29 de septiembre de 2006

Inmigrantes estafados. Mafias del tráfico de personas.



Inmigrantes, originally uploaded by kiketaberner.

Cuando hablamos de inmigrantes o emigrantes- según el lado en que nos encontremos- hablamos sobre todo de situaciones de necesidad. Pienso que nadie quiere mudarse de su país teniendo cubiertas sus necesidades básicas. Otra cosa es que se vaya buscando la mejora en la creencia de que con unos pocos años de sacrificio podremos retornar a nuestro propio país en unas condiciones muy mejoradas: con un capital para un negocio o unos recursos para montar una casa o mantener dignamente a una familia. Aquí es donde empiezan los problemas. Los españoles todavía tenemos en nuestro recuerdo el mito del indiano y eso nos hace a veces engañarnos a nosotros mismos. Si repasas los acontecimientos en tu propia familia (no existe el español que no haya tenido familiares o parientes en la emigración europea o americana) te percatas de que a la vuelta de los años el sacrificio apenas ha permitido mejorar las condiciones sociales de la parte de la familia emigrante con respecto a la de la familia que ha quedado en España. Los hijos de la primera generación más o menos han llegado a los mismos niveles profesionales o de calidad de vida tanto en un caso como en otro. Incluso es bastante normal, sobre todo después de estos veinte últimos años de desarrollo español por encima de la media, que con ocasión de encuentros familiares los de fuera comprueben, no digo yo que con cierta dosis de envidia, que los de dentro han prosperado más y encima parezca que tienen mejores condiciones de vida. Quiero decir con esto que si los habitantes de los países que hoy se vienen o se quieren venir a España tuviesen cierta confianza en el futuro de su país dudarían en venirse. Es decir que la gente viene porque viven en un estado de desesperanza y no confían en el porvenir de su país. Es posible que lo mismo pensasen los españoles de los cincuenta y los sesenta. Habría que preguntárselo. A lo mejor también influían entonces en la decisión las condiciones políticas de España. En cualquier caso los españoles que en esos años huyeron en busca de nuevos horizontes hoy no saben si no hubiera sido mejor quedarse, eso es seguro lo que piensan muchos de los que marcharon a América. Cuando la crisis de los últimos años ha afectado a las economías de países como Argentina o Venezuela, no digamos nada de Cuba, los españoles de esos países han sufrido un menoscabo de sus condiciones de vida que cuando tienen la ocasión de retornar a España de vacaciones por ejemplo se echan las manos a la cabeza contemplando la supuesta prosperidad de la España que ellos dejaron en su día.


Por cierto que indianos ricos, haberlos los ha habido, pero muchos menos de lo que nos creemos. Para que un indiano retornado a Galicia o Asturias, pongamos por ejemplo, montase casa suntuosa con palmeras y magnolios en el jardín y contribuyese a la construcción de la escuela de la aldea, quedaban miles en América en todo tipo de condiciones pero no precisamente en la abundancia. Todos conocemos el chiste del haiga. Para los que no lo conozcan decir que durante muchos años el coche grande tipo americano importado en España se le llamaba popularmente “haiga” porque, se dice, a lo mejor alguien me contradice, que sus compradores pedían en los concesionarios “el coche mas grande que haiga”.

Hoy creo que existe el mito del indiano al revés. Algunos de los inmigrantes americanos en España cultivan el mito indiano de los nuevos tiempos hablando maravillas de las posibilidades en España y exageran ante sus parientes las posibilidades del país. Reproducen algo que nos suena a los españoles, la frase de “vente pa Alemania, tio” grito de guerra cómico y cinematográfico de los años sesenta y setenta españoles. Hoy el grito es “vente pa España, primo”.

Al calor de estos fenómenos tan antiguos como la emigración- ¿a quien le gusta presentarse o volver como perdedor?- se alimentan sin embargo estrategias mafiosas muy pensadas. Hablo de los estafadores que se aprovechan miserablemente de las personas que quieren venir a trabajar a España. Hace poco un amigo uruguayo me mandaba un recorte de periódico en el que una supuesta empresa argentina ofrecía puestos de trabajo y tramitación de residencia por la nada pequeña cifra de 500 dólares USA. A los africanos que viajan en cayucos hasta Canarias les sacan los nuevos negreros los 800 euros por el pasaje. Hay que reconocer que los africanos apuestan más que el dinero, apuestan su propia vida. Pero la estafa a los latinoamericanos es de aupa. Es mentira que en España se estén pagando sueldos de mil euros por trabajos sin cualificación y tres mil por trabajos cualificados. Es mentira que en España sea fácil conseguir un puesto de trabajo sin haberte visto la cara, simplemente con un curriculum malamente armado por agencias de tres al cuarto. Es mentira que el trámite posterior a la oferta firme de trabajo, en el caso de conseguirse, sea coser y cantar. Es mentira otro de los grandes mitos- lo estoy comprobando por las visitas que recibo en un post reciente en el que trato sobre la situación de los pueblos españoles abandonados- de que en muchos sitios de España y para recuperar población te ofrecen trabajo y casa gratis.

