Una colección de fotos de mi amiga Brocco de la cárcel de Carabanchel en Madrid me despierta recuerdos de un corto periodo de mi vida que tenía sofocados en mi interior. Las razones del olvido no pueden ser otras que el tiempo pasado, la tristeza del recuerdo y el pudor. Cuando la palabra progre es pronunciada con tanto asco y desprecio por tantas gentes de este país, yo reivindico a toda una generación de jóvenes y no tan jóvenes que en los últimos años del franquismo supieron entregar su tiempo y sus desvelos a la lucha contra la dictadura. La gran mayoría de ellos no aspiraban a convertirse en políticos de profesión ni a recibir prebendas por su comportamiento. Hicieron lo que consideraban justo: movilizarse en las universidades a favor del cambio democrático, militar en partidos y organizaciones sociales desde la clandestinidad a favor de la emancipación de los trabajadores, de la mujer y de los pueblos del mundo. Por mucho que algunos de sus miembros posteriormente no hayan hecho honor a los ideales de aquellos años, la gran mayoría, repito, no pidieron ni recibieron el menor homenaje por su pequeño o gran sacrificio.
Por eso, no ha sido nunca motivo de exhibición para muchos, entre los que me encuentro, recordar sus estancias en la cárcel o exaltar sus padecimientos y torturas. Ahora veo como existe toda una legión de nuevos demócratas que dicen que padecieron mucho por sus ideas. Creedme, por favor, aquellos que leáis estas lineas: los que verdaderamente sufrieron inconvenientes en aquellos años no van por ahí luciendo sus medallas
Yo si estuve en aquella cárcel desde Enero a Mayo de 1971. España estaba en ese momento en estado de excepción por la suspensión del articulo 18 del Fuero de los Españoles. Esa suspensión permitía mantener detenido a cualquier persona sin límite de tiempo. No era necesario ser presentado a un juez ni ser señalado en una causa como imputado. Así por las bravas, un día cualquiera eras detenido, conducido a las dependencias de la Dirección General de Seguridad de la Puerta del Sol, donde actualmente ejerce como presidenta la señora Aguirre, interrogado y torturado durante los días que les viniese en gana a los expertos policías de la Brigada Político Social y conducido posteriormente a la cárcel de Carabanchel. Llegabas a tal establecimiento con un suspiro de placer por haberte librado de los calabozos inmundos de la Puerta del Sol, en los que durante semanas no habías podido ni lavarte la cara ni mudado de ropa ni haber podido hablar con un abogado.
Existía un fuerte reconocimiento, sino legal si práctico, por parte de las autoridades carcelarias hacia los presos políticos. Puedo decir. como ejemplo, que nunca tuve que ir a los comedores generales. No soy bueno en memoria de nombres y tengo cierta selectividad de recuerdos que me hace olvidar con mucha facilidad los malos momentos. No es el caso de hacer un relato de hechos pero si resaltar aquellos recuerdos que me vienen al ver las fotos. Hasta que te clasificaban pasabas unos días en una celda con otras personas, el periodo creo que llamaban a estos días. Me vino a visitar una persona que se llamaba, creo, Diego Cruz y que era el padre de una compañera, Paloma. Ya sabían por radio macuto en que condiciones precarias llegaba. A partir de ese momento forme parte de la comuna de los presos del PCE en la tercera galería que era en la que se "alojaban" la mayoría de los presos políticos (unos pocos estaban creo que el la sexta, luego contaré algo de esos pocos compañeros). En aquellos años los presos políticos tenían, teníamos, habilitadas algunas celdas como comedores privados. En una perfecta organización los compañeros nos turnabamos en mezclar comidas de la cárcel con la que mandaban las familias. Yo nunca supe que metía mi familia, todo iba para el fondo común. Los presos políticos eramos respetados o nos hacíamos respetar. Tengo que decir que apenas nos relacionábamos con los presos sociales. Todo giraba en torno al grupo, por cierto que el mas numeroso de entre los grupos políticos. Había presos de ETA, de partidos maoistas, uno o dos anarquistas, creo que ningún socialista y algún que otro exótico preso. Entre estos últimos recuerdo a un tal Gabriel, dirigente de un partido troskista-posadista, que era según él un "revolucionario profesional". Estaba casado con una inglesa y a mi su experiencia internacionalista me pareció siempre mas llamativa que las de mis propios compañeros, que no dejaban de ser simples estudiantes u obreros sin mayor bagaje revolucionario. Otro exótico colega era un mulato dominicano que militaba en el PACOREDO, bonito y divertido acrónimo de Partido Comunista de la Républica Dominicana. Entre mis compañeros recuerdo mucho a Tomás, carpintero de Tetuán, Gonzalo, obrero de Alcobendas, compañero de celda. A Santiago, un estudiante de Ponferrada y que fue vecino de calabozo en Sol. A Lovelace, Saenz de Santamaria, Irigoyen y otros estudiantes. Y a otros muchos cuyas caras sigo viendo nada mas que me lo proponga pero cuyos nombres se me han perdido en la niebla del tiempo. También tuve ocasión de estar un día entero con los compañeros de la sexta galería- fui elegido para representar a los de la tercera en una visita consentida por la dirección del centro con motivo de tan señalado dia-. Allí estaba la aristocracia de los presos políticos, recuerdo a Nicolas Sartorius, a Luis Lucio Lobato ya fallecido, al famoso, entonces, Cura Paco y alguno más. La fiesta del 1º de Mayo consistió en un "divertido" debate sobre Polonia y las huelgas mineras de Asturias, tema tan esotérico para mi entonces y ahora que creo que me llevé una desilusión. Yo me imaginaba la fiesta con globitos y banderitas rojas y muchos cánticos revolucionarios. Acababa de cumplir 20 añitos y no sabía lo dura que resulta la vida "política" partidaria, creo que no tenía vocación.
