Después de un largo periodo de “silencio nuclear” aflora- seguramente bajo el impacto de las subidas, que se entienden irreversibles, del precio de los combustibles fósiles y de la aparición de posibles nuevos estados nucleares, Irán y Corea del Norte- nuevamente el debate sobre la energía nuclear.
Pero el debate al día de hoy adquiere matices y discursos novedosos:
- Se inserta en la cultura de la sostenibilidad. El discurso verde ha sido “comprado” por la clase política- informe Stern, etc- pero al tiempo se ha banalizado y perdido fuerza en la calle.
- La confusión entre los usos pacíficos y el empleo armamentístico de la energía nuclear se está trasladando a la opinión pública de forma interesada debido a las consecuencias del fracaso, ya plenamente reconocido, de la guerra de Irak. Todo ese debate no puede si no perjudicar la visión pacífica de lo nuclear como fuente de energía segura.
- Las industrias de las energías renovables han madurado y su discurso comercial ha calado en la ciudadanía que cree que cabe un futuro asegurado en lo energético mediante tecnologías sencillas y “amistosas”, baratas y generadoras de empleo. Toda la información sobre lo eólico, lo fotovoltaico, el hidrógeno y los biocombustibles está cargado de valores en positivo e incluso virtuosos. Está confianza alimentada artificialmente se acompaña de un discurso amable sobre las posibilidades del ahorro energético compatible con los usos crecientes y extensibles de todo tipo de energía tanto en los países desarrollados como los países industrialmente emergentes.
Todas esas circunstancias obligan a los partidarios de la energía nuclear a adaptar su discurso y modificar determinados parámetros de su actividad. Mientras que los movimientos verdes esperan, hasta con ilusión, que el debate aflore para renovar sus capacidades combativas bajo el paraguas de un discurso viejo pero que sigue siendo eficaz y mas “legitimado” socialmente, el “frente” nuclear se encuentra sin liderazgos claros- la industria ha resuelto sus problemas de dimensión e incluso practica un discurso verde y se introduce en el core business del negocio de las energías renovables- y sin cabeza política. En España la situación se complica debido a la existencia de un programa socialista imposible de llevar a la práctica, el del 2004, que ofertaba un proyecto muy en la línea de fortalecer las tesis de la moratoria nuclear máxima y sin embargo se encuentra con un perfil y modelo de consumo energético de alto consumo y menor valor añadido.
Por mucho que aparezca Felipe Gonzalez como nuevo gurú favorable al replanteamiento de las políticas de “cesta” energética no se percibe en España un movimiento sólido a favor de la energía nuclear. Falta el consenso de la comunidad científica y académica- aquí nadie se ha pronunciado en la línea Lovelock. Falta el impulso de los poderes empresariales metidos en batallas corporativas, caso Endesa por ejemplo, que les resta capacidad operativa. Y por último falta la sensación de amenaza y de riesgo de suministro- de una u otra manera el impacto de las subidas se ha ido soportando por primera vez en España sin grave incidencia inflacionaria-.
Y sin embargo las amenazas siguen ahí. Dependemos de un petróleo caro procedente en su mayor parte de zonas en riesgo catastrófico- políticos, militares y sociales. Dependemos de “grifos” gasísticos en manos de muy pocos proveedores. El empleo de la energía renovable es altamente dependiente de lo eólico que no da respuestas a los periodos de puntas de consumo- nuestros veranos e inviernos anticiclónicos. Las posibilidades de producción de biocombustible no tienen sitio en una agricultura que se ha ido especializando en producciones de valor añadido y que en materia de cereales no llega casi ni a cubrir nuestro consumo interno. Solo políticas muy forzadas de subvenciones masivas podrían reorientar las producciones hacia la colza, la soja y otros productos transformables en biodiesel. Y la palabra subvención está desapareciendo del vocabulario de la UE a favor de unas políticas más congruentes con el marco competitivo internacional y más orientadas a fijar las poblaciones rurales y su sostenibilidad con políticas distintas de las agrarias.
Parece que lo sensato sería diversificar al máximo las fuentes energéticas y mantener un mix de producción en el que lo nuclear tenga el espacio debido. No en vano llevamos 30 años conviviendo con la industria nuclear en nuestro país sin merma de nuestra calidad ambiental. Es verdad que los residuos radiactivos nos acompañaran durante largo tiempo pero también que existen, y se está forzando a ello, muchas líneas de investigación- transmutación, etc.- que anticipan para un futuro a no muy largo plazo la resolución e incluso el reempleo, como fuente de aprovisionamiento, de aquello que se sigue considerando el gran problema de la energía nuclear.
Algunos recordamos a Franco cuando decía aquello de “queda abierta este pantano”. Pues bien yo declaro abierto el debate nuclear. Aunque solo sea para mandar un mensaje a nuestros proveedores en línea de decirles “oigan ustedes, que yo no me voy a quedar inerme ante sus amenazas de cierre de grifos y subidas de precios escandalosas”. Por supuesto que también queda abierto el programa de ahorro energético: no a los 4x4, no a los trasvases hidráulicos, arquitectura respetuosa con el clima, conocimiento del coste real de la energía que consumimos y fuera las subvenciones indiscriminadas y sin sentido y tantos planes “prever” que lo único que hacen es beneficiar a tantas industrias, empezando por las eléctricas, que solo están comprometidas con sus beneficios.
Ya es la hora de responder a los problemas del futuro sin esconderse detrás de teorías como las de que siempre existirán energías alternativas y que el problema solo será de impacto de costes y precios. Debate total, transparencia total pero que cada palo aguante su vela.
2 comentarios:
NUCLEARES NO GRACIAS!!
Se nos había olvidado.
Es un eslogan pasado de moda??.
Loyola y González en el mismo barco?.
Nadie habla de actuar sobre la demanda!
El uranio tb tiene que ser importado, los europeos seguiremos siendo dependientes energeticamente.
En Francia Nucleares Si en España
Nucleares No. Si hay un accidente
nuclear en Francia, Dios no lo quiera, nos librariamos nosotros de la radiación??? No. Desgraciadamente no hay todavía un paraguas contra radiaciones atómicas, por lo que nos las comeriamos todas como los franceses. Dejemos de ser Quijotes y seamos realistas, como nuestros vecinos los franceses.
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