18 de noviembre de 2006

Excursiones desde Madrid: La Granja de San Ildefonso





calles cruzadas y colores
Originally uploaded by angel14.

Si quisiéramos revivir en el presente las formas de vida estamentales de la Castilla de los siglos medievales nada más fácil que hacerlo desde La Granja de San Ildefonso. La villa abajo, la corte y el palacio arriba y los burgueses y el pueblo llano repartidos por la trama urbana de la ciudad. Los Borbones hicieron de La Granja el paraíso del barroco. Músicos, cantantes y artistas iluminaban la corte estival con sus magníficos espectáculos de luz y de color que diría la genial Marisol . En el palacio, en los jardines y las fuentes se construían decorados y escenas que permitían desarrollar la lánguida imaginación de unos monarcas y unos cortesanos que ya padecían un anticipo del spleen moderno. Pero también fueron capaces de desarrollar industrias como las del cristal y atraer técnicas y formas de hacer que llenaron de encanto las mesas y las alacenas de las clases ricas e ilustradas del XVIII.

Hoy en día siguen perviviendo las formas y los comportamientos sociales de entonces. Salvo los reyes y la alta nobleza que solo aparecen por el palacio en fechas señaladas y cuya representación la tiene ahora una institución llamada Patrimonio Nacional, que aunque suena
e a película de Berlanga, es dueña de haciendas y patrona de decenas de trabajadores que cuidan del palacio y de los reales negocios, cuando paseas por la villa te puedes encontrar a los nuevos clérigos que adoptan la forma de intelectuales en retiro, a los nuevos siervos, trabajadores e inmigrantes al servicio de los nuevos señores y a los cortesanos modernos que no son otros que aquellos que siguen manteniendo el privilegio de tener en alquiler los pisos y las antiguas estancias propiedad de la corona con unas rentas bajísimas y que proceden en su gran mayoría de las castas funcionariales del antiguo régimen.

Señores y señoras de fina estampa sentados en los sillones de mimbre de las terrazas con sus jerseicitos de cachemir, sus panamás y los zapatos de piel de potro a la medida alternan con hijos e hijas disfrazados casi siempre de excursionistas de la Institución Libre de Enseñanza y con nietos y nietas jinetes con botas de espuelas y practicantes del noble deporte del polo. Normalmente hablan en contra del gobierno, en las épocas en las que el gobierno es socialista y del tiempo cuando en Moncloa se sienta uno de los suyos. Viven en La Granja de mayo a octubre y suelen acercarse los fines de semana del invierno. Son la columna vertebral del nuevo sistema de castas de la vieja ciudad y se consideran a si mismos la crème de la crème. El conservadurismo y la ranciedad de los decrépitos patriarcas se compensa con un cierto toque progre de los hijos y se amansa con el neopijerio de las nuevas generaciones cuyo mayor grado de compromiso social consiste en compartir las listas de reproducción de sus flamantes Ipod a lo Borjamari.

Coexistiendo con la noble casta de los paniaguados y poco a poco haciéndose los dueños del ambiente vemos a unas nuevas clases medias de profesionales y empresarios madrileños todavía en activo que han sido capaces de cambiar el paisaje humano de La Granja con uniformes y hábitos de vida algo menos ancestrales. El jersey de pico, la camisa de cuadros discretos, el pantalón de pana y el cuatro por cuatro son sus señas de identidad. Comparten cenas y tertulias de matrimonios y entre ellos surgen negocios y afinidades que luego llevan a la ciudad. Sus hijos son jóvenes más preparados que los neopijos de los que hablábamos antes y suelen tener ciertas aficiones artísticas que les hacen más presentables en sociedad. Algunos hasta llevan piercings y discretos tatuajes canallas que les convierten de alguna forma en los bohemios que sus padres quisieron ser de jóvenes. No dependen del alquiler de pisos y apartamentos del Patrimonio Nacional y mantienen las casas abiertas todo el año, aunque solo acuden los fines de semana y una pequeña temporada en verano.

