Uno de los principios inmutables de la política dice algo
así como que las cosas se tienen que poner muy mal para empezar a enderezarse.
Algunos indocumentados comparan esa realidad con el segundo principio de la
termodinámica o la ley de la entropía. Mas bien tiene relación con el
refranero: no se pueden hacer tortillas sin romper huevos.
El movimiento 15 Mayo no se libra de sufrir en sus carnes el
deterioro del paso del tiempo. Sea por los calores del verano o por la
agitación vivida en el agosto madrileño parece que el 15M sufre el conocido
como desgaste de los materiales. Me acabo de enterar que en la última asamblea
de Madrid- perdón si mis datos están equivocados pues resulta fácil equivocarse
de fecha vista la hiperactividad asamblearia del movimiento- los reunidos han
decidido sumarse a una
manifestación convocada por los sindicatos para mañana día 6 de Septiembre.
Hasta aquí todo bien. El movimiento 15M es o debe ser un grano gordo en el culo
del sistema que active todos los mecanismos de defensa que la sociedad sea
capaz de ofrecer. Que mejor éxito para el 15M que en España se creen las
condiciones para que partidos, sindicatos, movimientos sociales, etc. se pongan
al frente de las manifestaciones a favor de los cambios que la sociedad
necesita.
Lo malo es cuando la creatividad del 15M se manifiesta a
favor de asistir con una pancarta en la que textualmente se les da a los
sindicatos “las gracias por venir”. Me parece prepotente. Me parece un mal
chiste. Los sindicatos en este país en su momento fueron el 15M que la sociedad
necesitaba. Tienen muchos fallos los sindicatos, es cierto. Padecen una
incapacidad para situarse en un mundo laboral en mutación. Se han convertido a
los ojos de los trabajadores en estructuras dedicadas exclusivamente a la
defensa corporativa de los trabajadores de las grandes empresas y de la función
pública. Peor todavía, muchas veces parece que su actividad se dirige a
fortalecer sus estructuras profesionales como primera misión. Pero sin los
sindicatos, estoy seguro, la quiebra del estado social sería inminente. No
conviene despreciar la capacidad de movilización de las bases sindicales ni el
prestigio que su voz tiene en muchos colectivos de trabajadores.
Diré una cosa para que se me entienda: si el movimiento 15M
quiere erigirse en espíritu único de la rebelión, en el depositario de la
verdad y en la vanguardia de la revolución que conmigo no cuenten. Yo ya dejé
de creer en vanguardias, en principios sacrosantos y en fuentes de legitimidad
basadas en la pureza de los discursos. Y en cuanto a legitimidad he visto pasar
delante de mi decenas de iniciativas políticas de izquierda, cientos de
programas. Muchos de ellos se consumieron, igual que nuestras ilusiones. Pero los sindicatos siempre han estado aquí mismo, a trotecito lento si ustedes quieren, pero aquí han estado, aquí han permanecido. Estoy seguro de que cuando los jóvenes que hoy tienen dieciséis
años tengan la edad que yo tengo ahora los sindicatos estarán allí. Un respeto,
por utilizar una palabra que ha hecho carne con el movimiento 15M.
El movimiento 15M no puede convertirse en una caricatura de
si mismo. No entiendo cómo es posible que con un método de discusión tan
garantista no hayan surgido voces en la asamblea de marras para reconducir el
tema. Eso es lo mas preocupante. Que el movimiento 15M, por aburrimiento y
desatención de la gente, gente entre las que me incluyo, se convierta en el
espacio de una minoría, tan respetable como ustedes quieran, pero una minoría que se lo guise y
se lo coma. Un síntoma fatal de las organizaciones es el adanismo, el creerse voces únicas recién llegadas.
Por supuesto que si los sindicatos ante esa prepotencia, ese
error infantil y algo chulesco, se equivocan y adoptan una actitud defensiva y
ofensiva tal como demuestran algunos epítetos que desde las organizaciones
sindicales se han lanzado contra la “ocurrencia” del 15M, vamos apañados. Será
lo que nos faltaba para el duro.
Dicho todo esto solo me queda pedir que mañana acudamos
muchos a la manifestación y que sea un éxito. Aquel que no comulgue con los
sindicatos, que le de asco marchar de la mano de los mismos, lo tiene fácil:
que no vaya. Seguro que encuentra otros días, otras horas para manifestarse por
los mismos fines. Cualquier cosa antes de ir a tocar los cojones a nadie que no
se lo merezca.
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