España una realidad un tanto lejana y, en muchos casos, dado el alejamiento del Estado, de connotaciones negativas, y más ahora que manda el PP con el cual se identifica, en muchos casos, a toda España. No me parece mal tener una endeble noción de España, pero sí si es para agrandar la de Cataluña, pues para ese viaje no hacían falta estas alforjas. Por supuesto existen incontables lazos afectivos, geográficos y económicos con el resto de España (“… con España”, según los cánones nacionalistas en boga)
La enseñanza es en catalán totalmente, y el castellano una asignatura más, como el inglés, medio o dibujo, eso te puede gustar más o menos, a mí particularmente me gustaría que se diese alguna asignatura, matemáticas, historia, etc., también en castellano, sólo eso.
La televisión autonómica (TV3) tiene una gran calidad, pero los informativos tienen una orientación no sólo catalana (comprensible) sino totalmente catalanista, (no tan comprensible); en el mapa del tiempo aparecen sólo los “paisos catalans”, y sólo al final España dentro de Europa; hay una abrumadora preponderancia de las noticias de “casa nostra”, que resaltan la diferencia “con España” potenciando la presencia de cualquier tipo de manifestación política, social, folclórica o cultural, de casa, por muy pequeña que esta sea. O gigante, como el Barça, -omnipresente-. (Sí, sí, ya se lo del bodrio de Telemadrid,).
Entre los jóvenes de toda España, los motivos que llevaron a la transición a la democracia. Hay que señalar también el desprecio histórico del PP y de la ponzoñosa caverna mediática española hacia el hecho catalán, lo que ha regalado a los nacionalistas una nutrida lista de agravios que son recordados una y otra vez.
Cataluña es diferente, es evidente, que no se te olvide, -te repiten-. No pasa nada. Galicia también. Siempre me acuerdo del patio del colegio, donde el más listo se pavonea de serlo y al final todo el mundo termina cogiéndole tirria. Creo que, como en el resto de los asuntos humanos, es importante la discreción para brillar sin necesidad de pregonar nuestras virtudes. (Por nuestras obras nos conocerán). Durante los últimos años, ese continuo recordatorio de la diferencia o de la necesidad de recortar su aportación a la solidaridad interregional ha provocado la antipatía de muchos españoles, (recordemos las palabras de Duran Lleida sobre los campesinos andaluces en el bar mientras cobraban del PER). Claro que cuando uno recuerda cuando el PP instalaba por toda España mesas petitorias de firmas contra el Estatuto, o ve ahora la respuesta del gobierno Rajoy, uno no puede menos de preocuparse doblemente, pues parece que la inteligencia y la alta política sigue brillando por su ausencia.
En algo no estoy de acuerdo amigo Ángel, yo no hubiera ido a la Diada, demasiadas banderas esteladas que tanto tienen de excluyentes, excesivos gritos contra España (no contra Rajoy o su gobierno). Éste está desorientado, es retrógrado y antiobrero, empeñado en derribar el modesto estado del bienestar del que disfrutábamos, pero el gobierno de Mas se ha comportado de parecida manera a escala catalana, aunque él ha conseguido soslayar las críticas y la autocrítica con el argumento nada científico de que lo ha hecho porque “no nos da los que nos deben”. “Madrid nos roba”, (dicen sus compañeros más radicales). Cómo puedes comprender, es difícil ir del brazo con ellos.
Yo espero que esto amaine, pero soy pesimista al respecto. Mas no podrá parar un movimiento que él también ha alentado, si es que en realidad quiere pararlo. Rajoy ha dado pocas muestras de dar pasos en busca del entendimiento: el alejamiento continuará, me temo.

Ángel de Olavide dijo...

Gracias Miguel Ángel por tus comentarios. Viniendo de un historiador que vive en Cataluña el testimonio, además de razonable y razonado, incluye referencias de la vida cotidiana que normalmente los observadores de fuera no sabemos considerar por ignorancia.