Los menestrales, los trabajadores y modernos sirvientes han alcanzado unas cotas de prosperidad nunca vistas en tan noble y real sitio. Aun manteniendo un cierto aire de sutil servidumbre ante los antiguos superiores se les nota que van conquistando zonas de libertad- prácticamente toda la ciudad baja es suya- y que incluso se convierten en los nuevos propietarios y en las clases mas productivas de la zona. Se han apropiado de los comercios y los bares y apenas dejan hueco para que los diletantes “madrileños” abran nuevas alternativas comerciales, quitando alguna que otra librería de operístico nombre y alguna tienda de vinos que deben estar sufragadas por alguna institución turística benefactora mas que por sus escasas ventas a la vista del movimiento, es decir del no movimiento, que se percibe.

Dicho lo anterior que nos ha servido para demostrar que detrás de todo el escenario al servicio de los visitantes existe una riquísima realidad social y un excitante parque temático antropológico diremos algo de lo que pueda
resultar atractivo al visitante de unas pocas horas:

-unos jardines hermosísimos enclaustrados en un bosque maravilloso. Merece la pena acercarse a La Granja, en cualquier estación del año para disfrutar de una naturaleza que, aunque encorsetada en un orden barroco, nos acerca al conocimiento de los mejores espacios naturales del sistema central de España: los Pinares de Valsaín, las caídas de agua de la ladera norte, los paseos por los bosques de castaños del parque, los jardines florales y las enormes praderas. Entrar a La Granja por Navacerrada, las siete revueltas y la Boca del Asno es como hacerlo por un largo y enorme arco triunfal de la naturaleza. Recorrer los bosques mediterráneos de Riofrio una suerte reservada a pocos. Solamente por ello merece la pena el viaje.

-los palacios, dependencias reales e iglesias nobles. Que quiere que le diga. Son bonitos, delicados en ocasiones, curiosos a veces pero no llegan en magnificiencia a otras muchas joyas asequibles y de las que se puede disfrutar viviendo o estando en Madrid. La muy cercana Segovia contiene suficientes monumentos para llenar el interés de los aficionados a las piedras. Pero es verdad que el patrimonio arquitectónico de La Granja complementa muy bien el de la naturaleza tanto boscosa como ajardinada y de ahí la gracia del conjunto.

-las calles y el caserío de la parte baja. Para mi gusto una belleza en la que se alternan las nobles trazas de antiguas residencias familiares, de serranos y sobrios edificios públicos y de sencillas casas de pueblo en una especie de mixtura gustosa, anárquica y muy particular.

-las posibilidades gastronómicas. No voy a ser muy explícito en esta materia y prefiero dar consejos en positivo: llévese la comida de casa. Algún sitio algo interesante para comer exige reserva previa o formar parte de la casta dominante de la ciudad. Si acaso llegas a alguno de estos establecimientos ingenuamente, sin tal requisito, puede que te miren, en el caso de que se dignen mirarte, con tal suficiencia y conmiseración que te dejen planchado por unas horas. Esto no significa que se coma mal. En cualquier sitio le pondrán buena comida pero no es el premio que un visitante se merece. Eso se tendría que dar por descontado. Están a punto de abrir un nuevo Parador Nacional. Espero que esto sea un revulsivo para animar el precario ambiente de servicios gastronómicos. Si usted no se rebaja a la vulgaridad de la tartera doméstica, acérquese a Torrecaballeros, un pueblo cercano, donde podrá disfrutar de suculentos asados y otros manjares en el marco y con los servicios adecuados. Yo le recomiendo la Posada de Javier. Pero también son recomendables para estos menesteres otras villas y ciudades próximas, incluyendo la misma Segovia, como Turégano y Pedraza.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

soy de la granja y creo q en algunas cosas se pasa este comentario sobretodo en las gentes de la granja ,que los tiempos de servidumbre se acabaron hace mucho tiempo , los de madrid siempre son bien recibidos en este pueblo ( salvo se crean mas q nadie), por q las gente de este pueblo son personas acojedoras ,siempre q las traten bien , y respecto a la gastronomia, es mi pueblo pero te tengo q dar la razon no estan prepararos , y t pegan unas leches al comer , un saludo he invito a todas las personas ha visitar la granja ( aunque se traigan el bocata) hay mucho q ver.

