Diré por adelantado, así si a usted le dan reparo mis ideas se puede ahorrar el tostón que me permito infligir a mis escasos lectores, que soy partidario de la desaparición “cultural” de la fiesta de los toros. Considero que en algún momento la sociedad española mayoritariamente decidirá no acudir a tales festejos y en ese punto no habrá presupuesto público capaz de sostener tal andamiaje y eso que las cifras que ya se dedican a esos propósitos son bien elevadas en la actualidad. De hecho esa dinámica ya está muy adelantada y por muchos fenómenos tipo José Tomás que aparezcan en el ruedo la decadencia popular de la fiesta de los toros no hay quien la detenga.
Hasta los mismos empresarios declaran que el negocio en estos momentos es muy poco rentable y que disminuye de año en año. Por dar algunos datos estadísticos sobre la materia procedentes de la consultora Gallup el 70% de la población no tiene en la actualidad el más mínimo interés por la llamada fiesta y solo un 10% tiene mucho interés; a principios de los años 70 esos datos eran del 40 y del 31 por ciento. Por cierto que recomiendo el estudio de Gallup muy vivamente para conocer la sociología del asunto.
Puede que Esperanza Aguirre no se haya percatado del charco en el que se ha metido; claro que siempre que el PSOE también tenga los números presentes y la cabeza en su sitio, cosa que dudo mucho al escuchar algún comentario sandunguero de la ínclita, por cierto ustedes saben que es eso de ínclita, Leire Pajín que acusa a Esperanza de avalar la fiesta de los toros al mismo tiempo que disminuye la ayuda pública a la fiesta. Semejante argumento da prueba de la talla torera de la secretaria de organización del PSOE. Leire por favor o estamos a rolex o estamos a setas. Defínete mujer y no hagas faenas de aliño. En general la clase política no parece estar dando la talla. Todavía esta mañana en la Cadena Ser he escuchado a una política nacionalista vasco-navarra declararse al mismo tiempo partidaria de los encierros de San Fermín y crítica de las corridas de toros que los justifican. Por favor dediquen su tiempo a cosas algo más importantes.
Creo que la conciencia ecológico animalista y su contrapartida argumentativa basada en la defensa del nicho ecológico de los toros de lidia puede que no sea el elemento clave en la discusión hoy abierta en la sociedad española. Este aspecto sin embargo es el más novedoso de los argumentarios modernos en torno a la fiesta de los toros. Pero vuelvo a decir que la decadencia de los festejos taurinos se debe más a una cuestión de gustos sociales y estéticos que a la emergencia de nuevos valores éticos. Algunas veces incluso creo que el debate actual tiene mucho de artificial. Yo desde luego si estuviera a los mandos, dios me libre, de alguna campaña antitaurina recomendaría una estrategia más sostenible y menos bronca. Buscaría adormecer a los actuales defensores taurinos y no darles excusas para levantar la voz. Ya saben ustedes que España es un país que se levanta a veces al grito de vivan las caenas..
Habría que decir que en España el debate sobre la conocida como fiesta nacional es tan viejo como la misma práctica del conocido arte de Cuchares.
En 1986 Ediciones “El museo Universal” recuperó para la imprenta y desde el olvido una obrita titulada “Las Capeas y otros escritos antitaurinos”. El autor se llamaba Eugenio Noel, periodista, escritor y el mayor y más furibundo crítico de la España de charanga y pandereta de la primera mitad del siglo XX. Juan Barceló, Paco Serrano y María Dolores Cabra, por cierto cuanto echo de menos las tertulias en el almacenillo de la editorial de la calle Padilla, rescataron el más importante de los textos clásicos antitaurinos. Me imagino que el libro está ya descatalogado- no está disponible para la vista en google books- y no sé si será fácil encontrarlo en las librerías de viejo. Pueden intentarlo en La Tarde donde creo que todavía “oficia” el mismísimo Paco Serrano, autor del prólogo de esa edición que comento de 1986. Yo desde luego recomiendo la lectura de este libro. Para mí fue todo un descubrimiento. Procediendo de una familia muy taurina no estaba preparado para recibir aquel impacto de denuncias tan directas. Eugenio Noel fue un anticipado del Nuevo Periodismo.
Noel no era el primero ni sería el último de esa saga de antitaurinos. Es verdad que muchos intelectuales y artistas españoles, Picasso es el más ilustre de los que se suelen citar, han sido amantes de la fiesta. Pero no son pocos los que a lo largo de la historia intelectual de España se han pronunciado contra el espectáculo. Pero al lado de esos ilustres amigos de la fiesta no está de más por ejemplo reproducir aquello que decía Unamuno: “"Siempre me han aburrido y repugnado las corridas de toros."”. En la wikipedia hay un interesante artículo sobre esta pugna de cerebros a favor y en contra de los toros. El último episodio en esta larga lista de pronunciamientos antitaurinos que me ha impresionado ha sido el de Francisco González Ledesma en El País del pasado 5 de Marzo cuya lectura recomiendo.