Para los no enterados sería bueno informarles de la existencia de una cosa que se llama “Situación Nacional de Empleo” que permite a las autoridades laborales discrecionalmente negar o alargar los procesos de autorización y/o visados. Todavía sigue habiendo, a pesar de la última regularización, más de medio millón de extranjeros sin permiso de trabajo ni residencia. De ellos más de la mitad corren riesgos de ser expulsados en los próximos meses. Informamos que los tiempos recientes en los que Zapatero y el gobierno socialista parecían querer aliviar determinados mecanismos de control de la emigración han pasado a mejor vida. Hoy el gobierno socialista está pidiendo perdón por haber sido tan “magnánimo” y “acomplejado” con los pobres inmigrantes. Se acabó: la palabra de orden es: políticas europeas; no a la regularización masiva; no al automatismo permiso de trabajo=permiso de residencia.

Y voy a explicar la razón fundamental: vamos a asistir a una caída en el crecimiento, va a haber mas dificultades para mantener el empleo en aquellas actividades ligadas con la construcción y los servicios y los trabajadores inmigrantes se van a convertir en perceptores de subsidios de desempleo y para evitar que esos periodos de carencia se alarguen es necesario que no lleguen nuevos trabajadores por lo menos en las proporciones colosales en la que lo están haciendo en estos últimos años- para el que no conozca el dato casi cuatro millones de personas en menos de diez años en un país que no llegaba a los cuarenta millones de habitantes. También porque los servicios sociales del país están empezando a fatigarse por la constante llegada de gentes. Es verdad que el saldo es favorable al país, se calcula que mas de la mitad del crecimiento español es debido al esfuerzo de los trabajadores foráneos, pero con el tiempo van llegando los hijos que requieren la misma formación que los nacionales, con el tiempo las familias se reagrupan y traen a sus mayores que requieren mayores cuidados en los hospitales que las generaciones jóvenes. Y con el tiempo, sobre todo esto, la gente española empieza a ser victima de la peor de las enfermedades sociales: el miedo al extranjero. Nuestra derecha emulando a los LePen o Sarkoszy levanta la bandera de la lucha contra la inmigración ilegal y esa bandera es seguida desgraciadamente por muchas personas, de tal manera que hasta la izquierda se contamina del miedo a las avalanchas.

Siento ser tan aguafiestas. He dudado mucho antes de escribir este largo post. No me preocupa que alguien me diga que mejor haría en movilizarme a favor de los inmigrantes que se encuentran en España sin papeles; es cierto: los movimientos en España a favor de los derechos de los inmigrantes son muy precarios, empezando por ejemplo por la misma Iglesia Católica que mantiene un perfil bajo muy sospechoso sobre la materia. Es posible que más de un lector me acuse de exagerar. Bueno, allá cada cual. Todo el mundo tiene derecho a buscarse todo tipo de fuentes de información. Pregunten a sus amigos de España y pídanles que les contesten con el corazón y la cabeza y que no les cuenten mitos. Infórmense en fuentes oficiales sobre la oferta laboral en España, diríjanse directamente a empresas particulares pero por favor no se pongan en manos de la peor casta de los explotadores modernos: los traficantes de ilusiones. Ni que sean españoles ni vecinos de su barrio.

No quiero terminar sin decirles una cosa: hay mucho trabajo en España, pero trabajo muy mal pagado que los españoles no quieren. Es posible que sea mejor que lo que ya tienen, es seguro que con el tiempo podrán mejorar su situación. Muchas personas en España se alegran de contemplar la nueva variedad racial de nuestras calles. Otras muchas les necesitan: nuestras familias y ancianos, muchas de nuestras empresas. Pero piénsenlo bien antes de venir. No se crean tanto como se dice sobre la facilidad y la explosión de prosperidad de España, como dice el refrán español tampoco aquí “atamos a los perros con longanizas”

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