5 de mayo de 2006

Uruguay vs Brasil. ¿Por qué Uruguay vive de espaldas a Brasil?


originally by liukai0823.
Final de la Copa del Mundo 1950. Uruguay vence a Brasil por 2-1 en Río de Janeiro. Importante hito en la historia de Uruguay más allá incluso de lo deportivo.

Un misterio que preocupa a muy pocas personas desvelado en exclusiva en las páginas del Angel de Olavide.


Desde Montevideo el Licenciado Sergio Medina, corresponsal en Latinoamérica, responde a tan apasionante reto intelectual:

Trataré de resumir y esquematizar:

1) Históricamente, con Argentina estamos pegados desde la colonia (recuerda la lucha de puertos, las invasiones inglesas, el proceso independentista, la liga federal, etc. etc.). A las dos capitales las une su cercanía y, a las provincias de uno y otro lado, la experiencia de la liga federal artiguista, que abarcó a Misiones, Entre Ríos, Córdoba y Santa Fe (las provincias de más riqueza en la Argentina, ubicadas todas al oeste del río Uruguay). Las familias del patriciado colonial, las grandes masas de inmigrantes de principios y mediados del S.XX, y las migraciones económicas de los años setenta, han generado y generan un constante entrecruzamiento de personas. Nos une también el mismo idioma, las mismas costumbres, diferenciándonos en que los uruguayos somos más melancólicos y de perfil bajo, si se nos compara con la estridencia porteña (aunque no con la gente de las provincias argentinas). La televisión, la radio y la prensa escrita de Argentina nos bombardean a toda hora. Como ejemplo reciente, baste recordar la corrida bancaria de 2002. Yo soy de los que sostienen que si no hubiera sido por el temor transmitido por los canales de noticias argentinos, Uruguay soportaba perfectamente el cimbronazo, ya que las arcas del Banco Central tenían casi 8 veces el total de dinero circulante en el país.

2) En cambio Brasil está lejos, muy lejos. Históricamente, Brasil se nos quedó con la mitad del territorio en 1851 (en realidad se la regalaron los colorados, pero son muy hábiles para disfrazar esta cesión) y antes había invadido nuestro territorio transformándonos en la Provincia Cisplatina. Todo ello hasta hoy provoca recelo. Por otra parte, la frontera con Brasil casi no existe y de hecho, hasta el día de hoy en los mapas figuran enormes tramos en línea punteada, que indican que el límite definitivo aún está en discusión. Y es que Rio Grande do Sul es una inmensa penillanura de pastos, donde habitan los gaúchos, que al mate lo llaman cimarrao. No hay sino pequeños poblados en algunos puntos, que generalmente se formaron para aprovechar la infraestructura educativa y sanitaria del lado uruguayo. Las metrópolis, los centros de poder político y económico, están en otra galaxia. Y para peor, hablan otro idioma. Y los uruguayos, que mal que nos pese tenemos algunas cosas en común con los argentinos, no vemos más allá de Río Grande do Sul y compartimos el estereotipo de que los vivos somos los rioplatenses, mientras que los brasileros son un montón de negritos que se la pasan holgazaneando, jugando al fútbol y practicando todo tipo de aberraciones sexuales. El 99,9% de los uruguayos viaja a Buenos Aires, a Córdoba, a Bariloche. Nadie va a Sao Paulo, Rio de Janeiro o Bahía. Lo único que conocemos de Brasil son los supermercados que hay en dos puntos de la frontera (enormes galpones en minúsculos pueblitos donde no hay sanidad ni saneamiento), donde compramos comestibles, vaqueros y calzados deportivos a muy bajo precio. En los últimos años, los jovencitos han adoptado la moda de ir a Florianópolis en el verano, pero también queda en Río Grande do Sul, así que mucho no se avanza. En Uruguay, aprender idioma portugués es una extravagancia. ¿Para qué, si no tienen nada que enseñarnos? La norma de TV es diferente, así que los canales no se ven en nuestro país. Las ondas de radio están impedidas de llegar y solamente se escuchan en la frontera, amén de que
únicamente difunden chamarritas gaúchas que solo disfrutamos los fanáticos de la música (y por un rato, nada más) y mensajes de las iglesias evangelistas hablados en portuñol. La prensa escrita llega a Montevideo 1 vez a la semana a dos kioscos de la plaza Independencia y de la avenida 18 de julio. El portugués por lo tanto, no se precisa. Al fin y al cabo, las vendedoras de todo tipo de mercancía que hay en las tiendas de la frontera, hablan portuñol y las que no, se hacen entender con una amabilidad y una gentileza rayana en la genuflexión.
Nota: en los últimos años se ha instaurado en algunos liceos públicos al portugués como materia optativa, pero tiene el mismo nivel que el inglés: cuando terminas el liceo no tienes ni idea de qué se trata.

