Una de sus últimas fotos. En Canals, en casa de Paloma y Enrique
Con 87 años manejaba su ordenador portátil IBM, su viejo ordenador, que según ella le sobreviviría. Su cuenta de correo en Terra, sus fotos. Incluso en alguna ocasión chateaba en el Messenger. Todo precariamente. Con paciencia franciscana aprendía a manejar archivos, a ordenar carpetas. No le tenía miedo. Pertenecía a una generación de valientes. Maltrataba los programas, se reía en la cara de los navegadores y programas de correo. Les hacia frente con la convicción profunda de que ella era la fuerte. Quería saber por que las cosas funcionaban así o de la otra forma. Siempre encontraba un método para hacer las cosas de forma distinta. Su lógica imperaba sobre la lógica de la máquina. Hoy creemos que necesitamos un ordenador cada día mas potente para hacer las mismas cosas. Ella decía: yo no necesito un ordenador nuevo para hacer las cosas de siempre. Su ordenador, un Pentium de la primera generación, tenía mas de 10 años. Ha estado al borde de la muerte técnica muchas veces. Nunca se ha formateado. Ha tenido infecciones de virus por un tubo. El único mantenimiento que recibía era de vez en cuando una limpieza de virus y una eliminación de archivos y programas sobrantes. Tardaba cada vez mas en arrancar. Era muy precario ver una foto que tuviese mucho peso. Pero ha funcionado hasta el último día. Me contaban que se aficionó en México en un Apple. En sus últimas vacaciones de Navidad manejó un ordenador nuevo de unos amigos- el de la foto. Pero siempre fue leal a su viejo y pequeño portátil. Gracias al ordenador mantuvo unidos a tres generaciones de sobrinos de distintos países y culturas. Gracias a sus emails supo encontrar la forma de que lo que la Guerra Civil Española separó por culpa de exilios y represiones volviera a unirse. Conoció los nacimientos y las fotos de decenas de nuevos sobrinos. Escribía cartas a los periódicos que alguna vez se publicaban. Cada verano desmontaba su portátil en Madrid y lo montaba en San Juan. Tenía que cambiar las conexiones y los accesos. Imprimía casi todo lo que recibía pero lo hacía para darlo a leer a las visitas y sobre todo a su hermana Carmen, que al contrario que ella era tecnófoba.
Teníamos la ilusión de que cambiase de ordenador para facilitarle su vida cibernética. Se hacia la longuis.
Descansa en paz Crucita. No sabes lo que echaré de menos no poder arreglarte el viejo cacharro una vez mas.
Con 87 años manejaba su ordenador portátil IBM, su viejo ordenador, que según ella le sobreviviría. Su cuenta de correo en Terra, sus fotos. Incluso en alguna ocasión chateaba en el Messenger. Todo precariamente. Con paciencia franciscana aprendía a manejar archivos, a ordenar carpetas. No le tenía miedo. Pertenecía a una generación de valientes. Maltrataba los programas, se reía en la cara de los navegadores y programas de correo. Les hacia frente con la convicción profunda de que ella era la fuerte. Quería saber por que las cosas funcionaban así o de la otra forma. Siempre encontraba un método para hacer las cosas de forma distinta. Su lógica imperaba sobre la lógica de la máquina. Hoy creemos que necesitamos un ordenador cada día mas potente para hacer las mismas cosas. Ella decía: yo no necesito un ordenador nuevo para hacer las cosas de siempre. Su ordenador, un Pentium de la primera generación, tenía mas de 10 años. Ha estado al borde de la muerte técnica muchas veces. Nunca se ha formateado. Ha tenido infecciones de virus por un tubo. El único mantenimiento que recibía era de vez en cuando una limpieza de virus y una eliminación de archivos y programas sobrantes. Tardaba cada vez mas en arrancar. Era muy precario ver una foto que tuviese mucho peso. Pero ha funcionado hasta el último día. Me contaban que se aficionó en México en un Apple. En sus últimas vacaciones de Navidad manejó un ordenador nuevo de unos amigos- el de la foto. Pero siempre fue leal a su viejo y pequeño portátil. Gracias al ordenador mantuvo unidos a tres generaciones de sobrinos de distintos países y culturas. Gracias a sus emails supo encontrar la forma de que lo que la Guerra Civil Española separó por culpa de exilios y represiones volviera a unirse. Conoció los nacimientos y las fotos de decenas de nuevos sobrinos. Escribía cartas a los periódicos que alguna vez se publicaban. Cada verano desmontaba su portátil en Madrid y lo montaba en San Juan. Tenía que cambiar las conexiones y los accesos. Imprimía casi todo lo que recibía pero lo hacía para darlo a leer a las visitas y sobre todo a su hermana Carmen, que al contrario que ella era tecnófoba.
Teníamos la ilusión de que cambiase de ordenador para facilitarle su vida cibernética. Se hacia la longuis.
Descansa en paz Crucita. No sabes lo que echaré de menos no poder arreglarte el viejo cacharro una vez mas.
2 comentarios:
pero qué dulce eres...
De verdad q me ha emocionado, parece mentira contacatar con el pasado,a traves pc.
R.I.P., una breve oracion es lo menos q puedo hacer x ella..
Gente asi recuerda un principio VITAL q se aprende en las fecultades de derecho, pero nadie aplica: LA FUNCION SOCIAL DE LA PROPIEDAD, o como lograr una sociedad mas humana entre todos,q a traves de un negocio y el legitimo lucro, se puede ayudar/hacer felices a los demas
Saludos espero nos veamos x aqui.
MIGUEL ANGEL
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