Creo que hace falta un largo periodo de apertura de mente, de discusión transversal en todo tipo de foros como paso previo a un pronunciamiento popular, única receta que se me ocurre para resolver el pleito. Si los partidos y las instituciones no son capaces de alentar ese debate libre y franco nos quedará por lo menos el expediente de debatir directamente entre los ciudadanos.

Un abrazo

Ángel de Olavide dijo...

Voy a copiar un texto en catalán con la traducción al castellano, escrito por el profesor José Antonio Donaire Benito de la Universidad de Girona. El original está en su blog De Bat a Bat y lleva como título Les tres catalunyes

"Simplificant, hi ha tres catalunyes.

Hi ha una Catalunya que vol la independència de Catalunya i la creació d'un estat nació. És la Catalunya que va votar no a l'Estatut, perquè "l'Estatut que ens cal és el de Portugal", que en seu perfil de twitter posa Andorra i que quan guanya la roja li senta malament el sopar. Aquesta Catalunya no necessita grans deliberacions, ni debats. Hi té pressa. I no es pot imaginar un endemà que no sigui el d'un estat català.

Hi ha una Catalunya que no vol la independència de Catalunya. És la Catalunya que va votar no a l'Estatut o que no va votar, perquè aquesta no és la seva guerra, que sempre pregunta "i què hi diu el teu dni?", que no sap qui és en Toni Clapés o l'Albert Om, i que incorpora la carn d'olla al cocido. Aquesta Catalunya no necessita grans deliberacions, ni debats. Catalunya és Espanya. I no es pot imaginar un endemà que no sigui un estat espanyol.

Hi ha tercera Catalunya que no sap què vol. És la que va votar sí a l'Estatut (alguns amb la boca petita), que s'indignaren amb les retallades del TC, que no saben què són si els hi preguntes. Aquesta Catalunya necessita grans deliberacions i debats. No tem ni l'estat català ni el fracàs de la independència. I desconfia dels apocalipsis dels integradors i dels relats paradisíacs dels secesionistes.

El debat entre els primers i els segons no és necessari. Cap mot mourà ni un milímetre les posicions dels uns i els altres. Són els tercers els qui busquen, legítimament, raons i paraules. El procés serà possible si deixem que la tercera catalunya pugui mesurar en la balança de la indefinició el seu demà. El millor que poden fer la primera i la segona Catalunya és deixar que el relat es construeixi. Malgrat el soroll, ara és l'hora de les paraules."

Y en castellano:

"Simplificando, hay tres Cataluñas.

Hay una Catalunya que quiere la independencia de Cataluña y la creación de un estado nación. Es la Cataluña que votó no al Estatut, porque " el Estatuto que necesitamos es el de Portugal ", que en su perfil de twitter pone Andorra y que cuando gana la roja le sienta mal la cena. Esta Catalunya no necesita grandes deliberaciones, ni debates. Tiene prisa. Y no se puede imaginar un día que no sea el de un estado catalán.

Hay una Catalunya que no quiere la independencia de Cataluña. Es la Cataluña que votó no al Estatut o que no votó, porque esta no es su guerra, que siempre pregunta " y qué dice tu dni? ", que no sabe quién es Toni Clapés o el Albert Om, y que incorpora el cocido al cocido . Esta Catalunya no necesita grandes deliberaciones, ni debates. Cataluña es España. Y no se puede imaginar un día que no sea un estado español.

Hay tercera Cataluña que no sabe qué quiere. Es la que votó sí al Estatut (algunos con la boca pequeña) que se indignaron con los recortes del TC, que no saben qué son si los preguntas. Esta Catalunya necesita grandes deliberaciones y debates. No teme ni el estado catalán ni el fracaso de la independencia. Y desconfía de los apocalipsis de los integradores y los relatos paradisíacos los secesionistas.

El debate entre los primeros y los segundos no es necesario. Ninguna palabra moverá ni un milímetro las posiciones de unos y otros. Son los terceros quienes buscan, legítimamente, razones y palabras. El proceso será posible si dejamos que la tercera cataluña pueda medir en la balanza de la indefinición su mañana. Lo mejor que pueden hacer la primera y la segunda Cataluña es dejar que el relato se construya. A pesar del ruido, ahora es la hora de las palabras."

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