Ángel de Olavide dijo...

Gracias por el comentario. Siento que mis comentarios hayan podido entenderse como algo despectivo con respecto a los naturales de La Granja. Antes al contrario. Mi pretensión era insistir como se han ido produciendo enormes cambios sociales que han dado la vuelta a la piramide social estamental. Y como sin embargo la ciudad mantiene un encanto antiguo que valoro en lo que vale.
La única crítica, que mantengo, es sobre el nivel de la oferta hostelera general que creo que es bajo. Posiblemente con el Parador se haya resuelto el asunto. En Segovia, Pedraza, Torrecaballeros, Cañicosa y muchos otros pueblos existen mejores ofertas y La Granja nunca debio quedarse atrás instalada en el sota, caballo y rey tradcicionales.

Teresa dijo...

Soy de La Granja, aunque hace ya muchos años que vivo fuera, y me parece que has dado en el clavo en todo lo que dices, desde fuera todo se ve tal como tú lo muestras. Enhorabuena por describir con tanto acierto la vida y costumbres de la Granja. En cuanto a la hosteleria, tienes toda la razón, mejor venir con el bocadillo o ir a comer a Turégano por ejemplo.

Ángel de Olavide dijo...

Gracias Teresa por el comentario. Ocurre una cosa curiosa con esta entrada de La Granja. Es muy visitada. Por los datos parece que por turistas o visitantes que buscan información sobre excursiones desde Madrid. Buscando en google encuentran este rollo mio. No hay muchos comentarios pero recibo de vez en cuando algun email de supuestos vecinos, y tambien de veraneantes, algo insultantes, lo que de verdad me llego a preocupar. De hecho familiares mios que tienen casa les parecio que mi escrito era un pelin agresivo contra los "madrileños".
Es verdad que tiene un cierto toque sarcastico. A lo mejor me he pasado y me gustaria, como en un comentario anterior, pedir perdon por ello. Pero, de verdad, lo que por lo que se ve, salvo en tu caso que agradezco mucho, no he conseguido transmitir es mi admiración a las gentes de La Granja, a los "nativos" sin que nadie se ofenda. Creo que son muy buena gente y que han demostrado su capacidad. Lo de la comida, pues es que es asi, que le vamos a hacer. Hay bares con tapas y platos infumables y no hace falta que de nombres. Existen restaurantes estimables pero sin obtener notas altas. Yo no se por que pasa eso...pero pasa.
Lo siento de verdad pero creo que esto de los restaurantes no deja de ser una cosa menor entre lo que escribí.
Un saludo Teresa y muchas gracias.
Angel

Anónimo dijo...

Esos pijos a los que te refieres son personas trabajadoras -igual o más trabajadoras que tú-, que van a La Granja pues se sienten de allí -muchos ellos durante muchas más generaciones que los "naturales de La Granja"-, algunos de ellos nacidos también allí -o en Segovia, que es donde ahora nacen los granjeños-.
Personas que aman a La Granja, que son amigos y amigas de sus "naturales", y que no se merecen para nada la sarta de tonterías que has escrito sobre ellas.

Ángel de Olavide dijo...

Pues gracias Juan por el comentario. Hay muchas formas de ver las cosas. Si usted cree que lo escrito por mi es ofensivo pues tiene todo el derecho a llamarme tonto. Por lo menos ha dejado aqui su comentario. Una vez mas pido disculpas si mis comentarios han podido herir a alguna persona en particular. Ahora bien no creo faltar a la verdad si digo que algún que otro pijo forma parte del paisaje humano de La Granja. Están en todas partes. Y algunos, es verdad, trabajan mucho. Y en general son buenas personas.
Saludos

Anónimo dijo...

LE RECOMIENDO QUE SE DE UN PASEO POR LA ZONA MENOS TURISTICA DEL PUEBLO EN LA QUE ENCONTRARA RESTAURANTES, BARES Y TABERNAS DONDE SE COME MUY BIEN, BARATO Y NO COCINA TRADICIONAL, MENOS TURISTICA PERO CON MUCHO INTERES.

TABERNA EL HABITO
UN SALUDO

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...