Sobre la vida en la cárcel, hay tantos testimonios por estos lares de Internet que me remito a ellos. Era muy aburrida. De vez en cuando el cabo-un preso de confianza que gritaba los avisos- te mandaba a "juezes" a departir con tu abogado. El mio era Duplá del Moral, que era a su vez hermano de otro compañero de fatigas militantes. Poco trabajo le di al no ser posteriormente procesado. El caso es que todos me decian lo mismo: no te preocupes chaval que tu estás fuera pasado el 1º de mayo. No se equivocaron. Creo que el dia 2 la voz del cabo chilló "fulanito de tal, con todo". Era esa la frase ábrete sésamo para salir pitando del recinto que ahora alegremente retratan Brocco y sus amigos fotógrafos. Recuerdo eso si, el ruido del chapeo. Cuando echaban el cerrojo de las celdas después del recuento. Era el momento mas triste del día. El resto era patio, charlas, debates, lecturas y comer. Alguna partida de ajedrez y poco más. No se si recordaría mi celda. Posiblemente no. Tampoco me llama la atención. El edificio de Carabanchel sigue los postulados del panoptismo. Un centro desde el que se ven todas las galerias que surgen del mismo. Te ven pero tu no ves. Esa es mi sensación actual. Veo las fotos pero no se realmente donde estuve. Es una sensación incómoda. Ahora la cárcel es un espacio abierto para las visitas. Lleno de grafittis y de restos fosilizados de una época que desapareció pero que todavía algunos añoran revivir como carceleros enterradores. A mi ya no me pillan. Pero los veo venir como dijo el otro dia el presidente Zapatero. No entiendo como algunos desean que alguien se muera en la cárcel.
5 comentarios:
Tu forma de escribir, aunque hables de palomas/ ratas voladoras, de las obras de la M 30 o de una ruta por el Madrid de los Austrias, es lo que hace especial cada uno de tus posts. No sólo tiene ud mucho que contar, admiradísimo ñor Ángel, sino que sabe cómo hacerlo para provocar esa cosa inmunda que se llama reflexión, capacidad que es privilegio de pocos, cada vez de menos.
No tiene precio que hayas compartido esto. Y que me cites (una vez más, que se que soy tu debilidad jiji), me llena de satisfacción, que diría Juancar.
(No me puedo creer que haya escrito semejante ñoñería; pst, que no sirva de precedente).
Muy interesante el artículo Angel,tuvo que ser una experiencia muy impactante la que pasaste, me gusta como lo cuentas sin mitificarlo ni hacerte el heroe, yo por suerte naci ya entrada la democracia, el año que se aprobo la Constitución si no me equivoco. Un saludo. Y otro para mi compi del atapuerca.
Felicidades por el artículo... he llegado hasta aquí porque he tenido un profesor buenísimo llamado Jesús Valverde, que ha trabajado en la cárcel y gracias a él me he empezado a interesar por la cárcel y busque esta palabra en la web de flickr y he llegado hasta aquí.
Tengo muchísimas preguntas en la cabeza...
Ángel, gracias por compatir tus experiencias y tus visiones. Es un placer poder aprender leyéndolas.
Una experiencia sobrecogedora de como un edificio sin mas puede acoger la vida de tantos hombres en su seno, y dejarlas marcadas para y por siempre.
Un placer leerte, amigo.
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