3) Súmese a esto, el hecho de que la clase política uruguaya es demasiado numerosa y suele ser poco calificada y/o se preocupa únicamente de adoptar posturas para llamar la atención de la prensa y los votantes, de modo de mantener el sillón en la siguiente legislatura. Son contados los legisladores que se toman su tarea en serio. Y lo mismo sucede con los ministros, que suelen hacer la plancha y recambiarse cada dos años, pues con dos años de ministro se pueden jubilar de tales; y hasta te diría que similar actitud adoptan los presidentes. No ha habido una política de comercio exterior coherente y continua, ni siquiera ha habido una política. Tan solo algunas giras presidenciales (las más fastuosas sin duda fueron las de Sanguinetti, quien se hacía acompañar por delegaciones de hasta 120 personas) para pasar la gorra (y en el caso de Sanguinetti, para coleccionar doctorados honoris causa). Te cuento una pequeña anécdota que ilustra en manos de qué gente está (o estaba) nuestro comercio exterior. En 1992 me anoté para participar en un módulo de un curso de comercio exterior, pues trataba de temas que no había visto en mi formación anterior, de 1985 (especialmente lo referido a patentes). Cuando vi los nombres de alguno de los estudiantes y su ocupación, me quise morir. El Secretario General de la Dirección de Comerció Exterior, dependiente de la Cancillería, estaba aprendiendo los rudimentos del comercio exterior. El Jefe de Importaciones y el Jefe de Exportaciones del LATU (Laboratorio Tecnológico del Uruguay, famoso por su aura de gran profesionalidad y cientificismo), también estaban dando sus primeros pasos en el comercio exterior. Y seguramente me estoy olvidando de algún otro. No vayas a pensar que eran contadores o economistas especializados en otras áreas, que en ese momento completaban su formación: eran unos mozalbetes de mi misma generación, que ni habían pasado por la Universidad, o tenían algún año suelto de Derecho o Economía.
Con este nivel, no puedes pedir que la clase política calibre a Brasil en su justa medida.

4) Last but not least: Uruguay históricamente ha pendulado entre Argentina y Brasil, pues siempre existió una fuerte rivalidad entre los grandes, y a éstos siempre les gustó tenernos de su lado, arrojándonos algún huesito. El problema es que ahora Brasil se ha hecho amiguete de Argentina, para que ésta no se una a Chavez y amenace su hegemonía.
Y es que como ya te manifestara antes, Brasil es el gran titiritero que siempre hace lo que se la antoja. Su política exterior y su geopolítica es la más sólida de todas las que conozco. El Planalto le pasa el trapo a Estados Unidos y a cualquier otra cancillería que se te ocurra. Jogo bonito.

5) En definitiva: A pesar de no calibrar a Brasil en su justa medida, no es que Uruguay no se quiera congraciar, es Brasil quien decide cuándo, cómo y con qué intensidad. Y Argentina es ciclotímica: a veces te abraza y te da las dos manos, y a veces te corta las tuyas. No hay paradoja. Esa sensación de paradoja tuya se parece a la de los izquierdistas de por aquí, que ingenuamente pensaron que el compañero Lula iba a ser como el Tío Chávez, y nos inundaría de dólares y oportunidades comerciales. En su ingenuidad, llegaron a pensar que el compañero K. iba a hacer lo mismo, sin darse cuenta de que K. no es de izquierda ni de derecha ni de centro: es peronista puro y duro.

En gruesas pinceladas, estos son los factores que buscan explicar las relaciones entre los dos grandes y el estado tapón. Y esa expresión que tanto te ha gustado- el estado tapón- no es mía. Ignoro su autor, pero seguramente fue alguien que estudió a fondo la declaratoria de nuestra independencia, donde no nos independizamos de España sino de Brasil. Si alguna vez observas el cuadro que inmortaliza la declaratoria, verás un estrado con las banderas de Argentina, Brasil, Uruguay e... Inglaterra!!! Lord Ponsomby fue el encargado de clavar una cuña entre los dos grandes. Otro día comentamos mas sobre esta circunstancia y nos haremos eco de una nota escrita en 1954 por Vivián Trías en su libro “Las Montoneras y El Imperio Británico”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ta muy bueno y concuerdo. Corregí que Florianopolis está en Santa Catarina

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