Y esto es lo que hay. En lo que a mis ideas se refiere diré que no creo oportuno prohibir tales festejos, me refiero a la corrida, pero si reglamentar y prohibir algunas de las manifestaciones más crueles de los espectáculos tauromáquicos españoles como el famoso toro de vega de Tordesillas por ejemplo. Tengo la creencia que a la fiesta no la salva ni Esperanza Aguirre pero que más vale no despertar viejos fantasmas ni traer a juego debates sobre las esencias y las identidades. Yo con mi DNI ya tengo bastante identidad demostrable. No quiero que nadie me venga dando lecciones ni a favor ni en contra de las esencias españolas. Cuarenta años ya fueron suficiente dosis. No sé si me entienden. El que quiera ir a los toros que los pague. Y el que crea que es vital declarar la abolición de la fiesta que tenga toda la libertad para hacerlo. Pero que no toquen los cojones con debates estériles y argumentos identitarios. Yo no me siento representado en mi españolidad por la fiesta de los toros. Pero tampoco agredido por la legalidad del espectáculo.
En definitiva declarar la fiesta de los toros como un bien cultural o financiar festejos taurinos me parece indecente. Y manipular el debate para lanzar en su contexto argumentos antiespañoles absurdo y ridículo. Estoy cada vez mas harto de los nacionalistas de todos los colores y patrias. Que quieren que les diga. Quédense con la música de la portada y pasen un buen fin de semana y no me discutan de toros con el suegro por favor. Tengan la paella en paz.
6 comentarios:
Estimado Ángel de Olavide, llego a tu blog a través de un comentario tuyo en el blog de Carlos Osorio. Es curioso cómo poco a poco nos vamos conociendo los que frecuentamos ávidamente la madroñosfera dedicada al patrimonio histórico, un hecho cuanto menos esperanzador.
Enhorabuena también por tu blog. Aunque yo soy antitaurino y suelo abogar en este caso por una abolición "desde arriba", se agradece el tono conciliador y reflexivo de tu post, creo que bastante en consonancia con la posición, por ejemplo, de Javier Marías.
Saludos, y a cuidarse.
Hola Pasamonte
Digamos que soy antitaurino por razones éticas, estéticas- en definitiva culturales. Pero que me conformo, aquí y ahora, con que el llamado espectáculo de los toros no reciba ningún tipo de ayudas institucionales- "con mi dinero no" sería mi campaña- y que se legisle contra las prácticas taurinas mas denigrantes como el toro de la vega y otras historias. Pienso que la fiesta decaerá en no mucho tiempo. Opino que la abolición desde arriba no es el método adecuado por distintas razones. Pero incluso en ese caso estoy dispuesto a entender argumentos distintos al mio y sumarme a ellos si procediese. De momento lo que estoy viendo no me gusta un pelo. Ese clima de cruzada pro y anti me parece empobrecedor.
Muchas gracias por tus comentarios
Estimado amigo, he vuelto a escribir el comentario porque vi que había alguna errata. Bien, esto es lo que anteriuormente había expresado:
Una alerta de google me indica que ha elegido usted mi voz como "banda sonora" de su escrito. Muchas gracias. La verdad, es que ese pasacalle es muy bello, lo compuso el maestro Monréal y, como en todos los cuplés que abordan este tema, el torero muere en la segunda parte.
Verá, yo adoro a los animales por lo que ya supondrá que no me agrada ver cómo, de la tortura y muerte de un animal, se hace un espectáculo. Este es un tema complicado de tratar pero usted lo ha abordado de forma impecable. Le felicito por ello.
Es un honor que se haya pasado por aquí, estimada Olga María. Siempre he sido un gran admirador de la canción popular madrileña, del cuplé especialmente. Fui un visitante asiduo del local de la calle de La Palma donde su madre alegraba la vida a tantos madrileños y forasteros con su arte y su tremenda simpatía. Usted es una gran continuadora de su obra.
Un saludo y muchas gracias
Ángel, te puse un comentario en ésta entrada de tu blog y veo que no aparece, por eso lo vuelvo a intentar, decía que estoy completamente de acuerdo con tu opinión, y que ya puse una entrada en mi blog que consideraba politicamente incorrecta pero es como pensaba, en otro órden de cosas, te diré que nosotros (Aurora y yo), también estuvimos en el local de Olga Ramos de la calle de La Palma, nos gustó mucho
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